Un suegro difícil

629 42 158
                                    

Saturday morning jumped out of bed and put on my best suit
Knocked on your door with heart in my hand
To ask you a question
'Cause I know that you're an old-fashioned man, yeah, yeah
Can I have your son for the rest of my life?
Say yes, say yes 'cause I need to know
You say I'll never get your blessing 'til the day I die
Tough luck, my friend, but the answer is no!
Why you gotta be so rude?
Don't you know I'm human too?
Why you gotta be so rude?
I said, I'm gonna marry him anyway
Marry that boy

-¡No, no y no! ¡No lo acepto ni lo aceptaré!- gritaba Ubaldo Ortega en su oficina, enfrente de él se encontraba Mateo, un chavo que siempre le había sido leal. Honesto y trabajador. Encantador...
Pedía la mano del hombre que más ha amado y quien durante años le ha robado el sueño y el aliento. Su suegro no estaba contento, se rehusaba a que ese matrimonio se realizara.

-Señor... usted sabe que yo amo a su hijo, que lo he amado desde hace ya algún tiempo...

-Mateo, no quiero saber lo que ha habido entre mi hijo y tú. Mi respuesta final es NO.

Mateo salió de la oficina, se sentía desganado. No entendía el comportamiento de Ubaldo. Estando con él durante los últimos tres años y sabiendo lo trabajador que era, se negaba a un matrimonio. ¿Por qué?
En eso, entró una llamada, Diego Ortega le hablaba a su novio. Con un suspiro, se aclaró la garganta para contestar

-¿Bueno?

-¡Hola, mi vida! ¿qué tal todo?- se escuchaba entusiasmado

-Hola, corazón, todo bien...

-¿Seguro? Te escuchas mal... ¿Todo bien en la oficina? ¿Tienes un mal día? ¡Ya sé! ¿Te peleaste con mi papá?- Diego hablaba demasiado rápido, tanto que no daba chance que Mateo contestara a alguna de esas preguntas.

-No, no, todo bien, nada de eso... mejor dime, ¿qué tal están ustedes? ¿Ya todo listo para que regresen?

Diego se había ido por dos meses junto a sus compañeros de trabajo Carlota y Aristóteles para realizar un documental en algunos pueblos mágicos de México.
-¡Todo genial! Ya estamos preparando los últimos detalles del proyecto para poder regresarnos. ¡Ya quiero regresar! Tengo demasiado que contarte y- en un susurro dijo- Ya necesito besarte...

Mateo sintió un ligero escalofrío, él también lo extrañaba y lo necesitaba, más ahora con lo que acababa de pasar.
-También te extraño y te necesito.

A lo lejos se escuchó un grito, era Carlota llamando a Diego.
-Mi vida, me tengo que ir, pero ya pasado mañana te veré y llenaré tu carita preciosa de besos. ¡Te amo! ¡Bye!

-Bye.- y colgaron.
En eso iba pasando Temo. La cara de Mateo no era tan buena y era inevitable preocuparse y preguntar.

-¿Mateo? ¿Todo bien?

Años antes:

Mateo Symanski tenía 17 años cuando conoció al pequeño Diego, un año menor que él.
Su sentido del humor ácido y su manera de ser medio insolente e imprudente era lo que me había llamado la atención. Era raro que se comportara así, pues su padre, Ubaldo, estaba metido en la política mexicana con el gran sueño de algún día alcanzar la presidencia; constantemente se le regañaba a Diego, pero no le importaba, seguía haciendo el comentario incómodo que nadie esperaba en el momento menos adecuado. Varias veces logró sacarle una carcajada discreta mientras todos reprobaban su actitud.

Mateo entró en el mundo de Ubaldo porque tenía que hacer su servicio social y qué mejor que hacerlo con alguien tan ambicioso como el señor Ortega.

Playlist AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora