La puesta

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Capítulo VII: La puesta.

Connor

Después de casi dos horas de viaje llegamos encontrándonos con muchas personas, hago una mueca cuando me encuentro con chicos y chicas en una especie de orgia, drogas y alcohol. Pero me distraigo rápidamente con Dan que pasa como si no hubiera personas en la todos lados, no se detiene.

Ella definitivamente sabe cómo llegar a un lugar llamando la atención de todos. Sami tenía razón en cuanto a que ella es distinta, no es como las otras chicas o quizás sea el hecho que yo que nunca les tomo mucha atención, pero ¿Por qué a ella sí? Ni puta idea.

Se coloca en la meta justo en la pista para correr y se gira mirándome con su labio entre sus dientes.

─Solo con una condición ─digo mirándola, ella me pone mucha atención─. No le hagas daño a mi bebé o tendrás que hacer muchas cosas para que pueda perdonarte.

Muchas cosas que no tienen nada de inocente.

─Hace mucho que no corro. ─susurra un poco temerosa.

─Es como andar en bicicleta ─la calmo antes de bajar, los chicos bajan─. Muéstrame lo que sabes hacer.

Sonríe en respuesta.

─Lo haré.

Puedo percibir la necesidad de sentir el motor andar, sacarle todo su límite, sin restricciones. Correr a veces es como una necesidad, es la mayor adicción que hay, hasta mayor que las drogas o hasta el sexo.

Camino en donde se encuentran los demás, pero solo encuentro el jeep por lo que me subo al capo en compañía de Alex. Observo el lugar buscando a Zack, pero no lo veo, espero que no se meta en problemas como siempre. Luke aparece a mi lado algo confundido.

─¿Quién está en tu Mustang? ─pregunta cuando nos saludamos.

─Slade ─respondo divertido. Quiero saber si la leyenda es real. Bobby llega y me saluda también─. ¿Quién está en el otro auto?

─Blake ─dicen ambos.

Abro la boca en forma de una "O" porque no me lo esperaba, pero recuerdo que su auto se hizo mierda por eso no reconocí el que está en la partida.

─Mierda, debe pensar que soy yo ─me rio porque si lo piensas bien, es muy gracioso─. 200 dólares a que gana Slade.

Observo muy seguro a Bobby, además que le entrego los doscientos grandes. Todos se sorprenden menos Luke, quien niega con la cabeza con una sonrisa. La conoce, además también apuesta, cosa que comprueba mis sospechas. Lo extraño es que tengo el presentimiento de que es muy buena, las leyendas no sé hacen solas.

Hoy la verdad no ha sido el mejor de mis días, pero está terminando mejor de lo que esperaba. Es interesante saber que hay alguien como yo en este puto mundo, alguien que no puede vivir sin correr.

─¿Kilian? ─llama mi atención Luke, lo miro porque dice mi nombre con algo de incertidumbre─. Ella es como mi hermana, es mi mejor amiga, en realidad era mi cuñada, en fin, ella es familia. Así que, cuidado con ella.

No me sorprende que la defienda, es su amiga, lo entiendo, pero lo que si me sorprende es que diga tal cosa de mí, está bien, lo acepto, es bellísima en muchos sentidos de la palabra, pero jamás tendría nada con ella. Uno porque se lo prometí a Sami y siempre cumplo mis promesas y dos no tengo una puta idea, porque me muero por besar esos labios tan carnosos, ese es el motivo principal. Ella no puede tener ese poder en mí.

─No sé de lo que hablas ─digo desentendido.

Se ríe y niega.

─Ella te va a hacer cambiar de idea, eso hizo conmigo y con todos a los que conoce ─comenta Luke sin dejar de sonreír sentándose a mi lado─. Pero eso no estaría mal en tu caso.

EL PRIMER LATIDO © | #SagaLatiendo (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora