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Louis llegó a la residencia de los Malik alrededor de las seis de la tarde solo para encontrar que su omega estaba enfermo. Habían quedado de encontrarse en la oficina porque iban a escoger el destino de su luna de miel y luego Louis quería llevarlo a que viera la nueva casa que había comprado para ellos. Esa era la sorpresa que quería darle. Pero cuando Harry no llegó y le llamó diciendo que se sentía enfermo y que no podrían verse hoy se preocupo.

Al llegar a la residencia Malik una sirvienta lo dejó pasar.

—¿Que es lo que tiene?

—Creo que fue un ataque de pánico, señor Tomlinson. El joven amo está en su habitación, nadie lo ha molestado para que descanse un poco.

—Está bien, gracias. Voy a subir.

Louis llegó al segundo piso, ninguna luz salía de la habitación del omega. Tocó la puerta con suavidad.

—¿Amorcito? ¿Estás despierto?

—Ninguna respuesta. —Voy a entrar, ¿esta bien?

Afortunadamente, la puerta no tenía seguro. Se encontró con un Harry profundamente dormido, su preciosa cara tenía marcas de estrés y respiraba con agitación, parecía estar teniendo una pesadilla. Se acercó a tomar su temperatura y no le gustó sentir que tenía algo de fiebre. Además otra cosa que lo puso alerta era el frasco de pastillas a un lado de su cama. Louis sabía que Harry tomaba tranquilizantes cuando tenía ansiedad, pero dudaba que esta vez tuviera receta médica.

—¿Harry?

El omega se despertó al sentir un beso sobre su frente.

—¿Mmm? —Al verlo, se sobresalto y se sentó de golpe en la cama. —¿Que estas haciendo aquí?

—Estaba preocupado. ¿Cómo te sientes?

Harry cerró los ojos cuando el alfa lo acomodó sobre su regazo.

El aroma a océano del omega estaba opacado con una pisca ácida de preocupación.

—¿Tuviste un ataque de pánico?

—No es nada. —La voz de Harry era ronca por el sueño. Pero Louis pudo escuchar un poco de aflicción en ella. Ahora que lo veía de cerca podía ver sus ojos hinchados.

—¿Estuviste llorando?

Harry trago con fuerza. Quería decirle que sucedió algo que lo aterraba pero no podía. Cuanto más pensaba en ello más cobarde se sentía. Guardo el secreto de lo que sucedió hace dos años porque lo avergonzaba y porque sabía que fue algo espantoso.

¿Cómo iba a decirle al alfa que amaba que lo estaban extorsionando? Y peor aún, ¿cómo decirle que había perdido a su bebé por serle infiel? Louis era un ángel pero ni él perdonaría algo tan horrible.

Lou lo siento.

—No quería preocuparte... lo siento...no es nada.—Harry estaba llorando otra vez. —Perdón.

—De acuerdo. —Louis le acuno el rostro entre sus manos. —Confía en tu alfa, bebé. ¿Que tienes?

—Yo solo...— Dile.—Entré en pánico otra vez.

—Esto ya me está preocupando. ¿Estas tomando los calmantes sin prescripción?

—Fue sólo uno.

—No lo hagas, Hazz. Es una orden, es peligroso automedicarte con estas cosas. Si tienes ansiedad habla conmigo o con tus hermanos. ¿De acuerdo?

—No voy a darme a mi mismo una sobredosis, tranquilizate.

Hermoso, Coqueto y Vanidoso (Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora