Ilusiones a la orden #2

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Nunca pensé que encontraría
Alguien distinto como vos
Si fue difícil el encuentro
Conocerte fue un error
Odio de vos como se mueve tu boca,
Lo que siento si me rozas, lo que dices al hablar,
Odio de vos, que no te odio,
Ni un poquito, que me gustas
y que ya no puedo mas
porque creo que te amo mas que a nadie,
mas que a todo yo te amo, yo te amo no te odio

Si en Ilusiones a la orden ya estaban preparados para lo que venía, se puede decir que la abuela también.
Aunque eso no la hacía sentir más tranquila.

-Mañana ya llega mi Cuauhtémoc. Espero de verdad que el tiempo lo haya tratado tan bien como siempre me cuenta en sus cartas.

-Aayy mujer. Yo espero que si... solo qué hay que ser conscientes de que las personas cambian...

-Si, por supuesto que lo sé. Él ya es otro.

-Si, así es... él ya es otro.

Afirmaba el señor Balboa.
Y era verdad, el mejor que nadie lo sabía.

↬•↫

A media tarde, unos nerviosos chicos iban en un taxi conducido por 0702 hacia la casa de los señores Balboa. La misión estaba a unas calles de empezar.

Temo extendió una pequeña botella hacia Aris y éste lo vio con mucha confusión.
-Tenga.

-¿Y eso qué es?

-Lágrimas falsas. Úselas con discreción. Sé que lo hará en el momento adecuado, para reforzar su actuación. -Aris había entrado en un pequeño shock. No podía creer lo que le estaba pidiendo. Una cosa era armar todo una misión como aquella y otra era fingir por completo acerca de los sentimientos de alguien.

Por si fuera poco, Temo tomó su mano y entrelazó sus dedos.
El contacto le pareció lo más raro y vacío del mundo, pues no había afecto de verdad entre ellos, así que decidió quitarse casi de inmediato.

-2511, ¿qué cree que está haciendo? Le recuerdo que nosotros estamos casados, así que tome mi mano como sólo los enamorados hacen. Aaa, y por favor, empiece a hablarme de 'tú'.

-No, no lo haré. Aún no llegamos. Así que, si me disculpa, yo no tengo porque tomar su mano ahora. -y se cruzó de brazos. En realidad, él sabía que no tendría ningún problema con empezar con la misión desde ese momento, pero le molestaba que el director de aquella obra maestra fuera así de confianzudo y que actuara sin preguntarle siquiera si se sentía cómodo con las cosas.

Por otro lado, Temo suspiró. Lo único que podía pensar era que serían dos largas semanas en las que tenía que olvidar todo lo negativo que aquel chico le hacía sentir, pues en la misión debía verse como el hombre más enamorado y afortunado del mundo.

Para fortuna de ambos, habían llegado a la casa de los Balboa.
Un camino empedrado los recibía junto a un gran jardín que sólo era la bienvenida de la enorme casa en la que vivirían por algún tiempo.

-Bien, hora del show; a partir de este momento, yo soy Cuauhtémoc Balboa y usted Aristóteles, ¿de acuerdo?. -dijo Temo y se bajó del coche, ofreciendo la más larga de sus sonrisas.

Aris suspiró y se quedó un poco más en el carro, dudaba mucho en si alguna vez estaría listo para todo aquello.

La abuela estaba en la entrada, esperando.
Y en cuanto vio al primer hombre que había descendido, se le lanzó a los brazos hecha un mar de lágrimas.

-¡Cuauhtémoc!

-¡Abuela! Tanto tiempo.

Hubo un momento de mucha tensión cuando la abuela se separó de los brazos de su nieto adorado y lo examinó con mucho detenimiento. Todos dejaron de respirar con normalidad en ese instante, no sabían lo que estaba pasando -¿En verdad eres tú?- fue todo lo que la mujer pudo decir.

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