CAPITULO 20.-

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La noche de ayer fue genial, cuando salimos del restaurante Christian me llevó a una heladería donde comí un helado de chocolate que estaba buenísimo. Luego dimos un paseo y nos sentemos en un banco  para hablar un rato.
Así estuvimos un par de horas hasta que me llevó a casa. Le invité a que viniera el domingo a mi graduación y el acepto de inmediato.
Cuando me dejo en casa me acompaño hasta la puerta, quería invitarle a pasar pero me dijo que tenía que irse así que no lo hice.
Nos besamos varias veces, quería que se quedara a dormir, pero no sabía si papa lo iba a aceptar, debería de hablar antes con el.
Nos sentemos en las escaleras de la entrada, me encendí un cigarro y cuando llevaba la mitad se lo pasé, ya se había echo costumbre eso de compartir el cigarro.
Cuando se lo termino lo apago en el cenicero. Se despidió de mi y me dijo que vendría a verme por la tarde.
Ahora estaba en el sofá de casa, acababa de desayunar y estaba esperando a Lucía, íbamos a la peluquería, ella quería hacerse mechas por todo el pelo, ella ya era rubia, no entiendo por qué se las hace. Yo sin embargo tengo el cabello marrón y con las puntas más claras, ya estaba cansada, lo quería teñir de mi color natural.
Me sonó el móvil y era un mensaje de Lucía diciéndome que saliera que ya estaba en la puerta.
-Papa, me voy con Lucía a la peluquería.
-Esta bien hija, nos vemos luego cariño.
Salí de casa y camine hasta el coche de de Lucía, me subí y nos fuimos. Cuando entremos a la peluquería, Lucía se fue con una mujer y ami me atendió otra, le conté lo que quería a lo que ella asintió enseguida.
Un par de horas más tarde salimos de allí y decidimos ir al Bell Rous a comprar algo de ropa y tomar un café.
El pelo me había quedado perfecto, me encantaba el color y como ya lo tengo liso no hay que hacer mucho.

Llegamos al centro comercial y compramos cuatro tonterías

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Llegamos al centro comercial y compramos cuatro tonterías. Nos sentamos a hacer un café y le cuento que tal fue anoche con Christian.
Empieza a sonar mi móvil, alguien me llamaba. Mire la pantalla y sonreí, era el.
-Hola guapo - le dije sonriendo aun que se que el no me veía.
-Hola preciosa, ¿que haces?
-Ahora estoy con Lucía terminando de hacer un café y ya me iré para casa, ¿y tu?
-Ahora he salido de la oficina que he tenido que ir un momento. ¿Quieres que vaya a verte?
-Estoy en el Bell Rous, tardaré unos 20 minutos, ¿nos vemos en mi casa?
-Ahí nos vemos nena, te deseo - me dijo en un susurro.
Lucía me miraba con una cena levantada y se estaba riendo de mí cara.
-Eso se soluciona ahora, yo a ti también... - le dije tímida.
-Hasta ahora preciosa.
-Hasta ahora mi amor -escuché una risa al otro lado, pero colgué la llamada.
-Me parece que nos vamos, ¿no? - dijo Lucía mirándome, a lo que yo asentí y me encogí de hombros.
Bajamos las escaleras y nos dirigimos al coche par ir a casa.
Íbamos cantando y riendo hasta que lleguemos a mi casa, aflojó la música y bajo del coche para ayudarme con las bolsas.
-¿Vienes mañana por la mañana y nos arreglarnos para la graduación? - le dije a Lucía.
-Si, quiero que me maquilles como esa vez de la fiesta, me gusto mucho y sabes q yo no soy muy buena en eso.
Las dos reímos y vemos como un coche entra por la barrera, Christian acaba de llegar. Abrazo a Lucía en modo de despedida y está hace lo mismo, me guiña un ojo, se sube al coche y se va.
Cuando Christian bajo del coche se quedó de piedra al verme, el no sabía que iba a ir a la peluquería y la verdad que el cambio se nota bastante.
-No puedo creer lo que estoy viendo ahora mismo - dijo con la boca abierta.
-¿No te gusta? - digo dando una vuelta para que me vea bien.
-Estás preciosa pequeña. Me encanta tu pelo, ¿te lo había dicho alguna vez? Es muy suave y huele muy bien.
-Anda calla, ven y dame un beso.
El se acerco y hizo lo que le pedí.
Me ayudo con las bolsas y entremos dentro.
-¿Papá? - digo mirando por todos lados.
-Se ha ido hace nada cariño - dijo la nana asomando la cabeza por la puerta de la cocina.
-Ah vale. Vamos a mi habitación, cuando venga papá dile que estamos ahí, que no piense mal, igualmente que suba, tengo que hablar con el.
-Esta bien mi niña, si necesitáis algo me avisas, estaré aquí.
-Vamos -le dije a Christian cogiéndole la mano que tenía libre.
Entramos a mi habitación y dejo las bolsas que llevo a un lado, el hace lo mismo con las que lleva y me mira.
-¿Pasa algo? - le digo.
-Pasa que no se si podré estar aquí encerrado contigo sin hacer nada, guapa.
-Se pueden hacer muchas cosas, para empezar se me ocurre una.
El levanta una cena y me mira. Empiezo a desabrocharme los pantalones y me los voy quitando poco a poco.
No se mueve ni dice nada, solo me mira.
Ahora empiezo por la parte de arriba y cuando quedo en ropa interior, le miro.
Voy hacia la puerta y le pongo el pestillo para que nadie interrumpa.
-¿Me ayudas con esto? - le digo señalando mi ropa interior.
No lo piensa y se levanta, primero me besa y a la vez desabrocha mi sujetador. Me coge en brazos y me lleva hasta la cama, donde me deja tumbada delicadamente.
Empieza a quitarse la ropa quedando completamente desnudo. Termina de quitarme la ropa interior y se tumba conmigo en la cama. Me subo encima de él y le empiezo a chupar y morder el cuello, se que es su punto débil. Lo hago tan fuerte que le dejo una pequeña marca, nada que el cuello de una camisa no pueda tapar. En un movimiento rápido el queda encima de mi, hace lo mismo que yo le he echo, me lame el cuello, me lo muerde y baja hasta la barriga, donde sigue chupando y mordiendo. Deja varias marcas en mi cuello y en mi barriga, ahora mismo no me preocupa, lo que quiero es que me haga suya.
Baja su mano hasta mi parte íntima, introduce dos dedos en ella y lo masajea lentamente.
Se tumba a mi lado y me sube encima de él, introduce la punta de su pene en la entrada de mi intimidad, lentamente me deslizó hasta introducir todo dentro de mi.
Subí y baje, solo se escuchaban nuestros gemidos en la habitación y varios minutos después, lleguemos juntos al climax. No me moví, me quedé encima de él y puse mi cabeza en su cuello. Se sentía tan bien que me quede dormida en minutos. Solo notaba la mano de Christian acariciando mi cabello y escuchaba su respiración cerca de mi oreja, me hacia cosquillas pero no me movía, estaba muy cómoda.

El socio de papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora