Lleguemos a mi casa Christian y yo, ya le he comentado lo de esta noche y el ha aceptado encantado.
Ahora me encuentro haciendo algo para merendar los dos y Christian está sentado mirándome, no dice nada.
-¿Si te pido algo, me dirás que sí? -le digo dejando la comida encima de la mesa y acercándome a él.
-Pídeme lo que quieras -me dice él sentándome encima suya.
-Vamos a comer el domingo -le digo sin dar muchas vueltas al asunto.
-Barbara, no me apetece discutir.
-A mi tampoco me apetece Christian, pero son tus padres. ¿No pretendías presentármelos nunca?
-No me apetece que los conozcas -dice él cambiando a un tono más serio.
-Pues a mi si que me apetece, si no vamos juntos, iré yo sola.
-Barbara... -dijo el en tono de advertencia.
-No, Barbara no, Christian. Tus padres siempre serán tus padres, y a mi me apetece conocerles. Quiero ir a comer, iré contigo o sin ti. Así que tú mismo.
-Está bien, iremos. Comeremos y nos iremos, ni un rato más ni un rato menos. ¿De acuerdo?
-Me parece bien -le dije sonriendo.
Me había salido con la mía.
-Luego llamaré a mi padre para decirle que vamos.
-No hace falta, se lo he dicho antes. Pero si le llamas tú, seguro que le hace más ilusión.
-Siempre te sales con la tuya, preciosa -dijo él abrazándome por la cintura.
-Cuando de verdad quiero algo, no paro hasta conseguirlo, mi amor.
-Mi caprichosa... -dijo en un susurro en mi oído.
-Ahora come, tenemos que ducharnos y arreglarnos.
-Se me ocurre algo mejor - dijo bajando las manos hasta llegar a mi trasero.
-Come.-le digo levantándome de su regazo y sentándome a su lado para comer.
Terminamos de comer y subimos a mi habitación para ducharnos y arreglarnos.
Christian entra en el baño solo a regañadientes por que quería bañarse conmigo pero si lo hacemos no tendremos tiempo a arreglarnos y pedir la cena, ya que vienen a cenar Lucía y su misterioso acompañante.
En lo que él está en el baño yo voy a mi armario y escojo la ropa que me pondré esta noche.
Cuando salió del baño, entré y me duche rápido, salí, peine mi pelo y me maquille un poco, algo suave, no muy llamativo. Fui al armario y me vestí ahí.
Christian ya se encontraba a bajo llamando para pedir la cena, así que aún tenía algo de tiempo. Lucía llega en media hora así que me sobraba.
Me puse la ropa que elegí, me miré en el espejo y me gusto.
Bajé las escaleras y no encontré a Christian por ningún lado, así que fui hasta el comedor a buscar mi móvil para ponerlo a cargar. Lo conecté en el enchufe mas cercano y lo dejé ahí.
-¿Quieres matarme? -dijo Christian detrás de mi.
-Tú vas a matarme a mi como sigas dándome estos sustos -le dije riendo.
-Estás preciosa pequeña -dijo susurrando en mi oído.
En ese momento tocaron el timbre y nos separamos.
Abrí la puerta y ahí estaba mi mejor amiga con un chico.
-Luuuu -le dije abrazándola.
-Barbiii -dijo ella abrazándome también.- Él es Anton -dijo ella separándose de mi.
-Un placer Barbara, me han hablado mucho de ti -dijo él acercándose para darme dos besos.
No pudo ya que Christian se puso en medio y se presento estrechando su mano con la de él.
-Soy Christian, su novio -dijo mi chico antes de que ninguno pudiera decir nada más.
-Anton, encantado. ¿Supongo que eres su novio, no?
-Si -dijo Christian de malas maneras.
-Pasar Lu, ir al comedor, enseguida voy con algo de beber. ¿Vino o cerveza?
Llegué a la cocina y cogí con ayuda de Lucía la bebida y fuimos hasta el comedor. No queríamos dejar a esos dos mucho rato a solas.
Llegó la comida y los chicos ya se habían conocido un poco más, por lo tanto se llevaban mejor, incluso bromeaban juntos.
Terminamos y luego recogemos todo entre los cuatro, lo dejamos en la cocina y salimos al jardín a beber un poco mas de vino y pasar un rato agradable.
A la hora de irnos decidimos irnos todos en un mismo coche. Llegamos a la discoteca de siempre y el portero al conocernos nos deja entrar sin tener que hacer la cola.
Pasamos la noche bebiendo, riendo y bailando. La verdad es que lo pasamos muy bien. Voy a la barra con Lucía para pedir cuatro bebidas más ya que tanto hablar nos ha dado sed.
Noto como alguien me coge del brazo y al girarme no puedo creer lo que ven mis ojos, no sé si estoy muy perjudicada o es que en realidad está aquí.
-Eric -digo flojo, sin embargo me ha escuchado a pesar de la música.
-Barbara, te echo de menos -dijo él con los ojos brillantes.
-Lo siento pero, yo no. ¿La última vez no te quedo claro? Piérdete de mi vista Eric, no quiero volver a verte nunca más.
-Así que ahora no quieres volver a verme -dijo riendo.- Pues lo siento guapa, pero serás mía y te juro que haré lo que sea para que vengas conmigo.- dijo agarrando mi brazo muy fuerte.
-Suéltame -le dije intentando soltarme de su agarre.
Me soltó y se fue no sin antes dirigirme una mirada que me hizo estremecer.
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El socio de papá.
Teen FictionBarbara 20 años. Christian 34 años. ¿Para el amor hay edad o simplemente es un número mas?