Porque voy a hacer el intento

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Estoy acostada en mi cama, sé que aún es muy temprano para levantarme, Brad se fue la noche anterior, no quiso dormir conmigo, así que decido que quiero estar todo el día en pijama. Me doy la media vuelta en la cama para poder seguir durmiendo, pero escucho que alguien está tocando la puerta, y me levanto para poder abrir. Llego a la puerta y veo que es Brad.

—¿Sabes la hora que es? ¿Aun estabas dormida? —Me pregunta Brad y entra a mi apartamento dejándome en la puerta como es de costumbre.

—Es domingo, por favor déjame descansar, mañana tengo que regresar a trabajar.

—Ya has descansado bastante, estoy aquí porque quiero que vayamos de compras. —Dice Brad emocionado.

—¿De compras?, no quiero ir, además me he gastado demasiado dinero en los últimos días, me salió carísimo el viaje a Miami. —Cierro la puerta y voy hacia la cocina.

—Aunque sea me puedes acompañar, por favor Lizzy, por favor. —Me dice Brad suplicándome.

—No quiero Brad.

En ese momento escucho que vuelven a tocar la puerta.

—¿Esperas a alguien? —Me pregunta Brad mientras abre mi refrigerador.

—No. —Le respondo mientras camino hacia la puerta, cuando la abro para mi sorpresa es Alexander.

—Hola Elizabeth. —Me dice con una gran sonrisa, lleva un pantalón de mezclilla y una camisa azul.

—Hola Alexander, pasa. —Le digo un poco nerviosa porque sé que Brad está aquí.

Cuando Alexander entra al apartamento veo que Brad está en la cocina sirviéndose un vaso con jugo.

—Alexander, este es mi mejor amigo Brad. —Le digo mientras señalo a Brad.

Alexander se acerca a Brad y lo saluda.

—Hola Alexander, he escuchado muchas cosas de ti.

—Bueno Elizabeth, quería invitarte a salir, pero si tienes compañía creo que es mejor que regrese después.

—No, no, no, Elizabeth no tiene nada que hacer hoy, no tiene planes, deberías salir con ella. —Dice Brad mientras le da un sorbo a su jugo.

—Bueno, no tengo planes hoy así que está bien.

—Por mí no te preocupes, yo estoy muy bien aquí solo. —Contesta Brad.

—Bueno Alexander, voy a mi cuarto a alistarme, por mientras te puedes quedar con Brad si quieres.

—Si suena interesante, así puedo aclarar las dudas que tengo. —Dice Brad mientras se sirve más jugo.

—Y Alexander, no le hagas caso a Brad, está un poco loco y te va a hacer preguntas muy raras.

—Yo no hago preguntas raras...así que Alexander, ¿Cuáles son tus intenciones con Elizabeth? —Dice Brad mientras saca un cuchillo de la cajonera.

—Creo que ya fue suficiente. —Me acerco a Brad y le quito el cuchillo, mientras Brad y Alexander sueltan una risa.

—Elizabeth, le tengo miedo a Brad. —Me dice Alexander de forma sarcástica.

—No te preocupes, no te hará daño. Creo que ya debería de irme a cambiar. —Le digo mientras camino hacia mi cuarto.

Brad y Alexander se sientan en el sofá y empiezan a hablar, mientras yo me voy a mi cuarto. Alexander no me dijo a dónde íbamos a ir, así que cuando abro el armario no sé qué ponerme, decido que debería meterme a bañar y después elegir la ropa, a lo lejos escucho la risa de Brad y Alexander, sé que Brad lo va a querer, y espero que no le haga daño con el cuchillo.

Salgo del baño con mi bata y busco mi ropa en el armario, decido que si Alexander trae pantalón de mezclilla yo haré lo mismo, así que me pongo un pantalón de mezclilla más oscuro que el de Alexander y una blusa color rosa. Voy casi corriendo al baño para peinarme y maquillarme y lo hago muy rápido, tengo miedo de dejar a Alexander y a Brad solos.

Cuando salgo de mi cuarto Brad y Alexander están aún sentados en el sofá y están riendo, cada quien tiene un vaso con jugo.

—Veo que se están divirtiendo. —Les digo mientras busco mi celular.

—Estamos pasando un buen rato, te doy permiso de salir con él. —Me dice Brad.

—¿Desde cuándo necesito tu permiso para hacer cosas?

—Desde ahora, así que te doy permiso. —Brad y Alexander se levantan del sofá.

—Bueno Brad, ya nos tenemos que ir, gracias por darme permiso y por no usar el cuchillo. —Le dice Alexander con una risa.

—No te puedo prometer nada... pero por hoy no lo usare. —Dice Brad y se ríe, no sé cómo pueden reírse por las cosas más tontas, lo único bueno es que Brad tiene un buen presentimiento de Alexander.

—Muy bien, ya nos vamos a ir Brad, ¿te vas a quedar aquí?

—Que tiene de malo, tu apartamento es mejor que el mío, me gusta quedarme aquí...o creo que ya entendí, quieres que me vaya para que tú y Alexander...hagan...cosas.

Agarro un cojín del sillón y se lo aviento a Brad a la cabeza.

—Haz lo que quieras, siempre has hecho lo que siempre has querido.

Brad agarra el cojín que le avente y me lo avienta a la cabeza pero lo esquivo.

—Deberíamos de irnos antes de que Brad nos pegue a los dos. —Dice Alexander mientras me toma de la mano y me lleva hacia la puerta.

Ya en el carro de Alexander le pregunto.

—¿A dónde vamos? No me dijiste, podrías estar secuestrándome.

—Si te quisiera secuestrar ya te hubiera puesto un trapo blanco en tu nariz y boca y estarías durmiendo.

—Eso le haces a todas mujeres que secuestras.

—A algunas, trato de cambiar para no aburrirme.

—En serio, ¿a dónde me llevas?

—Recuerdas que cuando estábamos caminando en la playa de Miami me dijiste que nunca habías tenido una cita demasiado romántica, y que quizá querías una.

—Si lo recuerdo, ¿Por qué?

—Porque voy a hacer el intento. 

Una segunda oportunidad para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora