Necesitaba tomar aire fresco

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Abro los ojos, pero no sé dónde estoy, volteo hacia los lados, estoy en una cama y estoy cobijada con una sábana blanca, volteo lentamente hacia mi lado izquierdo y veo que un hombre esta acostado conmigo. Me sobresalto, ¿Quién es ese hombre? ¿Qué habré hecho la noche anterior?, solo sé que tengo un leve dolor de cabeza, el hombre sigue dormido, entonces poco a poco salgo de la sabana tratando de no despertar a la persona que está a lado mío, en cuanto me levanto me doy cuenta que estoy en un hotel, voy al baño, caminando suavemente, cuando llego al baño, cierro la puerta y le pongo seguro, me veo en el espejo y veo el desastre que soy. Tengo el cabello alborotado y el maquillaje esta corrido, decido que necesito tomarme un baño.

Cuando estoy bajo la regadera, trato de pensar que hice anoche, tengo escasos recuerdos, sé que estaba con Brad, recuerdo que baile con él, luego fui al baño, llego un hombre con mi celular, platique con él y los seis shots de tequila, solo recuerdo hasta ahí, no recuerdo muy bien que paso después de haber completado ese estúpido desafío, lo único bueno es que ya recordé el nombre del chico que está en mi cama, Alexander.

Mientras me seco y me visto, decido que debo de irme del hotel antes de que Alexander se despierte, me pongo de nuevo el vestido de la noche anterior y trato de peinarme el cabello, recuerdo que en mi bolsa tengo un poco de maquillaje, pero, ¿Dónde está?. Abro la puerta del baño muy lentamente, y busco con la mirada donde está mi bolsa, y también mis zapatos, que hasta ahora me doy cuenta de que no sé dónde están.

Veo que mis pertenencias están a un lado de la cama, así que voy por ellas, cuando empiezo a recoger mis cosas, veo a Alexander durmiendo, debo decir que se ve lindo de esa manera, pero lo que debo hacer ahora mismo es irme. Voy caminando hacia la puerta con mis zapatillas en la mano, cuando escucho que alguien dice mi nombre.

—Elizabeth, ¿A dónde vas? —Me dice Alexander aun soñoliento.

—Voy a... necesitaba tomar aire fresco. —Esa es mi gran escusa, porque no puedo pensar en otra cosa más que decir.

—¿En serio? Porque parece que estas huyendo. —Me dice Alexander mientras se sienta en la cama, aún tiene sus pantalones negros y tiene la camisa desabrochada, además su cabello esta alborotado y lo hace ver bastante guapo.

—¿Huyendo? ¿Yo?, no, no, no Alexander, yo no haría eso. —Le digo mientras regreso rumbo a la cama y me siento en el sofá que está cerca de esta.

—Si quieres podemos bajar a desayunar, y después podemos caminar en la orilla del mar y así podrás tomar tu aire fresco.

—Esta bien, suena interesante. —Le contesto a Alexander.

—Solo deja me tomo un baño y después salimos a comer. Por mientras puedes ver la televisión. —Dice Alexander mientras se levanta y va rumbo al baño.

—Si eso suena bien. —Le digo mientras me levanto y tomo el control de la televisión.

Me siento en la cama y me vuelvo a cobijar con la sábana blanca, no me siento muy cómoda de estar con él, no lo conozco y no sé quién es o que hace, decido que debería ver televisión para no pensar sobre qué es lo que estoy haciendo.

Prendo la televisión y paso de canal en canal, paso por el canal de noticias, después le cambio a una película en blanco y negro, después sale una película de acción, solo estoy cambiando de canal sin prestarle atención. Mientras paso de canal en canal veo que en uno está mi serie favorita "30 Rock" así que dejo el control en la mesita de noche y me pongo a ver la televisión con atención.

Pasan unos minutos y Alexander sale del baño, se ve fresco y huele a gel de baño.

—Estoy buscando mi reloj, ¿lo has visto? —Me pregunta Alexander mientras camina por el cuarto.

—Creo que está aquí. —Le digo mientras busco en la mesita de noche.

—Si aquí esta. —Dice Alexander mientras llega a la mesita de noche y se lo pone en la muñeca izquierda.

Yo sigo pensando que esto es muy raro, no sé porque sigo aquí, debí haberme ido cuando él estaba en el baño pero aquí me quede, espero que la noche anterior no haya pasado algo de lo que vaya a estar arrepentida.

—¿Qué estás viendo? —Me pregunta Alexander sacándome de mis pensamientos.

—Estoy viendo una serie, se llama...

—30 Rock. —Me interrumpe Alexander.

—Si, así se llama, ¿la has visto?

—¿Qué si la he visto?, Elizabeth esta es mi serie favorita, soy el fan número uno.

—No Alexander, te equivocas, yo soy la fan número uno.

—Creo que vamos a tener una pelea para saber quién es verdaderamente el fan número uno.

—¿Y cómo lo vamos a saber? —Le pregunto con una sonrisa.

—Podríamos quedarnos aquí, pedir que nos traigan la comida y ver varios capítulos.

—Y se supone que así vamos a saber.

—No lo creo, pero pasaremos un buen rato.

—Y aparte podríamos conocernos más. —Le digo a Alexander.

—Ayer platicamos, creo que te dije muchas cosas sobre mi vida.

—Para serte sincera Alexander, no recuerdo mucho lo que paso anoche.

—Así lo pensé, estabas muy borracha, el tequila te afecto mucho, también podría decirte lo que hiciste ayer ya que no lo recuerdas.

—Recuerdo varias cosas Alexander.

—¿Recuerdas cuando bailaste encima de una mesa y te caíste?

—No recuerdo, ¡esa es la razón por la cual me duele la espalda!

—Ya vez, son muchas cosas que aún no sabes, entonces ¿llamamos al servicio de habitaciones? —Me dice mientras toma el teléfono con su mano derecha.

—Creo que sí. Alexander en verdad, siento mucho que me hayas platicado tantas cosas de tu vida y que yo no recuerde nada.

—No te preocupes, no me importa platicar contigo de nuevo, tú también me platicaste muchas cosas de tu vida.

—¿En serio? —Le pregunto sorprendida, se me hace raro que le haya platicado cosas de mi vida a un extraño.

—Me platicaste que vives en Nueva York, trabajas de publicista en Beauty Light Company, que viniste a Miami con tus amigos Brad, Abney y Todd.

—Creo que si te platique varias cosas.

—Aunque me mencionaste a alguien, pero no entendí quién era... de regreso al hotel me platicaste de un tal Ryan, ¿Quién es él?

De pronto todos mis recuerdos de Ryan regresan, por más que trato de olvidar el momento en que me dejo, aún sigo pensando en él.

—¿Ryan?, no es nadie importante... ¿Qué quieres pedir? —Le digo mientras le quito el teléfono de la mano y llamo al servicio de cuartos.

Lo único que quiero, es olvidar a Ryan, y debo de hacer todo lo posible para no pensar en él, aunque deba de desayunar en la cama con alguien que no conozco en Miami. 

Una segunda oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora