Después de la tormenta

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Capítulo VI: Después de la tormenta.

Connor

─No sigas ─súplica Sami a mi lado.

Suspira y se sienta esperando que diga algo, en el mismo bar en el que me encuentro casi borracho como hace dos horas. Mejor dicho, muy borracho, creo que me terminare la segunda botella de Whisky.

─Otro... ─le pido al tipo que está enfrente de mí sirviendo los tragos.

Mira a Sami encogiéndose de hombros, es su trabajo venderme lo que sea, hasta su alma si es posible, si eso deja dinero. Me pasa otro vaso de whisky con hielo, me lo bebo hasta el fondo, como dije antes es la segunda botella que he bebido.

Cuando salí corriendo del funeral vine directo a este bar de mala muerte, me sentía desbastado, aun ahora con los tragos siento lo mismo, estoy dolido, enojado con la vida. Siempre me quita lo que más me importa.

─Las chicas están afuera ─comenta Sami, lo miro con el ceño fruncido.

Definitivamente no estoy en mis cabales porque casi no entiendo lo que me dice, tratando de abrir mis ojos ya que no están del todo bien, mi vista es un asco, el alcohol está haciendo su efecto.

─¿Qué chic... cas? ─balbuceo.

─Nikki y Dan ─responde parándose y levemente cabreado o muy cabreado─. ¿Sabes qué? Nos vamos. No te dejare hundirte en tu miseria ¿Por qué sabes otra cosa? No eres el único sufriendo por ella.

Sami paga la cuenta y me toma del bazo para sacarme de ahí. Me rio cuando no me mueve del asiento. Creo que no debí reírme porque ahora puedo confirmar que está muy cabreado. Dejo que me ayude porque no me gusta verlo enojado, siempre ha sido pacifico, pero cabreado mejor te alejas de él. Al menos soy cociente de eso.

Miro bajo mis pies, creo que caeré porque el piso se mueve mucho por todos lados. Sami suspira y pasa mi brazo por sus hombros y me saca de ahí. Salgo sonriendo, esto siempre hace que sea todo sonrisas, es una mierda, pero funciona.

Me sube al auto, a la parte de atrás en realidad y me tira como si fuera trapo sucio, de eso puedo darme cuenta. Raro ¿no? Me quita las llaves, apenas puedo protestar porque ni siquiera me puedo el culo. No estoy tan mal para no darme cuenta de lo que hago.

Me recuesto en el asiento mirando hacia el techo tratando de que mi cerebro haga conexión con la realidad, pero no pasa nada. Nada hace que me sienta mejor, mi corazón se encuentra roto de nuevo, no sé si alguna vez ha sanado. Se que solo será hoy y que mañana estaré bien porque se ocultar muy bien el dolor, aprendí desde niño a no llorar, ni dejarme caer porque nadie me va a levantar.

Mis ojos no se cierran y funcionan mejor de lo que parece. En este momento me quiero morir, no por Dakota, sino por todo lo que sucede, la guerra, el hambre, la violencia. Siempre tengo estos ataques existenciales cuando pierdo algo bueno en mi vida, como ahora.

Soy consciente de que Sami, Nikki y Dan conversan de mi estado de destrucción masiva afuera. Pensándolo bien no estoy tan perdido como creí porque pase lo que pase están mis amigos, eso es un consuelo que me hace ser más fuerte.

Paso mis manos por mi rostro cuando siento que Sami entra al auto junto con Nikki. Me pregunto dónde está Dan, pero abre la puerta por dónde está mi cabeza. Me giro un poco para verla mejor, aunque mis ojos estén medio cerrados, la puedo ver. No sé qué mierda me pasa con ella. Me sonríe mientras levanta mi cabeza para sentarse, deja mi dura y terca cabeza sobre sus piernas.

─No te importa o ¿sí? ─me pregunta mirándome a los ojos.

¡Diablos! Creo que estoy alucinando. Sus ojos son realmente hermosos, me sostiene la mirada con algo de vergüenza, hago una mueca por la pregunta que me hace porque si hablo voy a estropearlo todo. No soy muy elocuente cuando estoy borracho, pero sonrío y creo que estúpidamente.

EL PRIMER LATIDO © | #SagaLatiendo (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora