1. Incomodidad.

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Guiada por la pena, cerré la puerta en su cara, oyendo del otro lado de la madera como vociferaba un gran insulto al aire.
Me deslice sobre la misma, apretando mis acaloradas mejillas entre mis manos mientras un grito de frustración se formaba en mi garganta.

—Soy tan estúpida—Maculle entre dientes, tomando un par de mechones de mi cabello entre mis dedos en un intento de auto-castigarme por haberle hablado de esa manera tan vulgar.
Sintiendo como la vergüenza comenzaba a esparcirse por mi cuerpo.

Si bien me había asustado por su inesperada aparición, no tenía derecho alguno a hablarle así.
Ni mucho menos podía fingir que no lo conocía.
Pues ni bien nuestros ojos se encontraron, el baúl de mis recuerdos se encargó de enseñarme aquellas memorias de mis años más inocentes, en dónde aparecía el mismísimo hombre que estaba detrás de mi puerta.

Jaebeom, el hijo de la señora Lim.
Mi primer amor, y también, la persona más preciada en mi infancia.

Tenía dudas sobre si ese termino podría usarse en alguien que prácticamente era un desconocido. Pero en ese entonces, bajo la dulce mirada digna de una niña, el era lo más cercano a un príncipe azul.

La razón era bastante simple; el era guapo.
Y si eso no parecía suficiente, también era increíblemente amable.

Después de todo, no muchos adolescentes optaban por jugar con una niña solitaria cuando habían muchas otras cosas más interesantes por hacer.

¿Acaso existía algo mejor?
No podían culparme por haber desarrollado sentimientos hacia el.

Pero el problema empezaba cuando recordaba que yo; ya no era una niña.
Y ya no podía esconderme en la falda de mi mamá cada vez que sintiera vergüenza.
Ya no podía ser mal hablada bajo la excusa de "ser muy pequeña".

Huir por la pena ya no era una opción.

Y que por mucho que deseara volver el tiempo atrás y evitar que eso sucediera, debía aceptar la realidad.

Fui descortés, y debía hacerme cargo de mis actos.

Pero estaba tan avergonzada, que la sola idea de mirarlo a la cara hacia que me instinto me guiara hacia la ventana para saltar desde ella.
Porque había pasado varias cosas por alto, y entre ellas, el hecho de que el me vio en paños menores.

Si, la toalla me cubría, pero no se necesitaba mucho para imaginar lo que había bajo ella.
Y era muy consciente de que el me había visto, y la leve sospecha de que me siguió solo por eso, aumentó cuando el fugaz recuerdo de su mirada se instaló en mi cabeza.

No era normal, de hecho, abalanzarse así sobre alguien era imprudente.
Y sabía que no se trataban de movimientos impulsados por el miedo, sino por algo más.

Y ahí era cuando la cabeza comenzaba a dolerme. Pues no sabía como interpretar su comportamiento.

Era consciente de que mi cuerpo había cambiado mucho en los últimos años.
Había cosas en lugares donde antes solo era una línea recta, y mi rostro había pasado de ser redondo y blandito, a uno más marcado y estilizado.

No decía que era la chica más guapa que pisó la tierra, pero si lograba llamar la atención de algunos masculinos.

No era demasiado trillado creer que Jaebeom se había sentido atraído por mí... ¿o sí?

La impresión que había dejado había sido mala, y posiblemente el estuviera pensando en que mi escencia de niña torpe seguía intacta.

Y claramente, no era así.

SEESAW | Lim Jaebeom | [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora