Capítulo 10 [Parte 1]

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Mire, agente, yo quiero dejar en bien en claro que Lucía no es una chica de andar haciendo esas cosas. A mi me llama mucho la atención, que quiere que le diga. Entiendo que una nunca sabe lo que le espera a la vuelta de la esquina. Y más hoy en día, que el mundo está patas para arriba, qué le vamos a hacer. Pero igual me extraña. Lucía es una chica seria, responsable; nada que ver con las chicas de ahora. Ella vino de su pueblo solitario, con ganas de aprender y trabajar, siempre contenta, bien dispuesta... ¿Y de repente se va? ¿Así nomás? ¿Sin avisar? No, no puede ser. Además, el sábado no es su día de salida. Ella sale el domingo. Los sábados se queda todo el día en la casa. ¿Entiende por qué me preocupo? Le tiene que haber pasado algo, no sé; a lo mejor la secuestraron, Dios no lo permita. Pero como el señor Buitrago está en muy buena situación, quién le dice que en cualquier momento no llaman para pedir rescate...
El señor Buitrago es mi patrón. Un encanto de persona...
No, la casa no quedó sola. Está el señor Buitrago, por si alguien llama. Y le aseguro que hasta ahora no llamó nadie. No pegué un ojo en toda la noche, imaginesé, como para dormir estaba yo...
¿Señales de lucha...? No, la casa estaba bien cuando llegué...
Sí, la puerta estaba cerrada con llave. No había nadie, ya le dije que la tenía que estar era Lucía y no estaba. El señor Buitrago llegó más tarde... No, no, disculpemé, me confundí. La casa no estaba vacía. Estaba Benito. En el sótano estaba...
Benito es un hombre que hace de todo, qué sé yo, es plomero, carpintero, albañil. El señor Buitrago lo conoce de la galería de arte. Y como le tiene mucha confianza, lo llama para hacer los arreglos de la casa. Ahora está arreglando unos caños en el sótano y también hizo una bodega. Bueno, él si estaba en la casa cuando llegué. Me di cuenta enseguida por los golpes. No sabe cómo se oyen en la cocina. Pero al ratito, nomás, se fue. Lo vi pasar por la ventana de la cocina, tan maltrecho, el pobre, con esa pinta que tiene.
No, no me dijo nada. Que me va a decir, si no habla con nadie...
No, no se me ocurrió preguntarle si sabía algo...
Como estaba a los golpes en el sótano, qué iba a oír desde ahí. Además a Lucía seguro que no se la llevaron por la fuerza, ya le dije que en la casa estaba todo en orden. Pero a lo mejor le hicieron el cuento del tío para que saliera. Y como la pobrecita es tan inocente, le pueden haber contado cualquier cosa, que yo estaba moribunda en un hospital y quería verla o...
Sí, ya sé que es domingo y que además es tempranísimo, pero, ¿qué quiere?, ¿que haga la denuncia dentro de una semana, cuando seguramente ya sea tarde y terminen encontrando a la chica muerta y tirada vaya saber dónde...?
¿Y qué tiene que ver que no sepamos de ella apenas desde ayer? ¿No es mejor avisar con tiempo? Si desapareció ayer, lo mejor es empezar a buscarla ya mismo...
¿Cómo que no desaparició? ¿No le dije que no está? Mire, agente, si no se sabe dónde está, es porque desapareció...
Yo no estoy nerviosa, agente. Estoy preocupada, que Noé s lo mismo. No dormí en toda la noche, me la pasé levantada. Los sábados tengo el día libre a partir del mediodía. Lucía y yo comemos juntas y después me voy a la casa de mi hermana. A la noche vuelvo a dormir, a eso de las diez, diez y media, más o menos, y nos vemos otra vez. Casi siempre la encuentro leyendo en la cocina, pero apenas llego yo, deja el libro y se pone a charlar conmigo. Ayer llegué más temprano... Y no estaba...

La Tercera Puerta (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora