Capítulo 9 [Parte 2 Final]

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Era llevada por la curiosidad, aunque lo que realmente quería era salir corriendo. Pero corriendo, ¿adónde? Lo primero que me llegó fue una sensación de extrañeza. ¿Dónde estaba? No era el living de la casa lo que aparecía ante mí. En una de las paredes había una lámpara encendida, y otra luz, natural, entraba por una ventanita a la altura del techo. Igualmente, era poco lo que se veía. Esas dos luces no alcanzaban para iluminar completo el lugar. Pero no hacía falta, comprendí dónde encontraba. Sin soltar las cortinas, que todavía llevaba abrazadas contra mi pecho, avancé unos pasos y salí del ascensor. En un rincón, junto a una pila de escombros, agachado y de espaldas a mí, pero con la cabeza dada vuelta y mirándome muy serio, estaba Benito.

_Perdón -dije-. Me confundí. No sabía que el ascensor llegaba hasta el sótano.

Por toda respuesta recibí un movimiento de cabeza, pero ni una palabra. Benito siguió con su trabajo y yo no supe qué decir. Quise girar para volver al ascensor y choqué con algo que había en el piso, me tambaleé y casi caigo hacia adelante. En ese momento Benito volvió a mirarme y me pareció que iba a ponerse de pie para ayudarme. No sé por qué, pero lo vi raro, más raro de lo que ya me parecía, el pobre; creo que por los ojos, por la en que me miró. No sé, pasó tan rápido. No me caí, pero las cortinas se me deslizaron de entre los brazos, mientras atajaba el porrazo con la mano derecha, a la vez con la otra trataba de impedir que las cortinas se me cayeran del todo. Me parece que lo mismo con lo que choqué me sirvió de sostén para recuperar el equilibrio. No sé qué era. Apenas lo vi y, sin embargo, me produjo cierto rechazo. Creo que una imagen se formó en mi mente, pero enseguida se me fue. ¿Cómo explicarlo...? Benito estaba ahí y me miraba fijo y yo sentía que me estaba controlando. A lo mejor era una pila de ladrillos tapada con un plástico. Lo raro fue que, cuando retiré la mano, la sentí helada. Supuse que era por los nervios, porque la cara me ardía. Me sentía muy mal y en mi interior le echaba la culpa a Benito; si me hubiera dicho algo, me habría tranquilizado. Pero seguía mudo y mirándome fijo. Recogí como pude las cortinas y me metí en el ascensor.
Después de cerrar las dos puerta, mire la botonera: había tres botones. Antes no me había dado cuenta. Apreté el del medio y enseguida vi aparecer la puerta de madera entre las rejas de la puerta tijera. Respiré, aliviada, y mientras salía del ascensor, ahora sí en el living, noté que mi cara ya no ardía. Sin embargo, todavía me duraba la sensación de frío en los dedos. Me miré la mano y una imagen confusa vino a mi mente. Sentí un mareo. Solté las cortinas. Pensé en Dora, en Diego. Mejor, Diego. Corrí al teléfono y marqué el número de su celular. Nada. Diego, Diego, ¿dónde estas...? Un mensaje, le dejo un mensaje, pensé, asustada.

_Diego, soy yo. Estuve en el sótano. Bajé en el ascensor. Estaba Benito. No sé... Era todo muy raro... Vi algo... No estoy segura, pero... Oigo un ruido en la cocina. Debe ser Benito. Vení, Diego, por favor...

                FIN DE LA PRIMERA PARTE.
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¿Que le habrá pasado a Lucía?
Lo sabrán... Pero más adelante por que ahora me estoy preparando para unos exámenes que me están matando
Comenten que ideas tiene acerca de lo que le pasó a Lucía

Bye

Pd: hay una nueva historia que también la escribiré después de mis exámenes vayan a mi perfil, por ahora solo les dejo dos capítulos de esta.

La Tercera Puerta (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora