Capítulo XXXIV: Un héroe fantasma.
Connor
Llevo cinco putos minutos esperando alguna señal divina que no me haga bajar del Mustang. Observo la casa en la que crecí porque los Vólkov son unos putos arrogantes nacionalistas. Siempre se encargaron de decirnos que solo es una casa temporal porque nuestro verdadero hogar se encuentra en Rusia.
Esta destruida, con cintas policiales, paredes ralladas, ventanas cerradas con madera y puertas caídas, en conclusión, es una mansión abandonada y posiblemente hogar de indigentes.
Veo la hora, son las seis con cincuenta minutos. Respiro hondo y bajo mirando todo a mi alrededor para ver si hay alguien cerca. No recuerdo que fuera tan feo y solitario, creo que los años todo lo cambia, menos las personas. La verdad es que nadie quiere vivir donde gente murió, donde se traficaba droga, es entendible.
Camino y abro la reja que se encuentra cerrada. Esta oscureciendo, un escalofrío recorre mi columna vertebral mientras camino hasta la puerta. Trago saliva al darme cuenta de que el olor en el aire es de sangre y se encuentra impregnado en todo el lugar.
Camino por la casa en la que crecí, niego por lo estúpido que es esto, yo no debería estar aquí. Voy al lugar donde se supone que era mi escondite, subo las escaleras y entro a la habitación. Toda la casa está vacía, no hay ningún mueble, pero si mucha tierra y basura. Voy a la esquina donde una de las tablas se sale del piso.
Cuando niño guardaba todos mis tesoros en una caja de madera. Creía que el mundo era distinto en ese entonces, pero todos crecemos. Saco la caja de madera que me regalo Lauren, esta vieja pero aún tiene todos los recuerdos y secretos que guarde porque si no Damián haría cosas malas, de esa forma pensaba a los cuatro años.
Los soldaditos de plomo de Dylan aún están, sonrío al recordar que los puse ahí para que protegieran el tesoro. Dos fotografías yacen al fondo, tío Dimitri me sostiene en sus hombros cuando me llevo al parque de diversiones con Lauren. Y donde Dylan Lauren y yo jugamos juntos, es un bonito recuerdo. Creo que por eso me cuesta más entender el abandono de parte de ella.
Una medalla de plata con un dije de la familia Vólkov que me dio él también se encuentra ahí. Damián también tenía uno igual se lo dio a Dylan, pero nunca se lo he visto puesto y Thomas también, se supone que se les da a los primogénitos, pero siempre toda la familia tiene uno al final, es como una tradición.
―No entiendo porque me lo diste a mi... ―susurro, soy muy estúpido para aceptarlo aún, es casi lógico.
Son las siete y cinco, no hay nadie, creo que me equivoque de lugar o es solo una pésima broma. Sonrío al encontrar unos dulces viejos, me gustaría tener la misma inocencia de aquella época. Bajo las escaleras con la caja en mis manos, me detengo cuando una sombra cruza la sala. El miedo se instala en mi pecho, pero no soy un cobarde, vine a esto, a enfrentar mi pasado. Camino lento y lo veo, me detengo en cuanto se da cuenta de mi presencia.
―Pequeño zorro. ―es su voz, cambió, pero porque está más viejo.
―Dimitri.
A veces nos entiendo cómo es que nos saludamos así, debe ser lo frío de la situación o solo son nuestras personalidades o simplemente somos unos extraños, creo que es más la última. Nos vemos a los ojos y siento que me veo a mi mismo ¿Se supone que debería sentir empatía? Porque me pasa que no tengo nada contra él.
―Tu insolencia me asombra ¿Ya no soy tu tito?
Sonrío, pero no de una forma amable sino como dijo él de insolencia.
―No lo creo ―le digo, camino por la sala rodeándolo, creo que es mi forma de intimidarlo―. Solo tengo dos y no son ni tu ni Thomas.
Sonríe complacido, creo. Lo escaneo por completo, no me pierdo su forma de verme ni de lo intimidante que se ve él. Lleva puesto un traje de sastre de color gris oscuro a la medida, unas costosas colleras y zapatos de punta finas. Su cabello es como el mío castaño oscuro con canas, rastro de que los años pasaron por él, sus ojos son los mismos, solo tiene unas cuantas arrugas, ya que debe tener cuarenta y cinco o más años.
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EL PRIMER LATIDO © | #SagaLatiendo (Libro #1)
Teen FictionConnor es un chico de 20 años pronto a cumplir los 21 años. Un chico normal a la vista de todos, pero con una doble vida que comienza a crecer. Todo comienza a tomar un rumbo excitante, aunque desconocido para él. La familia, la maldad del mundo y t...