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Estaba pasando, en menos de dos meses, iba a casarse con Louis Tomlinson, con ese alfa maravilloso que siempre había estado a su lado, soportando todos sus caprichos, ocurrencias y arrebatos. Y por primera vez, desde que se comprometieron, no sentía miedo ante la idea de atarse con un lazo a un alfa. Era maravilloso como después de admitir para si mismo que amaba a Louis, un mundo lleno de claridad se abrió ante sus ojos.

Harry no se engañaba, no es como si de repente estuviera dando brincos de felicidad y su personalidad fuera otra, seguía siendo el rebelde y descarriado de la familia, la diferencia es que ahora aceptaba que su corazón estaba tomado. Y estaba perfectamente bien con eso.

Durante mucho tiempo, lucho contra la idea de crear un lazo solido con algún alfa, nunca pensó que llegaría un momento de su vida en el que considerara la idea de emparejarse y tener familia, eso no iba con él. Pero ahora, con ese inmenso amor que sentía hacia Louis y por el remordimiento que le ocasionaba el peso de sus errores, estaba decidido a ser el mejor compañero del mundo.

Sabia que estaba haciendo las cosas mal ocultándole la pérdida de su cachorro pero el miedo a que, en cuanto lo supiera, lo perdiera era más grande. Era por eso que estaba decidido a recompensarlo y a redimirse con él. Sería el mejor omega para su alfa, quería llenarlo de orgullo y de felicidad. Harry era consciente de que no lo merecía pero trataría al menos de hacerlo feliz. Matrimonio, un lazo y cachorros, si eso era lo que su Lou quería se lo daría.

Por supuesto, era más fácil decirlo que hacerlo, redimirse le estaba costando la vida. Era tan difícil seguir las reglas y comportase que cuando terminaba el día se sentía exhausto. Y por muy determinado que estuviera, podía sentir una parte de sí mismo apagándose poco a poco, no sabía si alegrarse o deprimirse por ello. ¿ No tener los ánimos suficientes para causar problemas era bueno, verdad? Era inevitable pero una parte de sí mismo estaba extinguiendose mientras se esforzaba a ser lo que no era. Su consuelo era que quería que su familia se sintiera orgullosa de él, de ver como al fin, estaba tomando las riendas de su vida.

Sus esfuerzos empezaban a dar frutos una mañana en la que su padre bajó a desayunar. El alfa tenía muchos días buenos últimamente y todos se sentían aliviados al respecto, en especial Shawn. Esa mañana solo eran Harry y su padre, Shawn no había llegado a dormir y ahora que Zayn se había mudado con Liam, los desayunos eran un poco aburridos. Y solitarios.

-Me alegro de verte tan feliz, Harry. Veo que al fin te has hecho a la idea del matrimonio. ¿Cómo van los preparativos? Solo falta dos meses. ¿Estas emocionado?

El rostro de Harry brilló de alegría, era la primera vez en muchísimo tiempo que su padre se interesaba en él. Todo siempre giraba alrededor de Shawn y Zayn, problemas o alegrías, pero nunca alrededor de él. Quiso llorar cuando encontró la mirada interesada de su padre.

Aquí estoy, papá. Gracias por notarlo.

-Lo estoy. Casi todo está listo pero siempre surgen inconvenientes que necesito resolver sobre la marcha.

-Escuché que Zayn y tú discutieron por el asunto del omega de honor. ¿Que fue lo que pasó? ¿Ya no quieres que tu hermano te ayude?

-Ya está resuelto.-Harry picoteo la fruta en su plato. -¿Recuerdas a Niall? Le pedí que sea mi omega de honor y acepto. Ese fue el problema principal. Pero ambos están de acuerdo en ayudarme ahora.

-Bien. Me parece bien. -El alfa frunció el ceño al percatarse de que su hijo mayor no bajaba a desayunar. -¿En donde está Shawn?

-Llamó anoche, dijo que se quedaría en la oficina, tenía mucho trabajo pendiente.

-Se queda mucho en la oficina últimamente.

-Se parece a ti, trabaja demasiado.

El presidente suspiró y, tras tomarse unos minutos, se levantó de la mesa.

Hermoso, Coqueto y Vanidoso (Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora