Capítulo 19

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Cuando uno espera, el tiempo se estira como un chicle. En la parada del colectivo Leo se movía, inquieto. Caminaba unos pasos hacia un lado, se paraba abruptamente, giraba y caminaba hacia el otro. Cada tanto le echaba una mirada a su celular para corroborar que seguía encendido. Nada. Ni un mensaje. ¿Qué estaría haciendo Diego en el sótano? Había empezado a refrescar, y él, en remera. ¿Cómo no se dio cuenta de agarrar un buzo, una campera? Lo único que faltaba era que se largara a llover. Se quedó unos segundos mirando el cielo, tratando de adivinar si llovería o no, cuando lo sorprendió una frenada. El 100. ¿Sube?, Le preguntó un tipo que salió de la nada. Basta, se dijo, dio media vuelta y caminó hacia el centro de la plaza. Se sentó en un banco, mirando hacia la casa y algo le llamó la atención: un médico, o al menos eso parecía por el guardapolvo blanco y el maletín, daba la vuelta por Quinquela. ¿De dónde había salido? Leo corrió hacia la esquina por donde el hombre había desaparecido y alcanzó a verlo cuando subía a un auto, unos metros más adelante. ¿Habría salido de la casa? ¿Qué hacía un médico en la casa? ¿El patrón estaría enfermo? No, no puede ser, se dijo, si Diego llamó un rato largo por teléfono y nadie le contestó. El auto arrancó y Leo se quedó mirando cómo se iba, hasta que lo perdió de vista. ¿Y ahora que hago?, Se preguntó. Ma sí, yo llamo y listo. Sacó su celular del bolsillo y marcó. No , de no creer, viejo. El boludo lo tiene apagado. Si me dijo que cualquier cosa, me mandaba un mensaje. ¿Cómo lo va a apagar?
Leo se quedó parado en la esquina contemplando la casa, tratando de descubrir cuál sería su siguiente paso. Al fin, guardó el celular y con la otra mano tanteó las ganzúas que llevaba en el bolsillo trasero del pantalón. Miró hacia un lado y hacia otro. Nadie en la calle; a lo mejor porque había refrescado. Estaba lindo el día, pero apenas bajaba un poco la temperatura y la gente ya no salía. Si su viejo lo viera... O algún amigo que le fuera con el cuento. Mejor apurarse. Leo volvió a mirar a los costados y cruzó la calle.

La Tercera Puerta (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora