CAPITULO 26.-

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HABLA CHRISTIAN...

Me sentía cabreado, no podía creer como toda esta semana que Barbara llevaba trabajando para mi solo haya echo amigos entre los chicos, conozco las intenciones de ellos y ella es muy fácil de convencer. 

Le ponía doble trabajo para que no tuviera mucho tiempo para estar hablando con ellos, sin embargo era una chica rápida en cuanto al trabajo y lo terminaba todo al momento en que se lo pedía y tenía tiempo suficiente para hablar. Estuve a punto de despedir a esos dos tipos con los que suele comer ella pero no sería objetivo por mi parte. No estoy concentrado al completo en el trabajo como debería y todo es por su culpa. Su maldita sonrisa, su cuerpo, me pone enfermo. Encima la ropa que se pone para venir a trabajar, ella viste siempre así, pero ami me está matando, no puedo quitar mi cara de mal humor cada vez que entra a la empresa y todos se dan la vuelta para verla. 

Después de la discusión de esta tarde en mi despacho me he cabreado muchísimo más, no quería que fuera con ellos, no quería que otro tipo la besara o se acostaran, ella era mía y lo mío no se toca. Estaba jodido, sabía que eso no podía ser amor, no podía ser, nunca he sentido nada por nadie. Me gusta, me gusta su cuerpo, como se mueve, su pelo, su risa, me gusta todo de ella y en la cama... Joder, en la cama es terrible. 

Hace nada me ha llamado Brian para ir a tomar algo a Florence y le he dicho que sí, necesito sacarme a Barbara de mi cabeza. 

Cuando entramos al local no puedo creer lo que ven mis ojos. Barbara... Me lo podía haber imaginado cuando Brian me dijo de venir aquí, es la discoteca de un amigo suyo. 

La observe durante un rato y ella no se había dado ni cuenta de que yo estaba allí, se la veía feliz, ni siquiera estaba molesta por el cabreo de antes y eso me molestaba mucho más. 

Cuando bailaba no podía dejar de mirarla, se movía demasiado bien y eso hacía que mi entrepierna creciera en menos de dos segundos. Veía como varios chicos se le acercaban pero ella los apartaba, eso me hizo sonreír. Aun que se me borró en ese mismo instante cuando el camarero de la otra vez brindo con ella y le hablaba en su oído, sin poder evitarlo me levante de mala gana, sin escuchar lo que Brian me estaba diciendo fui a buscarla, tenía que sacarla de allí ya. 

Vi como se alejaba hasta llegar a sus amigos y la seguí hasta llegar a ella, cogerla por las piernas y echármela al hombro. La saque de allí pese a sus gritos y cuando estábamos fuera de ese sitio la deje en el suelo. Vi como se mareaba y estaba a punto de caer cuando la cogí en brazos. Brian salió y vino hacia a mi preocupado. 

-¿Que ha pasado tío? -dijo casi gritando. 

-Que ha bebido demasiado, eso es lo que pasa, me la llevo a casa. Dile a su amiga que nos vamos, no la dejaré aquí sola. 

-Está bien, dime algo mañana -dijo Brian alejándose para entrar otra vez en la discoteca.

Volví a coger en brazos a Barbara y la llevé hasta el coche, la monte en el asiento de al lado y le puse el cinturón. Después me subí al lado y conduje hasta llegar a mi casa, cuando me vio el portero enseguida abrió la puerta y me dijo si necesitaba mi ayuda. Le dije que no hacía falta y subí por el ascensor al último piso. Abrí la puerta como pude ya que tenía a mi chica en brazos, no se había despertado en ningún momento. Subo las escaleras de mi departamento hasta llegar al pasillo de arriba y entrar en mi habitación. 

Dejo a Barbara encima de la cama lo más despacio que puedo y le quito los zapatos y la ropa que lleva, que por cierto no me gusta que lleve solo esa parte de arriba, enseña demasiado. Voy a un cajón de mi vestidor y saco una camiseta mía, se la pongo y la acomodo bien en la cama, la tapo con un par de mantas para que no tenga frío. Tomo asiento en una silla que tengo al lado y la observo por unos minutos pensando en todo lo que ha pasado des de que la conozco. 

El día de su graduación no pude asistir por que tuve unos problemas en la empresa y antes de salir de casa para ir a la fiesta que había preparado su padre por la noche, tocaron el timbre y se presento uno de mis antiguos ligues, sabía que me la tenía que llevar si no me liaría una buena y no tenía ganas de discutir, sólo quería ver a Barbara. Cuando llegué y la vi con ese vestido casi me da un infarto. Cuando estaba a punto de ir a hablar con ella y explicarle lo que había pasado la encontré hablando con un hombre, que parecía más interesado en llevársela a la cama que en hablar con ella y eso me molesto. No puedo pedirle que no hable con otros tíos o que no vaya con ellos, no es mi novia ni nada, pero no puedo evitarlo, mi cuerpo reacciona solo y yo no soy capaz de contenerme. No estoy enamorado, no puede ser, si que me gusta, me atrae muchísimo, es una mujer preciosa y su cuerpo... No tengo palabras, es perfecta. Pero no es amor, no puede ser, aun que sigo sin entender por que la he traído aquí, podría haberla dejado en su casa y yo venir aquí.

Sigo sentado mirándola, no puedo quitar mi vista de ella, se le ve tan tranquila. Empiezo a desnudarme para poder meterme en la cama con ella, estoy cansado y necesito cerrar los ojos por un par de minutos aun que sea. Me quedo en calzoncillos y me tumbo a su lado, me tapo con las sábanas, la acerco más a mi y la agarro por la cintura, así me quedo hasta caer en un sueño tan profundo que no pienso en nada más, no me da tiempo. 







El socio de papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora