...a ti

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-¡Ya, Aristóteles! Cambia esa cara. Deberías ir a hablar con Lota o algo.

Un agüitado Aris lo veía de reojo.-Pero... ¿qué tú no eras juez o algo así?

-Pues si, pero, no soy el que tiene la última palabra... ¡Mira! Ahí viene Carlota.

-¡Lota, Lota! Qué bueno que te veo. Fíjate que acabo de checar la lista de los elegidos y no estoy yo...

-¡Aayy, Aris! Perdóname, de verdad. Tú sabes que yo te admiro mucho, y me gusta como tocas y como cantas, pero... es que esta vez, debo admitir, Mateo Symanski lo hizo mejor. -dijo la chica un tanto apenada.

-Lota, es que yo... necesito, de verdad, un lugar en el festival. Por favor.- recurrió al puchero que no causó ningún efecto en ella.

-Es que Aris... mejor dime, ¿por qué es tan importante para ti estar ahí?

Entonces vio que sus tácticas no iban a funcionar, así que agarró las mejillas de la chica y dijo -Lota, te juro que es de vida o muerte. Si tú me das un lugar, haré mi máximo esfuerzo, en lo que sea; cantar, bailar, barrer... me comprometo al cien.

Los ojos de la chica no pudieron evitar ver la desesperación y sinceridad en Aris y fue cuando aceptó -Está bien, sólo porque te conozco desde chiquito. Acá entre nos, Ramón, el baterista, no es muy bueno, pero se quedó porque fue el único que tocó ese día; su puesto es provisional. Si tú te comprometes a superarlo y a tocar mejor de lo que tocas el piano, el lugar es tuyo.

Los ojos del chico se iluminaron al tiempo que se abrieron demasiado por la sorpresa -¡Gracias, gracias, gracias! No te arrepentirás, lo juro. - y comenzó a llenar de besos la cara de la chica.

-¡Eso espero, Córcega! Eso espero.- advirtió ella, riendo por las muestras de afecto de su amigo.

↬•↫

Lo que restaba del día, Ari se la pasó con una sonrisa soñadora. Para él, estar en el mismo show navideño que Temo, era una gran oportunidad.
Seguramente tendrían que hablar, interactuar y ese sería un buen primer movimiento.
Pero Diego lo bajó de su nube más rápido de lo que canta un gallo.

-Todo bien contigo, Arislisto, pero yo sigo preguntándome, ¿qué tú no sabes lo básico de batería?

-Pues... o sea, sí. Pero por eso tengo dos meses para aprender bien y sacar la canción.

-Lo que hace uno por amor, ¿verdad?- dijo Diego, suspirando, pues por ahí iba pasando Mateo.

-¡Ora tú!

-Ni me digas nada que aquí el tema sigue siendo tu capacidad para comprometerte con algo nada más por Cuauhtémoc. -contestó algo burlón.

↬•↫

Dos meses...
Dos meses...
Tenía dos meses para desempolvar sus manos que hacía casi dos años no tocaban unas baquetas.

Así que, en cuanto llegó a su casa, corrió a sacarlas junto con su batería y se puso a tocar lo más que recordó.

Obviamente, sabía que eso no sería suficiente, entonces al día siguiente corrió a pedir un par de favores.
Saliendo de sus clases, fue al edificio de artes de su escuela.

-¡Sofía! Mi gran amiga.

-Córcega, qué milagro. ¿Qué quieres? -le contestaba una mujer de unos 40 años.

-Bueno, ¿qué uno ya no puede venir a saludar a sus amigos?

-Hace años que no te paras en estas aulas y hoy llegas como si tal cosa. Algo quieres, es evidente.

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