CAPITULO 27.-

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Me despierto y siento un horrible dolor de cabeza, no puedo ni abrir los ojos. Me tapo la cabeza con la almohada y por primera vez me doy cuenta de que no estoy en mi cama. ¿Donde estoy? Recuerdos de la noche me vienen a la mente. Estiro un poco mi mano hacia el otro lado de la cama y noto que no estoy sola. Sé perfectamente de quién se trata, lo que no recuerdo muy bien es de como llegue aquí. Me incorporo un poco en la cama y abro los ojos poco a poco. Cuando los tengo abiertos por completo y veo a Christian mirándome fijamente. 

-¿Qué hago aquí? 

-Pues te traje yo, no quería que te fueras con otro o que te pasara nada, bebiste mucho.

-Demasiado diría yo... -le dije con ganas de devolver todo lo que bebí anoche. 

-No puedes llegar a esos extremos Barbara, no es bueno para ti.

-¿Y des de cuando te preocupas por mi? -le dije de mal humor. Aún seguía enfadada con él por la discusión de ayer. 

-No empieces por favor, no tengo ganas de discutir...

-No empiezo nada, ¿donde está mi móvil? -le pregunté.

-¿Para que lo quieres? 

-Pues por que quiero llamar a Víctor para que venga a buscarme, estará preocupado y quiero ir a mi casa. 

-Desayuna conmigo y luego te llevo.

-Lo último que quiero es estar más rato aquí y mucho menos comer, no tengo hambre.

-Tienes que comer algo Barbara, no seas tan cabezona.

-Un café, sí.

-Bueno..., dúchate si quieres, ayer le dije a mi chófer que hoy fuera a comprar ropa para ti, no vas a ir con la misma que llevabas ayer. 

-¿Tiene algo de malo mi ropa o qué? -este hombre no sabe que cuando una se termina de levantar está de mal humor y mucho mas si tiene resaca...

-Si, enseña demasiado. Ahora haz el favor, por una vez en tu vida de hacerme caso y ves a ducharte. Te espero a bajo. 

No le contesté, le miré mal, mi ropa no enseña nada, es lo que todo el mundo lleva hoy en día, además me gusta y lo seguiré llevando. No sé que problema tiene, está mal de la cabeza. 

Entro en la ducha y me lavo lo más rápido que puedo, me quiero ir y cuando antes acabe antes me iré. Salgo del baño enrollada en una toalla y veo a Christian dejando unas bolsas, que deduzco que es mi ropa. Él me mira por varios segundos pero se va sin decir nada. 

Miro la ropa y la verdad que no está nada mal, pero no le diré nada, luego le devolveré el dinero. No quiero que me pague nada. 

Me visto y la verdad me queda bien. Es sencillo y me va perfecto para hoy la verdad.

Salgo de la habitación y voy bajando las escaleras cuando me encuentro con una mujer

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Salgo de la habitación y voy bajando las escaleras cuando me encuentro con una mujer. 

-Buenos días señorita, el señor la espera en la cocina.

-Buenos días, gracias -le digo con una sonrisa, ella no tiene la culpa de mi enfado con Christian.

Entro en la cocina y le veo sentado mirando su móvil muy concentrado, no le digo nada, tomo asiento delante de él y me sirvo un poco de café en un baso que había allí encima, le doy un sorbo y esto hace que se me habrá un poco el estomago, cojo una galleta y me la como. Veo como el me mira por un momento pero no dice nada y sigue a lo suyo, cuando termino, abro mi bolso y saco un cigarro del paquete, salgo a fuera y me lo enciendo.

-¿Quieres quedarte un rato conmigo? -dice él detrás de mi.

No tengo ganas de discutir y mucho menos de estar aquí, quiero llegar a mi casa.

-Quiero ir a mi casa Christian, la nana estará preocupada -le digo en un tono suave. 

-Puedo quedarme un rato si quieres...

¿Quién le entendía? Yo no, por favor, que me saquen el libro de instrucciones, por que una de dos o está fallando y no funciona bien o es que es así por que viene mal de fábrica.

 Después de lo que dijo ayer no tenía ganas de seguir discutiendo, mi ex novio era muy posesivo y muy controlador, perdí a todos mis amigos a los cuales luego recupere pero no estaba dispuesta a pasar por lo mismo otra vez. Sin embargo me estaba pensando la proposición de Christian, ¿que me pasaba? ¿es que a caso era masoquista o algo parecido? 

Sin embargo con todas mis fuerzas negué con la cabeza, aun que una parte de mi no quería que se fuera.

-Eso no es una buena idea Christian -le dije buscando dinero en mi bolso.- ¿Que te ha costado la ropa?

-Nada Barbara, no te preocupes por la ropa ahora -dijo él mirándome como suplicando algo. 

Sin ganas de seguir con la conversación, asentí con la cabeza aun que esto no iba a quedar así. 

-¿Podemos irnos? -le dije finalmente tras un silencio incómodo. 

-Si -dijo él con un tono de voz grave que me hizo temblar.

Me subí al coche y luego se subió él, nos dirigimos a mi casa y durante todo el trayecto ninguno de los dos dice nada, la verdad lo agradezco. Llegamos a mi casa y frunzo el ceño ya que el trayecto se me hizo más corto de lo normal, aprovecho el momento en que el baja para abrirme la puerta para dejarle unos billetes en la guantera, por lo de la ropa. Si se los doy a él sé que no los aceptaría y ami no me gusta que me estén pagando nada, aunque él la haya comprado por que ha querido.  Me bajo del coche y voy a despedirme de Christian cuando él me coge del brazo. 

-Escucha Barbara... Por favor no me dejes -dijo él agachando la cabeza.

-¿Que no te deje? ¿Como voy a dejar algo que ni siquiera existe, Christian?

-Lo siento por todo Barbara, nunca me he sentido así por alguien y no sé como actuar delante de esta situación. Solo no dejes el trabajo, el simple echo de verte ahí cada día me alegra la vida, por favor...

-Me lo pensaré -le dije sin más.

Me encamine hasta la entrada de la casa donde Víctor me estaba esperando, supongo que para preguntar si todo iba bien. 

-Te espero el Lunes Barby... -dijo él antes de que yo pudiera desaparecer por la puerta. 

Subí las escaleras de mi casa y me dirigí a mi habitación. Me tumbe en la cama y me quedé allí pensando un rato, en todo lo que dijo, en lo que realmente sentía por él, en todo... Y así pensando y pensando me quedé dormida.





El socio de papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora