40. Trato.

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Después de lo sucedido, Violet me ayudó a ordenar el desastre que había en la habitación. En silencio, ambos recogimos las cosas que Hyeon había roto en su ataque de furia, ella por un lado y yo por el mío. Ambos, tratando de no pensar en mi relato y en cómo nos afectaba la situación.

La sentía tensa, nerviosa y hasta asustada, pero en su exterior; hizo su mejor esfuerzo para no demostrar debilidad.

Sabía que lo hacía por mí, que intentaba hacerle frente a un problema que no era de ella.
Violet, siendo tan joven; demostró muchísima más valentía que yo.

Y estaba tan agradecido como orgulloso, pero a su vez; me sentí demasiado inútil.

Quería aportar algo más que lastima. Quería ser yo quién tuviera los huevos suficientes para ponerle un alto a todo lo que nos ocurría.
Pero el miedo y la angustia eran muchísimos más fuertes que yo. Y me dejaban paralizado, convirtiéndome en un obstáculo en el medio del camino para aquellos que querían cambiar la situación.

Violet me había dado una razón para ser fuerte, pero ya había tomado mucho de ella. Comencé a hacerme la idea de que, quizás, no sería tan egoísta de mi parte pedirle que estuviera a mi lado mientras la tormenta pasaba. Era comprensible, aún más teniendo en cuenta el momento que estábamos atravesando.

No lo hacía por mí, lo hacía por ella.

No era algo malo pedir algo como aquello... ¿O sí?

Yo ya estaba jodido... pero ella tenía mucho por lo que vivir.

Sabía que reaccionaria mal ante mi propuesta, así qué, para alivianar un poco las cosas; le sugerí que tomara un baño para relajarse un poco.
En silencio acepto, y se marchó con dirección a su habitación en silencio.
En los minutos en los que estuvo ausente, comencé a pensar en cuales serían las palabras correctas para proponer algo como tal.

Violet y yo no estábamos en buenos términos. Sólo había pasado un día desde la última vez que intentó alejarse de mi.
Sabía y era consciente de que todo se había ido a la mismísima mierda por culpa de la desesperación que me generó aquel momento. Pero las cosas habían cambiado drásticamente, y aunque no le gustara; yo era la única persona en la que podía confiar.

Con un nuevo plan en mente y mi cuerpo temblando como gelatina, me levanté del suelo en donde había pasado más de una hora pensando en que demonios hacer, y me dirigí a la habitación de la pequeña.

Al entrar, me sorprendí al no verla ahí. Pero me tomó unos segundos escuchar el ruido de la ducha proveniente de su baño privado.
Me acerqué a la puerta y golpee con mis nudillos sobre la madera.


—¡Un momento!—Gritó desde adentro, robándome una sonrisa.

—Apresurate, quiero hablar contigo—Anuncié—Es urgente.

A los pocos segundos, pude oír como algo impactaba contra el suelo, seguido de un quejido y una maldición por parte de Violet.
Supuse que se había tomado en serio lo de apurarse.

Cuando me dispuse a tomar asiento y esperar por ella, la puerta se abrió de repente, robandome un buen susto.

—¡Ya voy!

Violet, con su cabello mojado, vestida con una camiseta tres veces más grande que ella y los pantalones con estampado de corazones, corrió hacia donde yo estaba, con la respiración agitada y sus mejillas rojas.

Al verla de esa manera, mi corazón se estrujo. Era el ser más puro que alguna vez pude haber conocido, y ante las miles de emociones que me recorrieron con tan solo echarle un vistazo; me convencí de que haría cualquier cosa para protegerla.

SEESAW | Lim Jaebeom | [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora