Capítulo 55

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*POV Vegeta*

La noche había caído en Japón. Bulma y yo conversamos de todo lo que habíamos hecho en nuestra ausencia como pareja. Ella reía. Tenía tiempo que no sonreía así para mi. Intentaba ingresar en la conversación el tema de nuestra relación pero al parecer no quería hablar sobre ello; ella desviaba el tema. ¿Qué haríamos ahora?

Vegeta: Mujer... yo... no quiero dejarte ir. ―expresé para luego ingerir el último sorbo de mi bebida y mirarla a los ojos. Necesitaba ver su expresión.

Bulma: ¿A qué te refieres con eso? ―preguntó titubeante.

No apartaba mi mirada de la suya. Necesitaba saberlo.

Vegeta: Quédate conmigo esta noche.

Ella me miró con cierta chispa en sus ojos, no pude descifrar su mirada al instante; pero una sonrisa se formaba en sus labios y encendía una luz de esperanza en mi. Después de saber de su embarazo fui tan egoista en llevarla conmigo al despacho del Dr. Lee y hacer añicos los documentos del divorcio que acabábamos de firmar. Por el simple echo de estar embarazada la reclame solo para mi. No tomé en cuenta su opinión, si decidía volver a mi lado o continuar con esto sola. Me está consumiendo tanto misterio.

Bulma: ¿Y a dónde se supone iremos tú y yo esta noche? ―respondió abiertamente a la posibilidad.

Vegeta: A nuestro hogar. ―respondí. ―A nuestra casa que no hemos podido disfrutar a plenitud. Por favor ven conmigo.

Bulma: ¿A aquella casa en la que sufrí en silencio? ―musitó y bajo la mirada.

Vegeta: Sufriste porque así lo quisiste mujer. ―respondí.

Bulma: Lo sé. No tienes porque recordarme sobre ello. ―sus ojos se llenaban de lagrimas.

Tomé sus manos y la tomé de su mejilla para que me mirara. ―Pero podemos comprar otra casa si así lo deseas. ―dije tomando mi móvil para hacer un par de llamadas.

Ella me hizo bajar la mano para que colgara de inmediato.

Bulma: No... ―susurró.

Mi corazón se detuvo por un instante. Significaba que no quería ir mas allá conmigo.

Vegeta: Pídeme lo que quieras... ―dije besando sus manos y ella volvió a sonreir soltando una lágrima.

Bulma: Quiero ir a nuestra casa. Quiero recuperar de nuevo mi vida a tu lado. Estar sin ti ha sido una completa pesadilla y... no puedo hacer esto sola. ―expresó soltando otra lágrima la cual, con mi pulgar no dejé deslizar.

Estaba tan cerca de ella. La mesa se interponía entre nosotros si, pero; no me prohibió tomar sus manos y estar muy cerca de su rostro.

Vegeta: Ven, vamos. ―la tomé de la mano. Dejé dinero sobre la mesa, y salimos del restaurante. ―¿Tu auto está en el estacionamiento del edificio, cierto? ―pregunté.

Bulma: No. Le pedí a Lazuli que viniera por el y se lo ha llevado.

Eso me entusiasmó aun mas, significaba que ella había considerado la posibilidad de quedarse conmigo esta noche antes de yo preguntarle y no me atrevería a discutir sobre eso.

Vegeta: Perfecto. ―respondí con una leve sonrisa que no podía evitar se formara en mi boca.

La llevé tomada de la mano, cruzamos la calle hasta llegar al estacionamiento del edificio.

Llegamos a donde estaba mi auto y me detuve al instante sosteniendo fuertemente la mano de Bulma para que no continuara avanzando.

Vegeta: ¿Qué demonios? ―dije perplejo. ―Maldita sea mi auto.

El Poder de AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora