¡Voy a ser feliz!

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La casa esta vacía, hay trastes sucios, basura por todos lados, pedazos de comida, y en medio de todo ese desastre estoy yo, me llegan mensajes de Abney, Brad, Cheryl preguntándome como estoy, a todos contesto que estoy bien, aunque realmente estoy acostada en el suelo, a mi lado tengo una caja de chocolates, tomo el ultimo chocolate y me lo meto a la boca. Me levanto y voy al baño, cuando cruzo con el espejo veo mi reflejo, mi cabello está sucio, enredado, y sin forma, no tengo maquillaje puesto, y tengo la cara roja de tanto llorar y unas espantosas ojeras. Decido no tomarle importancia y voy hacia el inodoro.

Más tarde me acuesto en mi cama, las sabanas están tiradas al igual que las almohadas, en la mesita de noche hay pedazos de pizza que compre hace una semana, hace una semana que estoy así, pero no me importa, no quiero ver a nadie.

Estoy viendo el techo de mi cuarto, volteo hacia el reloj y veo que son las 2 de la madrugada y aún no he podido dormir, llevo varios días así, no duermo por la noche. Solo pienso, pienso en lo que he perdido.

Estoy medio dormida pero escucho un sonido, es mi celular, veo que es Brad y le contesto.

—¡Lizzy, adivina donde estoy! —Escucho a Brad emocionado.

—No lo sé Brad, ¿en Arizona?

—No Lizzy, estoy de vuelta, no estuve mucho tiempo allá, he regresado.

—Muy bien Brad, me emociono por ti. —Le digo aún dormida.

—Elizabeth, ¿te acabo de despertar? Son las seis de la tarde.

—No Brad, simplemente estoy cansada.

—Lizzy a mí no me puedes mentir, es más voy a tu casa.

Brad me cuelga y no me deja contestarle, sé que Brad vendrá pronto, y sé que mi apartamento esta hecho un desastre, pero lo único que hago es darme la media vuelta en la cama y seguir durmiendo.

—Elizabeth, Lizzy. —Escucho un susurro a lo lejos. Me despierto y veo que es Brad.

—¿Qué quieres?, ¿Cómo has entrado?

—Tengo una copia de la llave, ¿Qué está pasando aquí?, ¿porque tu apartamento esta de esta forma?

Me siento en la cama y me cubro las piernas con la sabana.

—Se ha acabado todo Brad.

—¿Todo qué?

—Todo lo que tenía con Ryan, me ha dejado. —Y empiezo a llorar.

Brad se acuesta a mi lado y me abraza, le explico todo lo que ha sucedido hasta que me quedo dormida a su lado.

Siento que ya es de día cuando me despierto, escucho ruidos en la cocina, me levanto de golpe y veo que mi cuarto está limpio, volteo a todos lados buscando pedazos de comida de hace una semana pero ya no están.

Salgo de mi cuarto en busca de Brad, pero al ver la sala veo que todo está organizado, veo a Brad cocinando a lo lejos.

—¿Has visto el duende limpiador? Creo que ha llegado a mi casa a dejar todo reluciente. —Le grito a Brad.

—Ha venido, pero se ha asustado al ver tanta suciedad, entonces se fue y yo tuve que limpiarlo todo.

Me rio mientras me siento en la barra de la cocina.

—Se puede saber que estas preparando.

Brad se da la vuelta y me baja de la barra.

—No quiero que te caigas y que además de deprimida estés con un brazo roto, para eso existen las sillas.

Lo miro con cara de enojada y me siento en la silla.

—Te estoy preparando el desayuno porque hoy tu vida va a cambiar.

—Y se puede saber el porque. —Le pregunto curiosa.

—Vamos a hacer algo sobre tu vida, y sabes cómo vamos a empezar.

—No.

—Empezaremos con el juego de Elizabeth debe ir a tomarse un baño.

—¿En serio se ve tan necesario? —Le pregunto a Brad disgustada.

—Si, cuando regreses podremos desayunar.

Me levanto de la silla y voy hacia el baño, cuando tu mejor amigo te dice que debes bañarte, debe ser porque en realidad lo necesito.

Estoy bajo el agua caliente de la regadera, cuando pienso lo que está pasando con mi vida, entonces me doy cuenta de lo tonta que me siento.

Cuando salgo de la regadera con mi bata color rosa voy hacia la cocina.

—Brad, ¿Qué estoy haciendo?

Brad voltea hacia mí con curiosidad.

—¿Qué estás haciendo?, no se Elizabeth.

—Estoy llorando por un hombre. Dime cuando ha pasado algo así.

—No lo sé Elizabeth, desde que te conozco nunca te había visto sufrir por amor.

—Sabes que Brad, es momento de ser feliz, ya estoy harta de esconderme, llorar, siempre estar triste. ¡Voy a ser feliz! —Le digo emocionada.

—Si Lizzy, debes de superar todo, yo sé que puedes. —Brad me contesta aún más emocionado.

—Brad...debemos salir de fiesta. —Le digo muy seriamente.

—Claro Elizabeth, conozco un lugar en el que podemos salir a bailar y a pasarlo bien, es el mejor lugar de la ciudad.

—No Brad, si vamos a divertirnos, lo vamos a hacer a lo grande.

—Elizabeth, me estas empezado a dar miedo, ayer cuando llegué estabas en la peor depresión y ahora estas ¿feliz?

—Brad, nos vamos de vacaciones...los dos.

—Pero a donde Lizzy.

—Nos vamos a Miami.  

Una segunda oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora