CAPITULO 11.-

28.8K 1.2K 111
                                    

Después de media hora insistiendo mi padre al final acepto que Christian me llevara a casa, cuando me despedí de Lucía y le conté más o menos lo que había pasado le dije que más tarde le enviaría un mensaje, me despedí de papá por quinta vez y volvió a insistir en llevarme el, le dije que no, que le esperaba en casa. 

Ahora me encuentro con Christian caminando hasta su coche, me enciendo un cigarro y cuando estoy por la mitad ya no quiero más.

-¿Te lo quieres acabar? -le dije señalando el cigarro. 

-Sí, gracias preciosa -me dijo guiñándome un ojo. 

Se lo pase y nuestras manos se rozaron por un segundo, los dos nos miramos pero ninguno de los dos hace ni dice nada. 

Estamos llegando al coche y suena mi móvil. Es un número que no tengo guardado, dudo en contestar o no y al final cuelgo, no tengo ganas de hablar con nadie la verdad. Christian me mira con el ceño fruncido. 

-¿No contestas?

-No me apetece hablar con nadie la verdad.

-¿Cuanto hace que conoces a Eric?

-Desde que somos pequeños, el al igual que con Lucía, siempre íbamos juntos a todos lados. No sé que es lo que le ha podido pasar, estaba tan raro, después de ver el bes... -me callo de golpe, el me mira y levanta una ceja. 

-¿Después del beso? -dijo el como si nada.

-Sí... Me ha dicho que quería hablar conmigo y como lo veía preocupado he salido a fuera con él, y lo demás ya lo has visto -le digo decepcionada.- No se hasta donde habría llegado si no te hubieras metido, gracias Christian... -su nombre lo dije en un susurro. 

-Lo volvería a hacer, no me gusta que toquen lo mío.

¿Lo suyo? No dijo nada más, yo tampoco dije nada. Me subí en el coche y el hizo lo mismo que yo. 

El viaje del coche fue con un silencio incómodo. Cuando lleguemos, los guardias me vieron y abrieron la puerta de la entrada.

Cuando baje del coche, Víctor estaba viniendo hacía mi.

-Señorita, ¿que es lo que ha pasado y por que no me ha llamado? Tiene el brazo muy rojo -dijo un Víctor preocupado.

-No tengo ganas de hablar Víctor, llama a papá. Christian se quedará un rato, voy a dentro -le dije sin ganas de nada, estoy cansada y me duelen los pies.- Pasa, vamos a dentro -le digo a Christian. 

El solo asiente y veo que viene detrás de mi.

-¿Te importa si voy a ponerme algo de ropa cómoda? Necesito quitarme el vestido y estos zapatos, me están matando -le digo a Christian, tan flojo que dudo de si me ha escuchado. 

-Sí, tranquila. Aquí estaré.

Subo a mi habitación, primero me quito los zapatos y luego el vestido, lo dejo a un lado y voy al vestidor a buscar algo cómodo. 

Me miro en el espejo, la verdad no se ni por que

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me miro en el espejo, la verdad no se ni por que. Voy al baño y me quito todo el maquillaje y me despeino del recogido que llevaba. Lavo mis dientes y bajo al comedor, Christian estará ahí esperando y ya llevo rato aquí. 

Cuando estoy bajando las escaleras puedo ver a Christian mirando unas fotos mías y de papá en el mueble que hay en la entrada y no se ha dado cuenta de que estoy bajando. Me posiciono a su lado y como él aún no se ha dado cuenta lo observo, tiene los ojos verdes y es mucho más alto que yo, está fuerte y se le nota que va al gimnasio, ahora tiene el pelo despeinado a causa de la pelea de antes. Tiene los dientes perfectos. Niego con la cabeza por los pensamientos que estoy teniendo. 

-¿Quieres algo para beber o para comer? -le digo dándome la vuelta y encaminándome hasta la cocina, necesito un té para calmarme.

-¿Que vas a tomar tú? -me dice el siguiéndome. 

-Un té de menta.

-Pues tomaré lo mismo que tú.

Me sigue hasta llegar a la cocina, preparo el té y los sirvo en dos tazas, le entrego una a él y la otra la pongo en frente de mi. Cojo asiento en una silla que había enfrente de Christian y me acomodo allí. El me mira inquieto, como si quisiera decir algo, pero no lo hace. 

Estamos en silencio un buen rato, me acabo de beber el té y miro si el se lo ha terminado, veo que sí, así que recojo las dos tazas y las dejo en el fregadero. 

-Si quieres puedes irte, no hace falta que te quedes, estoy cansada y en nada me dormiré -le digo mirándole a los ojos.

-Me quedaré aquí hasta que venga tu padre Barbara, no me lo perdonaría si te pasara algo mientras estuvieras sola -me dijo él con una mirada intensa. 

-Esta bien, ¿miramos una película entonces? 

Él sólo asintió con la cabeza y me siguió hasta el sofá, me senté en el sofá que había en medio, el iba a sentarse en una butaca que había al lado.

-Pero ven a sentarte a mi lado, quiero poner una de miedo y no quiero estar aquí sentada sola -él no dijo nada, sólo se sentó a mi lado y se acomodo en el sofá.  

HABLA CHRISTIAN...

Estaba sentado a su lado y estaba inquieto, muy inquieto, nunca había estado así con una mujer. Simplemente quedaba con ellas, me las follaba y ni siquiera pasaba las noches con ella. Ahora estaba aquí, con una chica 14 años más pequeña que yo, que me volvía loco y encima era la hija de uno de mis mejores amigos. 

Se había quedado completamente dormida a mitad de la película y yo me encontraba sentado a su lado, sin mover ni un solo dedo y mirándola como dormía, tenía la cabeza encima de mis piernas y se veía muy bonita. Tenía el pelo largo hasta la cintura y lo tenía de un color marrón claro. Sus ojos eran de un color azul muy claro. Es bajita, por eso casi siempre usa tacones y aún así con ellos me llegaba a los hombros. Tenía puesto un pijama muy sencillo y a mi me parecía de lo más sexy que había visto en la vida. 

Escuché la puerta y vi como Miguel entraba. Se acercó a mi y quería hablar cuando vio a Barbara dormida, se agacho hacia ella y la cogió en brazos.

-Voy a llevarla a su habitación, espérame aquí Christian, quiero hablar contigo -me dijo Miguel antes de darse la vuelta y subir las escaleras. 

Yo solo asentí y espere hasta que el bajara al salón. Volví a mirar las fotos de Barbara, de recién nacida, con su padre y su madre, en la graduación del instituto, fiestas de cumpleaños. 

-Gracias por traerla y por quedarte hasta que he llegado, si no se hubiera puesto tan cabezona la hubiera traído yo. Aun así, gracias amigo -me dijo Miguel chocando la mano y dando un pequeño golpe en mi hombro. 

-No me des las gracias, lo haría mil veces más por ti tío -le dije sincero.

-¿Quieres un whisky? 

-No, gracias tío, pero es tarde y mañana tengo trabajo en la oficina. Me voy ya -le dije dándole la mano por última vez. 

-Hasta mañana Christian.

-Nos vemos Miguel.




El socio de papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora