Capítulo 33 [FINAL]

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En la panadería, Diego y Leo miraban el programa de noticias de la mañana mientras esperaban la llegada de Dora y Lucía, que, desde el allanamiento de la casa de Nicanor Buitrago, estaban viviendo en el departamento de la hermana de Dora. Además, las dos quedaron en hacerse cargo de la panadería por la mañana, para que los padres de Diego se ocupaban nada más que de preparar las comidas para el delivery del mediodía.
Los locutores del noticiero invitaban a una pausa para volver, en minutos, con más noticias.

_De no creer, hermano

_El tipo está más piantado que el coso ese del tango.

_¿Qué tango?

_Ese... Ya sé que estoy piantado, piantado, yo miro a Buenos Aires...

_La "Balada para un loco", salame. Pero ese es un loco lindo. Este es un asesino, un enfermo mental. Cada vez que pienso que Lucía estuvo viviendo en la misma casa que él...

_Y Dora también, che. Está bien que te guste mi prima, pero no te olvides de la pobre Dora, las podría haber matado a las dos.

_Mirá, ahí vienen.

Dora y Lucía entraron a la panadería. Dora, agitada, con los anteojos de leer en la punta de la nariz y el diario abierto, fue la primera en hablar.

_¿Se enteraron? Yo no lo puedo creer...

_Lo vimos recién en la tele -dijo Leo.

_Ahora me cierra todo -dijo Lucía.

_A mí no me cierra nada, nena, qué querés que te diga.

_Shh... El noticiero -dijo Diego, señalando el televisor.

_Como ya les adelantáramos hace unos minutos, fue resuelto el enigma de "el jorobado a cuadros", según el apodo que se oye en la calle y con el que la gente se refiere al supuesto cómplice de Nicanor Buitrago, el asesino de Barracas, quien trascendió en estos días por el macabro hallazgo que efectuara la policía federal en el allanamiento realizado a su domicilio. Nos estamos refiriendo al hombre que asesinó y emparedó a su primera y segunda esposa para quedarse con sus cuantiosos bienes.

_Así es, Laura -Continuó el locutor- . Y, para sorpresa de todos, o al menos de la mayoría, ya que la policía dice que ellos lo sospecharon desde un comienzo, el supuesto cómplice de Nicanor Buitrago, el albañil Benito, "el jorobado a cuadros", según el apodo que le ha puesto la gente, no existe.

_Dicho así, Pedro, parece un broma tonta, pero no, no existe, es la verdad. La policía ha comprobado que el albañil Benito no es más que el mismo Nicanor Buitrago.

_Efectivamente. Laura. El peritaje realizado en el taller abandonado que servía de guarida al supuesto cómplice prófugo demostró que las huellas digitales encontradas en el lugar eran todas de Nicanor Buitrago.

_Y no sólo las huellas, Pedro. No nos olvidemos del ADN del pelo hallado en el interior de la peluca. Su análisis demostró que, al igual que las huellas, también pertenecía a Nicanor Buitrago.

_Y no debemos pasar por alto, Laura, el hecho de que antes de conocerse los resultados del peritaje, la policía ya barajaba está posibilidad de la doble identidad del asesino, gracias a la ropa y la peluca del falso albañil, como así también la insólita dentadura postiza, halladas en el taller de la calle Hernanderias.

_Y ahora cambiamos de ámbito y nos vamos a la provincia de Neuquén. Saludamos a nuestro corresponsal...

_¿Qué es lo que ahora te cierra, Lucía? -quiso saber Leo.

_Que Benito llegara a la casa cuando el señor Buitrago no estaba. Que no hablara. Que caminara mirando al piso. Que fuera tan... exagerado. Demasiado, ¿no?

_Y nosotras, todo el tiempo con el asesino -dijo Dora.

_Igual, a ustedes ni les iba a hacer nada -dijo Diego-. Plata no les iba a sacar, así que...

_Pero nos podría haber matado para sacarnos del medio, como quiso hacer con Lucía.

_Eso fue al final, cuando vio que no le quedaba otra salida porque yo había bajado al sótano, pero antes de eso no pensaba en matarme...

_¿Cómo sabes, nena?

_Por los libros...

_¿Los libros...?

_Claro. Tiene que haber sido él el misterioso Fernández que me los mandó. ¿No se dan cuenta?

_Sí, tenés razón -dijo Leo-. Ese sábado tenía que sacarte de la casa con alguna excusa, mientras él, supuestamente, llevaba a la mujer a tomar el avión. Lo más seguro es que la haya matado la noche anterior. A la mañana, mientras vos no estabas, se fue al taller a convertirse en Benito y después volvió para trabajar tranquilo en el sótano.

_No puedo dejar de pensar que estuvimos todo el tiempo durmiendo con el asesino...- suspiró Dora.

_Epa, epa, eso no lo sabía -dijo Diego.

_Es una forma de decir, zonzo.

_Ah, bueno. Sí es así, está bien. Atención -dijo Diego, señalando la puerta-, un cliente se aproxima.¿Quién atiende?

_Yo -dijo Lucía-. Me pongo el delantal y ya estoy lista.

Fin.



La Tercera Puerta (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora