Terminó por convencer a Balthazar de unirse de nuevo al ejército del cielo, comenzando desde el inicio, con la amenaza de ser exterminado en el caso de desertar una vez más. Balth siguió preguntando como es que sobrevivió al arcángel, pero Cas no dijo nada. Ya no confiaba en su hermano y sentía que esto no era algo que se permitiría perder. Si los ángeles confirmaban los rumores, probablemente la autoridad de Michael podría ser cuestionada. Obviamente que un millón de ángeles no serían problema para un arcángel, pero no quería ver a Mike enfrentar lo único que defendía con su vida.
Después de otro par de interrogatorios y algo de papeleo, se desocupó. No quería volver a la habitación y estaba aprendiendo a sobrellevar las miradas de sus hermanos, quienes a la vez se acostumbraban a él. Decidido, Castiel se dirigió al área de control, allí donde trabajaba Naomi.
Necesitaba saber que estaba pasando en la tierra.
Se ubicó donde no molestara, ya que sus hermanos corrían de un lado a otro, gritaban órdenes y tecleaban cosas. No había mucho que el cielo pudiese hacer, porque Mike se había negado a arriesgar a sus hombres a una muerte segura. Castiel no estaba muy seguro de que pasaba, pero su mirada estaba fija en el cuadro verde que rodeaba el nombre de Michael en una de las pantallas. Mientras se mantuviese verde, todo estaría bien. La oscuridad no era un enemigo fácil, y aunque Dios acompañaba al arcángel, no podía asegurar su subsistencia.
El cielo se sacudió de repente, como un golpe directo a su celestial estructura. El verde cuadro parpadeó y volvió a su intensidad de siempre, pero Castiel ya estaba lleno de ansiedad.
Balthazar le llamó, diciendo algo sobre necesitar apoyo en otra parte, pero no quería escucharlo. Sentía que si quitaba su mirada del monitor, sería como soltar la mano de Mike y dejarlo caer al vacío de la muerte. Cuando la luz del cielo entero parpadeó una vez más, el verde de Michael se volvió rojo.
Su hermano le llevó fuera, donde lo sacudió por lo hombros para que reaccionara.
- Tengo que salir de aquí. – Dijo, como una orden para sí mismo.
- ¡¿De qué hablas, Castiel?!
- Tengo que ir con Michael.
Alguien a sus espaldas gritó que habían perdido al arcángel Michael, lo que agregó más descontrol al cielo entero. Castiel se deshizo del agarre de Balth, pero no corrió hacia la puerta de salida, sino hacia su habitación.
Quería volver a fundirse en ese encierro del que no era consciente de nada, donde ignoraba todo el alboroto a su alrededor. Deseaba imaginar que el verde había vuelto a la pantalla y eso significaba que el arcángel estaba bien nuevamente, deseaba verlo entrar por la puerta de su habitación, magullado pero vivo.
A sus espaldas sonaron las alarmas y las luces rojas llenaron el lugar, como el carmesí de la sangre del arcángel que perdieron. Se hundió en la penumbra de su habitación, cerrando los ojos para no notar el rojo lumínico que se colaba bajo la puerta.
Balthazar golpeó a su puerta, pero él no abriría.
Luego de un rato, todo se quedó en silencio, ni una sola voz se escuchaba en el pasillo, ni una sola alarma. Castiel se percató de la extrañeza en eso, y salió. Estaba algo mareado y no se sentía del todo bien. Las paredes estaban cubiertas de negro ahora, como si se encontrara en un lugar totalmente diferente.
Entre los pasillos, llegó al principal, aquel que se extendía en medio de las salas principales y llevaba a la salida principal. Los del área de control continuaban trabajando arduamente, aunque el cansancio era más evidentes en ellos.
- ¿Qué pasa? – Interrogó a Naomi.
- Intentamos reiniciar el sistema, necesitamos a Dios. – Pidió ella.
Naomi se balanceo, a punto de caer si no fuese por Castiel, quien la sostuvo.
- Amara drenó la energía del cielo, queda muy poco de él.
Uno de sus hermanos volteo en su silla, dejando de lado su trabajo.
- ¿Y si Dios está muerto como el Arcángel Michael? – Debatió.

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Sí, señor.
FanfictionMichael quiere castigar al culpable de su desgracia, pero termina descubriendo cuanto Castiel desea eso. Michastiel Michael x Castiel Advertencia: Sadomasoquismo.