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De amores (prohibidos) y otras muertes horribles V

Waited a hundred years to see your face
And I would wait a hundred more
If only to be near you
To have you and to hear you
Isn't that what time is for?
I sailed a thousand ships in search of you
Traveled to distant lands
I dove for sunken gold
I took what I could hold, but you're
Still the greatest treasure I've held in my hands
My love, the reason I survive
Trust we'll be together soon
Should our fire turn to dark
Take my heart with you
Take my heart with you

Por ahí dicen que la curiosidad mató al gato, y en esta ocasión, puede ser que haya matado a dos muy curiosos adolescentes.

↬•↫

-Abuela... eso significa que... Aristóteles y Cuauhtémoc...- No pudo terminar la frase, no sabía porqué si no los llegó a conocer, un nudo grueso se había instalado en su garganta; lo mismo que unas lágrimas nublaban su vista.

-¡Abigail, Abigail! ¡Ten paciencia! El que espera desespera, pero tiene su recompensa. Delia, hija, sírveme más pastel, por favor.

Abigail suspiró, ¿qué onda con su abuela que no terminaba la historia? Y ¿Cómo podía seguir comiendo cuando ella no podía ni tragar saliva?

↬•↫

No todos los López y los Córcega podían ir al lugar del accidente, pues sólo estorbarían.
Susana, Polita, Audifaz y Pancho fueron.

-El fuego ya fue controlado, hay daños irreparables en la propiedad...
La voz del bombero que les estaba dando el reporte se fue difuminando en los oídos de Audifaz mientras recorría con la mirada el desastre aquel.

El inmenso y hermoso jardín de rosas ya no existía, pero no era algo triste ni trágico, pues extrañamente se había convertido en una lluvia de pétalos quemados que no se volvían ceniza al chocar con el piso; sin duda, un hermoso espectáculo.

Se fijaron en las cosas que pudieron rescatar como evidencia, efectivamente pertenecían a Temo y Aris.
Polita comenzaba a sollozar y Pancho dio un abrazo de apoyo.

Pasaron una hora ahí, sin poder hacer nada pues la zona estaba asegurada por bomberos y policías.

-Francisco...- carraspeó Audifaz- creo que ya es hora... necesitamos paz y necesitamos apoyarnos los unos a los otros en estos momentos tan trágicos.- extendió su mano.

Pancho no dudó y la tomó para después jalarlo hacia un sorpresivo abrazo.

-No manches, Audifaz. Ahora si no sé qué hacer. Te pido perdón por tantos años de enfrentamientos absurdos entre nuestras familias.

-Si, si, Francisco, de igual manera, le pido perdón. De parte de todos los Córcega.

El emotivo momento fue interrumpido por la voz de un bombero.
-¡Aquí hay alguien! ¡Encontramos un cuerpo!

Audifaz y Pancho soltaron el abrazo de inmediato. ¿Sería Temo? ¿Sería Aris? ¿Vivo o...?

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-¿Dónde estoy? ¿Quién soy?- pensaba un aturdido Cuauhtémoc. Al sentir algo incómodo en su mano volteó de inmediato. Un pánico intenso inundó su cuerpo, rápidamente guió su mano libre a aquellos cables y con la poca fuerza que sentía intentó quitarlos. Su respiración era agitada, su pulso se aceleró.

Una mano cariñosa se posó en su pecho, aplicando fuerza para tratar de impedir que el chico se lastimara.
-Tranquilo, mijo, tranquilo, no pasa nada, aquí estoy. ¡Julio! ¡Llama al doctor! ¡Temo, mi Temo! ¡Despertaste!- El llanto cayó directo en la bata de este.