Capítulo 6

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_La verdad, bastante maleducado - me dijo Dora a la mañana siguiente, mientras le preparaba el desayuno al señor Buitrago -.¿Qué necesidad tenía de dejar una nota? ¿No estábamos nosotras, acá? ¿Le costaba mucho golpear la puerta de la cocina y hablar con vos o conmigo?

_Bueno, no es para tanto, Dora. Benito debe ser muy tímido, andá saber.

_¿Y qué? ¿Lo íbamos a comer, acaso?

A mí no me preocupaba la nota de Benito. Pobre. Seguro le costaba hablar con la gente. Me imagine que estaría acostumbrado a esconderse. A lo mejor, teníamos que acercarnos nosotras para facilitarle un poco las cosas.
Antes de irse, el señor Buitrago nos dijo que iba a tener un día muy ocupado porque tenía que despachar unos cuadros a Salta, que necesitaba con urgencias la señora Beatriz. Y como además tenía otros compromisos, a la noche no iba a venir a cenar.

_¿Y que hacemos con Benito? - preguntó Dora.

_Nada. Quédense tranquilas las dos. Él sabe lo que tiene que hacer.

_¿Va a estar en la casa todo el día?

_Hasta que termine de arreglar el caño que se rompió.

_Dígame una cosa, señor Buitrago - dijo Dora, en tono confidencial, bajando la voz, como si Benito antuviera cerca - ¿Por qué tuvo que dejarle una nota? ¿No podía hablar con cualquiera de nosotras?

_Sabe qué pasa, Dora, Benito es un hombre muy tímido. Trate de entenderlo. La vida nunca le resultó fácil. Le cuesta comunicarse, pero es una excelente persona, de confianza, honesto y muy trabajador

Mientras el señor Buitrago hablaba, Dora lo miraba como en éxtasis, con los ojos bien abiertos y brillantes. Parecía emocionada. ¿Tendría razón Diego? ¿Dora estaba enamorada? Bueno, no sé; lo que sí sé es que no volvió a quejarse de Benito en toda la mañana.
A eso de las once la acompañé al supermercado y,  la vuelta, mientras yo guardaba lo que habíamos comprado y Dora preparaba el mate, oímos la puerta del jardín.

_Al fin lo voy a ver - dijo Dora, y corrió a la ventana

Benito se acercaba por el caminito de lajas. La joroba, la renguera, su cara hosca fueron demasiado para Dora.

_¡Ay, Dios mío! ¿Ese es el hombre que anda por aquí como Pancho por su casa?

La Tercera Puerta (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora