Dime que puedo hacer para que no te vayas

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Elizabeth está escondida en el armario, solo ve una pequeña luz que entra por las puertas, a lo lejos, escucha gritos y reclamos, cada vez son más fuertes, también escucha a Ryan, tratando de calmar a su esposa.

—Grace, por favor cálmate, no pasa nada.

Grace, se detiene en seco, mira directamente hacia los ojos de Ryan y le pregunta con una voz quebrada.

—Ryan, dime la verdad, ¿tienes una amante? ¿Hay alguien más en tu vida?

Ryan se acerca a Grace, la toma de los hombros y le dice casi en un susurro

—No Grace, no tengo a nadie más que a ti, no amo a nadie más en este mundo, solamente a ti, eres mi esposa, te amo, eres lo mejor que me ha pasado en esta vida y no te cambiaría por nada ni nadie en este mundo.

Elizabeth empezó a llorar desde el armario y se puso a pensar.

Que hice yo para merecer esto, porque estoy aquí, escondida, porque Ryan no le dice a Grace que ya quiere firmar el divorcio, y ser libre para estar conmigo, eso me ha dicho desde el principio de nuestra relación, si se puede llamar relación a lo que tenemos, yo amo a Ryan, y él me ama a mí, él no quiere en absoluto a Grace, no la ama, me ama a mí, esa es la frase que digo ahorita, y todas las noches cuando me llega la culpa por lo que estoy haciendo, ''no la ama a ella, me ama a mi'', además ¿que estoy haciendo?, ¿ser la amante de alguien?, eso soy yo, la otra, la que los hombres esconden, esa no es la clase de persona que soy, yo no soy de las que quitan los maridos, y no quiero hacerle daño a Grace por perjudicar su matrimonio, pero su matrimonio ya estaba roto mucho antes de que Ryan me conociera, yo amo a Ryan, simplemente no fueron muy buenas las circunstancias en que nos conocimos. Y yo aquí, y sigo llorando por él, como siempre.

De pronto escucho unos pasos que se acercan al armario, que ponen mis pensamientos en espera, estoy nerviosa, será Grace que ya sabe lo de nosotros. Veo como poco a poco la luz empieza a entrar en el frio y oscuro armario, es Ryan que me mira con unos ojos tristes y que están a punto de llorar. Me tiende la mano para ayudarme a levantar, pero yo la rechazo con enojo y me levanto de golpe.

—¿Ya se fue Grace? —Me limpio las pocas lágrimas que aún quedan en mis mejillas. Me doy cuenta que aún sigo en la puerta del armario y camino por el cuarto, buscando mi ropa.

—Si, ya se fue. —Ryan me responde con una voz apagada, y llena de culpa

—Ryan yo ya no puedo con esto...

El me sigue con la mirada mientras sigo buscando mi ropa.

...Esto ya es demasiado, me estoy escondiendo, y yo no quiero eso. Ryan creo que es mejor que terminemos.

—No Elizabeth, no por favor, yo te amo. —Ryan se acerca a Elizabeth, pero ella lo rechaza de forma brusca.

—Eso no fue lo que escuche, ¿sabes que escuche? Un ''no te cambiaría por nadie en este mundo''.

—Elizabeth tu sabes que no lo dije en serio, solo lo dije para que Grace se calmara.

—Ryan, yo no puedo más con esto, cada vez me siento peor, ¿Quién soy yo para ti? ¿La otra?

—¡Elizabeth por favor no digas eso! Tú no eres la otra, tú eres la única.

—No Ryan, yo no soy la única, yo no soy tu novia, o tu prometida o tu esposa, yo soy tu amante, entiende eso, yo no soy nadie para ti. Así que me voy de aquí, me voy de tu vida, me voy para siempre. —Elizabeth toma su cartera y abre la puerta del cuarto para irse, cuando escucha la voz de Ryan.

—Me voy a divorciar pronto.

Elizabeth se regresa.

—Ryan, llevas meses engañándome, diciéndome que dejaras a Grace, y aun sigues con ella. Yo no puedo seguir con esto, no puedo seguir viviendo de esta manera me voy, y esta vez sí lo voy a hacer.

Elizabeth se da la vuelta y se va del cuarto, al llegar a la puerta del apartamento, escucha los pasos veloces de Ryan que se acercan a ella, el la toma del hombro y la hace girar.

—Elizabeth, tu sabes que realmente te amo, dime que puedo hacer para que no te vayas, por favor, no me dejes solo.

Elizabeth se acerca a Ryan, lo toma de las manos.

—Ryan, tu eres un hombre casado, debes estar con tu esposa.

—Pero yo no amo a Grace, y tú lo sabes muy bien.

—Pero sigues con ella, y debe de haber una razón, y quizá la razón es que aun la amas.

—Te amo a ti Elizabeth, porque no lo quieres entender. Mi matrimonio se acabó hace mucho tiempo.

—Pero aun estas casado con ella. Y yo no puedo seguir así.

—Por favor, quédate conmigo, haré lo que quieras.

Elizabeth, se quedó un momento callada ante esa última frase, ese era el momento oportuno de pedir lo que ella siempre había querido desde que conoció a Ryan. Le soltó las manos, y le dijo en un tono seco.

—Te daré un ultimátum. Divórciate de Grace, firma ya de una vez esos papeles, que por una razón u otra, tú y ella no han firmado.

—Elizabeth, tu sabes lo difícil que es hacer eso, recuerda la última vez que le dije que firmara el divorcio...

Elizabeth lo interrumpió.

—Tienes un mes para divorciarte, si realmente me quieres, dejaras a Grace para estar conmigo. En caso de que no lo hagas, nunca más me veras en tu vida.

Y con esas últimas palabras, Elizabeth se dio una media vuelta y salió del apartamento de Ryan, dejándole en mente una de las más importantes decisiones de su vida. 

Una segunda oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora