Ya estoy de vuelta en Nueva York, el viaje de regreso no fue tan pesado como el de ida, Brad y yo platicamos sobre Alexander y sobre todo lo nuevo que se dé el.
Cuando llego a mi apartamento dejo las maletas en a un lado de la puerta.
—¿Quieres algo de tomar? —Le pregunto a Brad mientras voy a la cocina.
—No quiero nada, solo quiero descansar o dormir. —Dice Brad y se acuesta en el sofá.
—Yo también quiero descansar.
—¿Y de que estas cansada? ¿Cuánto tiempo llevas sin trabajar? ¿2 o 3 semanas?
—Es lo necesario, además tenía que hacerlo, no podría seguir viendo a ya sabes quién en la empresa.
—Pero en algún momento vas a verlo, trabajas con él.
—Estoy pensando que quiero renunciar a mi trabajo. Esa idea me la dio Alexander, además él me puede conseguir un buen puesto donde trabaja.
—Lizzy, hace apenas unos días que lo conoces y ya lo tratas como si fuera tu novio, haces todo lo que él te dice.
—¿Y qué tiene de malo? —Le digo a Brad mientras me siento en una silla enfrente del sofá.
—No tiene nada de malo, Alexander es un buen hombre y te da buenas ideas, pero solo quiero que te cuides, aun no lo conozco y no sé qué intenciones tiene contigo.
—¿Qué intenciones tiene conmigo?, ¿Qué vas a hacer? ¿Platicar con el como si fueras mi padre?
—Si es necesario, si, debo cuidarte, es algo que he estado haciendo desde que te conocí.
De pronto recuerdo como conocí a Brad, toda nuestra primera conversación y todo lo que había alrededor nuestro lo recuerdo perfectamente.
Hace 7 años.
Estoy sentada en una silla en la sala de espera en el hospital general Geneva, son las dos de la madrugada y no hay nadie en la sala, solo yo, tomo una revista que seguramente alguien la olvido en su lugar y la empiezo a leer, a los pocos minutos me aburro, habla sobre finanzas y negocios, ahora sé porque la persona olvido la revista, es aburrida. A lo lejos está una larga máquina expendedora, de un lado tiene barras y jugos, en el otro tiene refrescos.
Veo un chico que se acerca a la máquina, viste con una sudadera gris y pantalón de mezclilla. Pasan varios minutos y el sigue ahí, se ve que presiona los botones de la maquina, pero no sale su producto así que decido que debo ayudarlo, me levanto y voy hacia él.
—¿Hola, tienes problemas con la maquina? —Le digo al chico de la sudadera gris.
—No quiere aceptar mi billete. —Me dice mientras trata de alisar el billete con su mano.
—¿Por qué no compras algo en la cafetería?
—Son las 2 de la madrugada, no hay nadie, todo está cerrado a esta hora. Además no comeré solo en la cafetería. —Me dice mientras sigue presionando botones en la máquina.
—Te puedo acompañar, y también te puedo cambiar el billete. —Le digo mientras saco mi cartera en busca de un billete.
—No es necesario, no tengo demasiada hambre.
—Ya lo tengo, ¿qué querías? —Le digo y le doy el billete.
—Una barra de granola. —El chico de la sudadera gris toma el billete, lo introduce en la máquina y presiona unas teclas.
—¿Entonces te puedo acompañar? —Pregunto con una voz muy suave.
—Creo que no tengo otra opción, me llamo Brad. — Me dice mientras me extiende la mano.
—Yo me llamo Elizabeth, gusto en conocerte.
—Bueno Elizabeth, ¿qué quieres comer tú?, tienes muchas opciones de comida. —Dice Brad mientras extiende la mano por la maquina con una sonrisa.
—Creo que unas galletas. —Le contesto mientras presiono las teclas de la máquina expendedora.
Brad y yo caminamos rumbo a la cafetería, cuando llegamos, vemos alrededor de 50 mesas con 3 sillas cada una, pero todas vacías. Nos sentamos en la primera que encontramos.
—Siento mucho si estuve negativo cuando te conocí, es muy noche y no he dormido.
—No te preocupes, yo también estoy cansada, ¿Qué haces aquí a estas horas? —Le pregunto a Brad mientras abro mi paquete de galletas.
—Tuve un accidente y hace unas horas me dieron de alta pero vendrán por mí hasta la mañana.
—¿Qué te paso? ¿Estás bien? —Le pregunto a Brad, mientras veo que en su mano izquierda tiene una venda blanca a la altura de la muñeca, Brad parece que se da cuenta que le estoy viendo la mano y me dice.
—Me caí en la cocina y varios vidrios me cortaron, por eso la traigo.
Pasamos unos minutos en silencio, Brad come su barra y yo sigo comiendo mis galletas, veo alrededor, hay una escalera a unos metros de nosotros, volteo hacia arriba y puedo ver algunos consultorios, pero no se ve movimiento alguno.
El silencio se vuelve incomodo, no sé qué puedo platicar con él, su mirada se ve triste, como si hubiera perdido algo o alguien, se ve desolado.
—No me caí en la cocina. —Dice Brad y con eso acaba el silencio incómodo.
—¿Qué te paso?
—Intente suicidarme.
Brad dice esa frase tan fácilmente, pero para mí es difícil de asimilar, no sé qué puedo decir en un momento como este.
—Lo siento. —Es todo lo que puedo decir.
—No te preocupes. —Dice con una voz triste.
—¿Por qué?
—Estaba borracho y no pensé bien las cosas... hace unos días les dije a mis padres que era homosexual y no lo aceptaron.
De nuevo no sé qué decir, Brad me está diciendo cosas muy personales pero no sé qué es lo que debo contestar.
—Siento mucho que hayas pasado por eso.
—Pensé...pensé que lo aceptarían, soy su hijo...entiendes Elizabeth, soy su hijo y no me quisieron, me abandonaron en un momento muy vulnerable de mi vida. Además mi pareja me dejo cuando más lo necesitaba, entonces todo se juntó y pensé que mi única salida era el suicidio. —Me platica Brad con voz quebrada y con los ojos llorosos.
—Brad, ahora tienes una nueva oportunidad de ser feliz, sigues aquí con nosotros, eso es lo que importa, debes tratar de superar todo, debes seguir adelante.
—¿Para qué Elizabeth? No tengo a nadie, mi familia me ha dado la espalda, nadie me quiere. Este es el clásico estereotipo de un gay.
—No debes pensar así, debes luchar por la vida, eres muy joven. Sé que va a ser difícil superar lo que te ha pasado, pero créeme, dentro de poco tiempo tendrás una razón para ser feliz.
—No tengo una razón para ser feliz, no tengo nada. —Contesta Brad negativamente.
—Entonces yo te ayudaré a buscar una.
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Una segunda oportunidad para amar
RomanceEl amor es un sentimiento hermoso, muchas personas encuentran a su amor ideal, pero que sucede cuando tu amor esta casado con alguien mas. ¿Aceptarías ser la amante? ¿Que obstáculos se interpondrán en tu felicidad? ¿Y si llegaras a conocer a alguien...