CAPITULO 3.-

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Cuando lleguemos había una cola terrible para entrar, no pensaba que vendría tanta gente. Que idiota fui pensando que sería una noche tranquila, un par de copas y para casa. Le mandé un mensaje a Marco, nuestro amigo y dueño del local, el que enseguida salió en busca de nosotras para hacernos entrar

Entramos y había mucha gente, Marco nos había guardado una mesa en la zona Vip, donde ahí ya nos esperaban Lucas y Dani, mis mejores amigos junto con Lucia. 

-Pero bueno, mirad quiénes han llegado por fin -dijo Lucas, acercándose para saludar. 

-Papá ha invitado a un amigo a cenar, no podíamos salir antes Lucas, ya estamos aquí, ¿no? Ahora dame un poco de eso que bebes que hoy lo necesito. 

Un par de horas más tarde, ya íbamos todos un poco perjudicados, o más bien, muy perjudicados. 

-Lucía, vamos a la pista, quiero bailar -le dije a mi amiga.

-¡Sí! ¡Vamos! -dijo ella chillando para que pudiera escucharla, la música estaba tan alta que a penas podíamos hablar normal. 

Pasó un rato cuando sentí la necesidad de ir al baño, tanto alcohol en mi pequeño cuerpo tarde o temprano acaba pasando factura. Me estaba meando y no aguantaba más. 

-Lucía, voy al baño, ahora vuelvo, no te muevas de aquí, ¿vale?

Ella asintió con la cabeza, no sería la primera vez que la pierdo de vista en una fiesta. Bailando al ritmo de la canción que estaba sonando en estos momentos me iba hacia el baño. Sentía una mirada encima de mi todo el rato, pero no hice caso, ¡el alcohol y las tonterías que te hace creer! O eso pensé. 

Salgo del baño y noto como alguien me coge del brazo, me giro y veo a Leo, oh, por dios, que chico más pesado. 

-¿Podemos hablar Barby? -me dijo él con cara de pena. 

-Está bien, vamos a fuera, necesito fumar.

Una vez a fuera sentí el aire fresco de la noche y me estremecí un poco, no traía mi chaqueta y en estos momentos me odiaba a mi misma por ello. 

-Escucha, Barbara, yo emm... Quería decirte que me gustas, que estoy enamorado de ti y me gustaría intentarlo -me dijo Leo mirándome a los ojos. 

-Por Dios, Leo, ¿no te has dado cuenta aún? A mi no me gustas, no quiero nada ni contigo ni con nadie, vamos a ver, ¿no te quedó lo suficientemente claro ayer? Perdón por ser tan directa, pero es que ya no puedo más, ¿de cuantas maneras lo tengo que decir? -le solté ya bastante cabreada.

Me empecé a reír, el efecto del alcohol ya se empezaba a notar en mi. El se acercó a mi, despacio pero lo suficiente como para coger mi cintura y darme un beso en los labios.

-Te he dicho que no, ¡joder! Me estoy cabreando ya Leo, vete de aquí, por favor.

-Sé que has sentido lo mismo que yo con este beso, no me voy a ir Barby, te gusto y lo sabes, no te hagas la dura conmigo, no te lleva a ningún lado. 

Le miré incrédula, no podía ni imaginar lo que este estaba diciendo. 

-Te he dicho que no quier...

-¡Te ha dicho que no una vez! Ya te puedes ir si no quieres tener problemas, niñato -dice alguien detrás de mi. 

-¿No quieres nada conmigo por que este viejo es tu novio Barbara? -me dijo Leo. 

Sin tiempo a responder, el hombre de detrás ya lo había hecho por mí. 

-Si, lo soy. Y si no te vas ya te vuelvo a repetir que tendrás muchos problemas. 

El socio de papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora