CAPITULO 7.-

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Son las nueve de la mañana del sábado y ya estoy despierta. Hoy no tengo mucha resaca ya que ayer bebí poco y llegue pronto a casa. Me encuentro en el despacho de papá que tiene en casa estudiando(siempre vengo aquí), más bien intentándolo. No puedo concentrarme, después del apasionado beso de ayer con Christian no he podido dejar de pensar en otra cosa, está mal, muy mal. No puede pasar nunca más, si papá algún día llega a enterarse se enfadaría muchísimo y yo dejaría de hablarme por un buen tiempo, eso seguro. 

Me besó y luego entró dejándome sola allí a fuera. Creo que se arrepintió. No me volvió a mirar en toda la noche y yo a el tampoco. Al poco rato le dije a papá que estaba muy cansada, que iba a llamar a Víctor para que viniera a buscarme, me quería ir. 

Cuando llegué me duché y me tumbe en la cama para intentar dormir. Me quedé dormida hasta hoy que me ha sonado la alarma y me he despertado para poder estudiar. Estoy mirando el libro que tengo delante y la verdad no se ni lo que estoy leyendo. 

-Hija -me dice papá entrando.- Tengo que irme, volveré por la noche, tengo varias reuniones y una cena de negocios. Baja y come algo cariño. Descansa esta noche y ves a dormir pronto, mañana nos espera un gran día por delante -me da un beso y se va.

-Papá -le digo antes de que salga por la puerta.

-Dime Barbara.

-Te quiero -le digo sincera.

-Y yo a ti, mi niña -se acerca, me da un beso en la frente y se va cerrando la puerta. 

Paso el resto de la mañana estudiando y estudiando, siento que mis tripas empiezan a sonar y me percato de que no he comido nada desde ayer, así que me pongo las zapatillas de estar por casa y bajo a la cocina.

-Hola Nana -le digo cuando la veo en la cocina haciendo algo para comer. 

-Hola pequeña, ahora iba a subirte esto -me dice señalando la comida.

-Ya no tienes que subir, aquí estoy -le dije con una sonrisa.

De golpe suena el timbre y las dos nos miramos con el ceño fruncido. No esperamos a nadie, es raro que a estas horas alguien venga sin avisar. 

-Ya voy yo -le dije a la nana levantándome de la silla donde estaba sentada. 

Abro la puerta y me encuentro con Christian ahí delante. No sé que hace aquí la verdad.

-¿Te puedo ayudar en algo? -le digo seca.

-He llamado a tu padre para ver si podía pasarme a buscar un contrato que tengo que revisar, me ha dicho que se acababa de ir, pero que estabas tú y que me podrías llevar hasta su despacho para cogerlo -me dice el en un tono suave.

Asiento y le dejo pasar.

-Señor Fierro, no le esperaba, ¿quiere tomar algo? -le dijo la nana. 

-No señora, muchas gracias. Solo vengo a por unos papeles y ya me voy, no quiero molestarla -le dijo el muy educado.

-Por el amor de Dios, no molestas, anda ven. Pasa a la cocina, Barbara ahora iba a comer. ¿Ha comido usted? -que mujer tan amable, no lo entiendo. La mataré por esto. No puede quedarse, no me siento tranquila con él mirándome con esos ojos. 

El le dice que no con la cabeza y la Nana asiente haciendo que el se sentara en una silla. 

-Esta bien, sentaros los dos, ahora os sirvo la comida -se aleja un poco para preparar los platos.

-No tienes por que quedarte Christian, subimos un momento y ya podrás irte -le dije mirándole a los ojos.

-De verdad, ¿quieres que me vaya? -me dijo el en un tono de ¿molestia? No lo sé.

El socio de papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora