Hermoso, Coqueto y Vanidoso (Larry)

29

Una semana después, cuando bajó del avión, dejó que la brisa fresca sacudiera sus cabellos castaños y que el aire frío erizara su piel. Un año atrás, cuando se fue de Londres, tenía en claro que sus propósitos para dejar su hogar eran recuperarse. Era necesario dejar aquel mundo que lo angustiaba y buscar su camino. Nunca pensó que volvería de esta manera, con la oportunidad de enorgullecer a su familia.

—¿Joven, amo?—Esa voz era familiar.—Sus maletas ya están en el auto.

Harry sonrió al ver al anciano Randy. Ese adorable ancianito alfa ahora caminaba un poco más encorvado y su pelo se había caído. Pero eso sí, seguía tan regio y orgulloso como siempre, con su uniforme bien planchado y su corbatín en su lugar.

Harry bajo corriendo las escaleras del avión y se tiro a los brazos del alfa. Randy se quejó cuando el pequeño Malik lo llenó de besos.

—¡Viejito hermoso!—Harry lo apretó con todas sus fuerzas.—¡Ya estoy de vuelta!

El alfa gruño.

—Lo estoy viendo con mis propios ojos, ¿Por qué tiene que gritarlo en mis oídos?

—¡Sabía que me habías extrañado tanto como yo a ti!

—Mis días han sido más aburridos, no se lo niego. —El alfa le dio unas palmaditas cariñosas en la cabeza. —Bienvenido a casa, omega revoltoso.

Harry le dio una sonrisa presumida.

—Ya no soy tan revoltoso como antes, para que te lo sepas.

—¡Já! Eso ni usted se lo cree.

Cuando iban en el auto, Harry rebuscó entre su bolso de manos.

Entre su equipaje traía regalos para toda la familia y Randy estaba incluido en esa categoría.

—Ran, te traje un regalito. —Harry sacó de su bolso un pequeño reloj de bolsillo bañado en oro, el cual tenía una pequeña fotografía de los tres hermanos Malik, cuando eran cachorros.

Al viejo alfa se le pusieron brillantes los ojos al ver la hermosa fotografía de esos tres diablillos, era una fotografía en especial, el día en que regresaron de la escuela y a Zayn se le había caído un diente. El pequeño cachorro mostraba orgulloso su dientecito mientras reía con una ventanita en su sonrisa. Shawn lo miraba, orgulloso, porque su pequeño hermanito no lloró.

Mientras que Harry, bailaba burlándose de él, porque ahora siseaba al hablar. Randy fue quien tomo la fotografía de todo ese escándalo.

—Aunque eres un cascarrabias, también nos criaste con amor. Eres parte de nuestras vidas y te lo agradezco.

Randy quería llorar.

—Ha sido todo un placer, Joven Amo. Gracias.

—Cuida mucho ese reloj, ¿quieres? Es muy valioso, si lo vendes te vuelves casi tan rico como nosotros. Es una antigüedad, me costó mucho conseguirlo.—Harry le hizo un guiño.—¡Es casi tan antiguo como tú!

Ya no.

—Iremos a casa para que descanse unas horas.

—Quiero ver a papá primero. En la tarde, quiero que me lleves a la Galería Nacional de Arte.

— ¿Adquirió un nuevo pasatiempo en Francia?

—Ran, no vas a creer todo lo que he logrado.

—Sin duda, no le voy a creer.

—Como siempre, tu fe en mí, me conmueve. —Harry le saco la lengua.—Ahora como castigo, no te contaré porque he vuelto.

—Oh, no. —Su voz estaba cargada de sarcasmo—Es una lástima.