Puede que Lucifer fuera directo y estuviese dispuesto a ir con el plan inmediatamente, pero su padre prefería discutirlo con Michael y tomar una decisión. El rubio se había quejado, diciendo que odia cuando su hermano mayo y su padre se ponían en "modo protocolo" para solucionar algo que estaba prácticamente hecho.
Pero las cosas se harían así y estaba decidido.
Era la primera vez en mucho tiempo que el trono volvía a servir de punto de reunión para los arcángeles y su padre. Faltaba Raphael, pero Castiel ocupaba su lugar, el de Michael se quedaría vacio.
- Michael no quiere esto. – Dijo Chuck.
Por mucho que intentó convencerlo de lo contrario, las probabilidades para Mike no eran lo suficientemente buenas, por lo que seguiría siendo un peligro y no quería serlo. Agregado a eso, Michael no estaba seguro de lo que harían, cuáles eran los pasos a seguir, y eso solo le hacía tener más dudas sobre confiar en su hermano. El debate había continuado hasta que el arcángel enloqueció nuevamente y Chuck tuvo que alejarse.
- Dime que no le vas a obedecer de nuevo. – Dijo Lucifer, sentado de lado sobre su silla.- No es como si tuviese mucho juicio del cual valerse.
- Estoy de acuerdo con el psicótico. – Señalo Gabe, comiendo una paleta.
- Entiendo que sea una buena idea, - Explicó Chuck. – Pero si él no quiere colaborar, las probabilidades de que funcione son nulas.
- Pero por eso no hay problema... ¿No, Cassie? – Sonrió Lucifer hacia el ángel que se mantenía en silencio.
Cas desvió la mirada. Era un buen plan utilizarlo para convencer a Michael de aceptar la propuesta de Lucifer, pero no le gustaba nada esto de manipular, nunca fue de su agrado.
- ¡Oh, vamos! – Rio Satán.- Olvida al dulce angelito caído y muéstranos al cruel Comandante que eras. ¡Ese si era divertido!
- Ni siquiera me conocías antes. – Desafió el ángel.
- Tengo mis fuentes confiables. – Le guiño.
- Me asusta coincidir tanto con el psicótico, pero... no sería algo malo, Cassie.- Apoyó Gabe.
- Sería manipularlo. – Replicó el menor.
- Sería... hacerlo entrar en razón, Cassie. -
Razonó el rubio, manteniendo su mirada en el ángel como todos en la sala.
- Es tu decisión, Cas. – Dijo Chuck. – Si no quieres, proseguiré con...
- Está bien, voy a hacerlo.
Era extraño caminar con Lucifer a un lado como si nada pasase, mucho más cuando el otro parecía tan tranquilo. Cas llevaba el tablero de ajedrez del día anterior, observando los bordes de madera cincelada.
- ¿Otra vez ajedrez? – Interrogó al arcángel.
- Conozco a tu novio mejor que tú, no tienes idea de cuanto lo obsesiona ese juego.
Contra toda regla, Cas decidió confiar en Satán y seguir sus órdenes al pie de la letra, aunque no le gustase nada.
Cuando entraron, Michael yacía sobre su costado derecho, respirando suavemente en un profundo sueño.
- No te alteres. – Tranquilizó el rubio, hablando bajo para no despertarlo. – Te lo explicare simple. Esa marca es como inyectarte heroína directo al cerebro, pero cuando el efecto se va...
- Te deja sin fuerzas. – Finalizó la frase el menor, dejando a un lado el tablero y arrodillándose a un lado de Mike.
- Bueno, ya que esta todo claro, volveré más tarde. ¡Buh-bye!
Lucifer camino despreocupadamente a la salida, aunque Chuck le había pedido que se quedara con el ángel, por seguridad. Castiel lo ignoró, prestando prioritaria atención a Michael. Acarició su cabello con cuidado, intentando despertarlo. Aunque deseara estar tranquilo, su instinto de supervivencia temía la reacción del mayor.
Antes de tan siquiera abrir los ojos, Mike tomó la mano que le acariciaba y la dejó quita sobre su mejilla.
- No van a escucharme, ¿Cierto? – Rezongó.
- Debes confiar en ti por una vez.
Las cadenas sonaron todas a la vez cuando Michael se enderezó, instintivamente buscó estirar sus alas, las cuerdas se tensaron con fuerza, pero no le soltarían.
- Una jaula es mejor que esto. – La forma pesada en la que respiraba denotaba que se estaba enfadando. – Odio las restricciones de mis alas.
Castiel sabía que si Mike daba riendas sueltas a su furia, Chuck podría tomar la decisión más inmediata y terminar con este experimento de una vez. Por mucho que no le gustara manejar al otro, tendría que obligarse a hacerlo.
- ¿Jugamos? – Dijo, ignorando las quejas del mayor. – Prometiste enseñarme y dejarme ganar.
Se supone que la tarea era bastante simple. Cas convencería a Michael de cooperar, luego jugarían un par de partidas y charlarían con normalidad para que el arcángel se mantuviera en esa tranquilidad que el otro le daba. Finalmente, llegaría Lucifer y haría enfurecer a su hermano hasta su limite, pero usando la presencia de Castiel como frenó constante. Nadie entendía realmente lo que el rubio haría, pero él lo comprendía por experiencia propia.
Sin embargo, lo que Lucifer temía, sucedió. Al volver, se topó con Castiel sentado sobre el regazó de Mike, rodeado por las cadenas que mantenían las manos del arcángel sujetas al suelo, besándose muy apasionadamente.
- Perdón por interrumpir la película porno, - Interrumpió, lo suficientemente alto para sorprender a los amantes. – pero van a tener que parar.
Castiel se apartó lo más pronto posible, arreglándose la camisa y el saco, mientras Michael asesinaba con la mirada al rubio. Al menos, ya había comenzado a enojar a Mike. Luci esperó a que el ángel se alejara lo suficiente y siguió pinchando al mayor hasta que reaccionara.
- Apuesto a que tu angelito sabe bien para que estés tan desesperado para recuperarlo. – Sonrió sádico, repasando con su lengua bífida sus propios labios. – De solo imaginarlo...
- Cierra la boca.
El rojo brillo en los ojos de Mike apareció mucho más rápido de lo que creía, el plan iba de maravillas.
- Oblígame. – Desafió para luego reír. – Cierto, no puedes, encadenado hermanito.
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Sí, señor.
FanfictionMichael quiere castigar al culpable de su desgracia, pero termina descubriendo cuanto Castiel desea eso. Michastiel Michael x Castiel Advertencia: Sadomasoquismo.