CAPITULO 28.-

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El fin de semana pasó y hoy ya era Lunes, estaba sentada en mi cama debatiendo conmigo misma si debía de ir o no a trabajar, ya que no me apetecía nada seguir discutiendo con Christian sobre lo mismo una y otra vez. Al final decidí ir, no por él ni por mi, si no por papá y por lo que dirían si la gente se llegará a enterar de que la hija del gran empresario Miguel Diaz era una irresponsable en el trabajo. 

Me  duché rápido y me enrolle en una toalla para salir del baño, entré en mi armario y elegí la ropa que usaría hoy. No tenía ganas de arreglarme mucho así que me decidí por un pantalón tejano normal, un jersey negro y unos botines negros. 

Mire la ora en mi reloj y iba bien de tiempo, hoy conduciría yo, ya que después de trabajar iría a la empresa de papá para ver que todo fuera bien, ya que él me lo pidió ayer cuando le llame

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Mire la ora en mi reloj y iba bien de tiempo, hoy conduciría yo, ya que después de trabajar iría a la empresa de papá para ver que todo fuera bien, ya que él me lo pidió ayer cuando le llame. 

Puse todo lo necesario en mi bolso y bajé a la cocina para tomar un café, tenía tiempo de sobras.

-Buenos días nana -le dije entrando a la cocina. 

-Buenos días mi niña, ha venido el señor Fierro, la espera en el comedor -dijo ella.

No me lo podía creer, este hombre estaba acostumbrado a hacer lo que le viniera de gusto en todo momento. 

Me dirigí hasta el comedor y lo vi sentado en el sofá, revisando algo en su móvil. 

-Hola Christian, ¿te ayudo en algo? -le dije detrás de él haciendo que se llevara un susto. 

-Hola Barbara, he venido para ver si querías venir conmigo a trabajar, me venía de paso...

-Corta el rollo Christian -le dije haciéndole callar.- No iré contigo, me llevaré mi coche, cuando salga tengo que hacer otras cosas.

-Se que tienes que ir a la empresa de tu padre, puedo llevarte luego si quieres.

-No seas tan persistente, he accedido a volver al trabajo por mi padre, no por ti, ni por mi. Por él y por la reputación que tanto le ha costado ganarse durante todos estos años.

-Lo entiendo, no quería que te enfadarás más, simplemente quería ser amable contigo, después de lo mal que lo he echo. 

-No te preocupes, está todo olvidado, todo -hice énfasis en la palabra todo para que lo entendiera bien. - Ahora si me perdonas, voy a tomar mi café y me iré, nos vemos en el trabajo Christian. 

Sin darle tiempo a responder me fui hasta la cocina, por momentos me sentí mal por como le había hablado, al fin y al cabo él ha sido atento al pasar por aquí y decir si quería ir con él. 

Antes de entrar en la cocina escucho como la puerta de entrada de la casa se abre y como un impulso me giro y me dirijo hasta allí. 

-Espera... -le dije antes de que se fuera.

El se me quedó mirando al igual que yo a él, no decíamos nada, solo nos mirábamos. 

-¿Quieres un poco de café?

Él me miro y se le iluminaron los ojos, le iba a salir una pequeña sonrisa pero la evitó.

-Si, gracias -dijo él volviendo a entrar y cerrando la puerta. 

Me siguió hasta la cocina, se sentó en una silla y le puse un poco de café en un baso y luego me serví el mío. Cuando terminamos el café los recojo y los llevo hasta el fregadero. Me giro y veo a Christian detrás de mi. Nos quedamos varios minutos mirándonos a los ojos y sin decir nada, Eso se había vuelto costumbre entre nosotros. En un momento el puso sus dos manos al rededor de mi cara y se acercó a mi hasta que unió nuestros labios, en un beso lento que de repente se volvió en intenso y caliente, demasiado. Nos separamos por falta de aire y nos volvemos a mirar. 

-¿Nos vamos ya? -le dije para evitar hablar del tema.

-Si -dijo él aún mirándome.

Cojo mi bolso y mis llaves y me despido de la nana diciéndole que voy a trabajar. Salimos de la casa y nos dirigimos hasta el coche de Christian, cuando llegamos hasta este me abre la puerta para que pueda entrar y luego sube él. 

Christian enciende el coche y empieza a sonar la radio, nos encaminamos hasta la empresa y yo me concentro en mirar por la ventana. 

Llegamos y aparcamos el coche en el sitio de siempre, subimos por el ascensor y llegamos al último piso, me voy a mi oficina sin despedirme de él. 

Varios minutos más tarde, después de acomodar mis cosas y tener todo preparado entró Juan. 

Seguimos retocando los planos y varias cosas más que hacen falta, hoy debe de estar todo listo para que los obreros empiecen en cuanto antes a trabajar. 

Varias horas más tarde ya hemos terminado, Juan y yo nos abrazamos felices y muy satisfechos por el trabajo que habíamos echo, solo faltaba que a Christian le gustara. 

Me despido de Juan que se va y yo me dirijo al despacho de Christian para llevarle los planos terminados. Solo espero que le gusten los cambios que he decidido hacer, ya que no le pregunté. 

Le dije a su secretaria que venía a verle y esta me hizo esperar un momento, me volvió a mirar mal, el odio era mutuo, yo también la miraba mal. Cuando me dijo que ya podía pasar, le di una sonrisa falsa a la que ella me la devolvió de la misma manera. 

-Te traigo los planos Christian -le dije entrando a su despacho.

-Muy bien Barbara, ponlos encima de mi escritorio. Ahora los revisaré. Por favor toma asiento.

Hice lo que me dijo y me senté en la silla quedando en frente de él.

-Me he tomado la libertad de cambiar un par de cosas que no me convencían, espero que no te moleste.

-No te preocupes por eso ahora, Barbara. Te he pedido que tomaras asiento para hablar de un par de cosas, ya que tú diseñarás el interior y has sido parte del proyecto junto con Juan, tengo que informarte que este fin de semana debemos viajar a Los Ángeles para ver como va todo. De paso nos han invitado a una fiesta, debería de asistir tu padre en nombre de su empresa pero él me ha pedido que te lo diga a ti ya que el se encuentra fuera y no puede asistir. 

-Me parece bien, tenía pensado ir a ver a papá este fin de semana, pero lo dejaré para el próximo.

-Gracias. Ahora vamos a ver si los planos están correctos.







El socio de papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora