Mi tortura de todos los días

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Escucho el sonido de la alarma a lo lejos, pero aún estoy en mi sueño, me imagino caminando con Ryan en la orilla del mar, caminamos tomados de la mano, platicamos, y estamos muy felices, de pronto siento que alguien me habla.

—Lizzy, ¡Elizabeth, Despierta!

Me despierto de golpe, lo único que veo es a Brad, mi mejor amigo, que está al lado de mi cama, por lo que puedo ver está muy bien vestido, pantalones color negro, camisa blanca y una chaqueta color azul fuerte con pequeños cuadritos, sin olvidar su pulsera de arcoíris en su mano derecha, como si fuera un recordatorio de que es homosexual.

—¿Qué quieres Brad? — Le contesto molesta por despertarme de mi hermoso sueño.

—Son las 7 de la mañana, ¿Acaso no tienes que ir a trabajar?

Me levanto de golpe. Es muy tarde, me he quedado dormida.

—¡y porque no me despertaste antes Brad! —le contesto enojada.

—Disculpe bella durmiente, pero llevo aquí varios minutos tratando de despertarte y no querías.

Entro corriendo al baño, y me tomo una ducha, el agua esta fría pero no tengo tiempo de estar buscando la temperatura ideal, siempre es demasiado caliente, o demasiado fría. Le grito a Brad desde la ducha.

—Porque traes puesta esa ropa, te ves muy elegante, ¿A dónde vas a ir?

Brad se acerca a la puerta del baño.

—Elizabeth, hoy sí que te levantaste muy mal, esta ropa la tengo puesta desde ayer.

Abro la puerta del baño, solo tengo puesta mi bata color rosa pastel que Brad me regalo en mi cumpleaños.

—Brad, no me digas que acabas de llegar de tu fiesta.

—Entonces no te digo. — Brad me responde sarcásticamente.

Mientras busco mi ropa, Brad me platica su aventura de la noche anterior, desde que vive conmigo eso hace siempre, todas las mañanas me mantiene al día con su divertida vida.

—Pues déjame decirte que ayer me la pase muy bien con mis amigos. — Brad se sienta en la orilla de la cama de Elizabeth y cruza sus piernas.

—¡Que raro Brad!, si salir contigo de fiesta es lo más aburrido del mundo — Ahora soy yo la que contesto sarcásticamente.

—Elizabeth, salir de fiesta es lo mejor. Pero claro tu que vas a saber de eso, si desde que sales con aquel hombre dejaste de ser feliz.

Voy camino al baño a peinarme y maquillarme, tratando de ignorar lo que Brad me acaba de decir.

—Lizzy, no pienses que me vas a engañar, dime cuando fue la última vez que te divertiste.

—Déjame informarte, que yo, Elizabeth Haley, me divierto mucho todos los días.

—Si Elizabeth. Si tu diversión es esconderte de Grace cuando estas con Ryan, entonces eres una persona muy divertida.

Ignoro los comentarios de Brad, desde que sabe que estoy con Ryan lo único que hace es decirme que no está bien lo que estoy haciendo, y en el fondo de mi corazón lo sé, pero aún sigo con él.

—Le puse un ultimátum a Ryan. — Le digo a Brad con una voz clara y fuerte.

—¿Y cuál es? "Ven a verme todos los días a mi apartamento o te voy a dejar", Elizabeth, esa es la razón por la cual me he mudado a tu apartamento, para que no lo puedas traer aquí.

—La razón por la que te mudaste es porque no tienes dinero para rentarte un lugar Brad.

—Tu sabes lo difícil que es encontrar un buen apartamento en Nueva York, que no esté infestado de ratas o de esos bichos raros. — Brad finge tener un escalofrío.

—No es muy difícil Brad, si tienes dinero para pagarlo.

—Ya basta de hablar de eso, dime ¿Cuál fue tu ultimátum?

—Que firme el divorcio en un plazo de un mes, o no me vuelve a ver.

—¡Wow! Y crees que lo vaya a hacer.

—No lo sé, eso lo voy a saber dentro de un mes.

—Sabes que Lizzy, tu vida me da pena.

Volteo a ver a Brad de forma enojada.

—Se puede saber porque te da pena.

Brad se levanta de la cama, va hacia el baño y se pone detrás de Elizabeth mirando el espejo.

—Lizzy, eres bonita, mírate en el espejo, tus ojos, tus labios, tu cabello color oro...

Detengo a Brad y le digo con una pequeña sonrisa.

—En la caja del tinte dice, "rubio deslumbrante" no color oro.

Brad me voltea, me da un abrazo y me dice al oído.

—Lizzy, eres genial, ya deja esa relación con Ryan, simplemente te está haciendo daño, ya no eres la de antes, mereces ser feliz.

Brad deja de abrazarme, me mira a los ojos y me dice de forma seria.

—Lizzy... te hace falta comprarte otro "rubio deslumbrante" ya se te están viendo las raíces cariño.

Aparto a Brad de golpe, y salgo del baño.

—Eres lo peor Brad. —Tomo mi bolsa de mano y voy camino hacia la puerta.

Brad me grita desde el baño.

—Elizabeth, yo no soy lo peor. ¿Sabes que es lo peor?

—¿Qué es lo peor Brad?

—Que tengas que ir a trabajar con Grace y Ryan.

—¡Gracias Brad por recordármelo!

Y salgo del cuarto camino a mi tortura de todos los días. 

Una segunda oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora