Convivencia (Primera parte)

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Capítulo LIV: Convivencia (Primera parte)

Connor

Observo por última vez la casa en la que encontré un hogar y una familia de verdad, una que me ama como yo a ellos. Asiento para mí mismo, sé que volveré a verlos. Conduzco como una anciana hacia la casa de Damián tardándome lo más posible, para demorar lo inevitable.

Kilian Vólkov vuelve a casa.

La verja que es custodiada por los hombres de Damián se abre para mí. Son apenas las nueve de la mañana y llueve por lo que me estaciono en el garaje. Se que mi Mustang y yo estaremos bien mientras Thomas no se meta conmigo. Saco mis cosas, no son muchas y entro a la casa donde se supone pasare mucho tiempo. Me paro en la entrada viendo en lo que se convertirá mi casa, como si eso fuera a servir de algo. Damián sale de su estudio y creo que le sorprende de verdad verme aquí.

—Hola, aquí me tienes, cumplo con lo que digo, espero que tú también —le digo dejando mi bolso en el suelo—. ¿Y bien? ¿Dónde dormiré?

Me observa con los ojos bien abiertos, pero luego recupera la compostura.

—María, te enseñara tu habitación. —me dice cuando una empleada aparece—. Lleva a mi hijo a la habitación cerca de la mía y de Dylan. Bajas enseguida.

—Bien.

Ella asiente y la sigo porque no me apetécete hablar con él aun, por lo menos no ahora que un nudo me prohíbe hablar.

—Señor, por aquí.

Subimos por las escaleras y pasamos por varias habitaciones que deben ocupar uno de los idiotas. Veo la habitación que fue de Dakota y de Dylan hasta que la chica porque no tiene más de veinte años abre la puerta para dejarme entrar.

—Es grande —es todo lo que digo antes de volverme a ella—. Gracias.

Se sonroja.

—Cambiare sus sabanas y limpiare antes de que lo ocupe.

—De acuerdo. Tomate tu tiempo.

Salgo por la puerta para dejar que haga lo que dijo. Bajo las escaleras hasta el estudio de Damián que se encuentra sentado en su escritorio. Me observa mientras habla por teléfono. Me siento en frente esperando lo que sea me tiene que decir.

De acuerdo. —corta la llamada, me observa—. Acompáñame.

Le hago caso y lo sigo al vestíbulo, están todos los empleados que trabajan aquí dentro.

» Los reuní a todos aquí para que el que no conozca a mi hijo menor, lo haga ahora. De ahora en adelante vivirá aquí con nosotros, espero lealtad y respeto hacia a él. Su nombre es Kilian ¿De acuerdo?

—Si, señor.

—Bien, ahora pueden volver a sus oficios.

—¿Eso era necesario? —enarco una ceja hacia él.

—Si ¿Qué harás ahora?

—Tengo que ir a la universidad para juntarme con mi profesor guía ¿Por qué? ¿También quieres saber que como? No llevo ni cinco minutos para que quieras controlarme.

—Tu nunca cambiaras ¿no?

Me encojo de hombros.

—No lo creo. De esa forma crecí en las calles. Hago lo que se me plazca.

—Hay reglas en esta casa.

—De acuerdo, solo porque estoy de ánimos.

—No chicas, no fiestas, no drogas.

EL PRIMER LATIDO © | #SagaLatiendo (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora