CAPITULO 30.-

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La calor de Los Ángeles me iba a matar en cualquier momento, no lo aguantaba, así que fui directamente a la ducha, no sin antes darme cuenta de que Christian no dejaba de mirarme. Sin hacer mucho caso me adentre en el baño y me di una rápida ducha con agua fría. Salí envuelta en una toalla y fui directamente a la maleta para ver que me iba a poner. 

Christian no estaba por aquí, así que no iba a volver al baño para vestirme. 

Me quité la toalla y me puse mi ropa interior, no usaría sujetador hoy, ya que no hacía falta con la ropa que había elegido. 

Me dirigí al baño con la ropa interior puesta y me cepillé los dientes, me apliqué crema en mi rostro y en el cuerpo y salí de ahí. 

-Vaya, veo que ya te has instalado -dijo Christian detrás de mi.

-Pensaba que no estabas -le dije tapándome con las manos. 

-Estaba atendiendo una llamada, tenemos que salir ahora, nos esperan.

-Dame dos minutos que me vista y me ponga los zapatos, ¿o pretendes que vaya así? 

-Si la reunión sólo fuera para nosotros dos podrías quedarte así, pero me temo que tienes que vestirte, no quiero que te coman con los ojos. 

Me reí ante su comentario y le tire un cojín. 

Me puse el vestido que había elegido y le pedí a Christian que sacara mis zapatos de la maleta, el me hizo caso y me los acercó en dos segundos. Sin que le pudiera decir nada, se agacho y me los puso. Le agradecí con la mirada y por último me miré al espejo y me gustó lo que vi. Y no hablo de mi, hablo de Christian, estaba detrás observándome embobado. 

-¿Te gusta lo que ves o qué? -le dije levantando una ceja. 

-Demasiado -dijo él.

No esperaba esa respuesta así que sentí como mis mejillas se ponían rojas por el comentario. 

-¿Vamos? 

Abrió la puerta de la habitación y me dejó pasar primero, todo un caballero, sé por que lo hizo, ya que le conozco demasiado bien. 

-¿No es muy corto ese vestido? 

Me pare en seco y me giré. 

-Lo acabas de arruinar todo.

-Perdón, es sólo que no me gusta que te miren con cara de deseo. Y peor me siento cuando no puedo decirles que me perteneces. 

-Oh, vamos Christian, no he venido a discutir y mucho menos a encontrar un novio. ¿Podemos ir a la reunión ya? Cuanto antes termine, antes podré ir a esa piscina, -le dije señalando la piscina del hotel.- que me está esperando des de que he llegado. 

Él no dijo nada, puso su mano en mi cintura y seguimos caminando, lo dejé estar. No me importaba que tuviera su mano ahí, aun que no fuera la correcto, se sentía bien. 

Llegamos a la reunión y varios socios se presentaron a mi, Christian ya les conocía. Sentí varias miradas en mi pero no hice caso ya que era la única mujer que había ahí.  Varias horas más tarde, después de visitar lo que sería la nueva empresa y ver varios planos más del proyecto, nos fuimos al hotel. 

Ahora me encontraba cambiándome de ropa para bajar al restaurante a comer algo y luego ir un rato a la piscina, Christian no estaba en la habitación, había salido un momento así que saldré sin tener que dar explicaciones, cosa que no me gusta hacer.  Son las 3 de la tarde y tengo mucha, hambre así que no me fijo muy bien en lo que me pongo y salgo de la habitación. 

Una hora más tarde ya he comido y me dirijo a la piscina cuando una voz que me suena mucho me está llamando. 

-¿Barbara? ¿Qué haces aquí, has venido con Christian?

-Hola Brian, si hemos venido por unos asuntos de trabajo, ya sabes... ¿Y tú? ¿Que haces aquí?

-Este hotel es mío preciosa -dijo él.

-Oh, no lo sabía, es muy bonito Brian. Tienes buen gusto -le dije con asombro. 

-Si, lo tengo. ¿Vas a la piscina? 

-Sí, voy a ver si me relajo un poco tomando el sol -le dije con una sonrisa. 

-Vaya, veo que no perdéis el tiempo vosotros dos -dijo Christian detrás de mi. 

-La verdad es que no -le dije yo desafiándole con la mirada. 

-He visto a una chica muy guapa y sola y no he podido resistirme Christian, mucho menos cuando me he dado cuenta de que era Barbara -dijo Brian mirándole.

-Te recuerdo que trabaja para mi, no quiero que la incordies y mucho menos que estés a su lado, no creo que ella esté interesada en un tío como tú Brian.

-Eso tu no lo sabes Christian -dijo esté con gracia, sé que lo hacía para molestarle y la verdad lo estaba consiguiendo. 

En eso le entró una llamada al móvil de Christian y suspiro con fastidio. 

No me había fijado que se había cambiado de ropa y llevaba una más cómoda. Estaba muy guapo, no pude evitar mirar alrededor y ver lo que ya deducía, varias mujeres le miraban con deseo y eso me cabreaba así que mire a Brian, para que no se dieran cuenta de mi mal estar.

-Te invito a una copa en la piscina bonita -dijo él lo suficiente fuerte como para que Christian le escuchará. 

-Me parece bien -le dije cogiéndole el brazo que me estaba ofreciendo.- Ves y toma asiento en alguna de las tumbonas, enseguida voy a hacerte compañía un rato. 

-Está bien, ahí te espero -le dije despidiéndome de él con la mano. 

Puse la tumbona un poco mas enderezada ya que Brian iba a venir a hablar conmigo un rato. Me quité la ropa que llevaba y me quedé solo con el traje de baño.

Cuando Brian llegó con la bebida se quedó parado mirándome como un tonto, ¿qué le pasaba a este ahora? No le dije nada, me levanté un poco más hasta quedar sentada y coger la bebida que me traía

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Cuando Brian llegó con la bebida se quedó parado mirándome como un tonto, ¿qué le pasaba a este ahora? No le dije nada, me levanté un poco más hasta quedar sentada y coger la bebida que me traía. 

-Te he traído un mojito, no sabía que es lo que te gustaba, así que me he decantado por esto -dijo él encogiéndose de hombros. 

-Esto me esta bien Brian, gracias -le dije sonriendo-le. 

Se sentó en una tumbona a mi lado y empecemos a hablar de nosotros, él me contó que era hijo único, que la empresa la heredo de sus padre que murió hace dos años, me dijo que tenía 34 años al igual que Christian  y que tiene varios hoteles por todo el mundo. Luego de que él hablara le conté yo un poco de mi vida. Nos reíamos de las bromas y comentarios que nos hacíamos y así pasamos toda la tarde. Vi la hora en mi móvil y me despedí de él con dos besos en las mejillas, no sin antes prometer que tomaríamos algo juntos antes de irme de Los Ángeles. 

Este chico me caía bien, no le importaba que le vieran reír o hacer bromas, no como Christian que estaba siempre con su gesto serio y solo sonreía un poco en la intimidad. 






El socio de papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora