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El intento de suicidio de Harry fue lo que terminó de destruir a la familia Malik y les abrió los ojos para descubrir que habían pasado por alto un grito de auxilio. Harry fue siempre extrovertido y problemático, era su naturaleza. Ya toda la familia estaba acostumbrada a enmendar los errores que cometiera. Por tal razón, que de la noche a la mañana intentara cambiar su forma de ser, era una advertencia que no debieron ignorar. Pero todos estaban tan felices con ese cambio de actitud y con la aparente tranquilidad y el compromiso que Harry hizo consigo mismo que nadie lo vio como una amenaza.

Para el presidente Malik, ver a su hijo en aquella condición solo revivió la agonía del pasado. Él ya había pasado por esto una vez. Estar al lado de una camilla esperando, con impotencia, por un milagro y una explicación. Preguntándose que había hecho mal, sufriendo por no ser capaz de proteger a quienes amaba.

Antes fue su amada Trisha. Su compañera. Y ahora era su hijo. ¿Qué sucedía con él? ¿Acaso solo sabía atormentar y empujar los límites de sus seres queridos?

El presidente Malik no supo manejar a su esposa, su carácter tan impredecible siempre fue algo que temer. Pero lo fue aún más su desorden de personalidad, Trisha fue diagnosticada y se mantenía bajo tratamiento médico. Habían días en los que su omega era una rebelde incontrolable, hacía lo que deseaba y no le importaban las consecuencias. Y otras veces, juraba ser otra persona, alguien más dócil y recatada. Lloraba y rogaba por ayuda. Pero al final del día, ambas personalidades chocaban entre sí y terminaba sufriendo ataques de ira y depresión. En sus últimos meses de vida, durante su embarazo, Trisha.

Tuvo que interrumpir su tratamiento para no dañar al bebé. Se le prescribieron nuevos medicamentos que no eran dañinos para su condición pero eran menos efectivos. Debido a ellos, se mantenía tranquila alrededor de los niños durante el día pero, por las noches, se personalidad sufría un grave trastorno y tenía ataques de ira y llantos incesantes. Muchas veces se lastimó a sí misma, el presidente Malik tuvo que controlarla para evitar que le hiciera daño al bebé que crecía en su vientre. Trisha no soportaría la presión por mucho tiempo y el Presidente Malik lo sabía. Pero nunca espero que ella decidiera acabar con su vida de aquella manera tan trágica y aún embarazada. Aún podía sentir en su corazón la angustia que sintió cuando descubrió que su omega no reaccionaba.

Esa noche llegó temprano a casa, un nuevo hábito que tomó para poder cuidar de su omega embarazada y de sus cachorros.

Cuidar a dos niños y al que estaba por venir durante todo el día, para alguien en la condición de Trisha, era estresante y cansado. Se hizo costumbre que él llegara y cuidara de Shawn y de Harry, se encargaba de los baños y de arroparlos para dormir.

Harry lo recibió lanzándose a sus brazos desde las escaleras y con un libro de cuentos infantiles en las manos. Los pequeños bracitos y los pies descalzos de Harry lo sujetaron con fuerza mientras lo cargaba.

—¡Papi!

—¿Fuiste obediente con mamá hoy, Hazz?

—¡El más obediente del mundo! Hoy casi no peleé con Shawn.—
Su cachorro solto un chillido cuando le hizo cosquillas.

El alfa observó con curiosidad el libro que su cachorro sostenía.

—¿Qué tienes ahí? ¿Quieres que lo lea para ti después del baño?

—¡Es para Zaynie!—La sonrisa cuadrada de Harry siempre lo derretía. —Nani dice que los bebés reconocen las voces. ¡Yo quiero que Zaynie me reconozca mientras está en la panza de mi Mami!

Hermoso, Coqueto y Vanidoso (Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora