💕Roza&Dimitri 💕Nuestro Amor (Complete)

¡No!

Estoy jodidamente nervioso.

Es decir, ¿Qué tan seguido uno se casa? Porque bueno... ¡Me voy a casar! Acomodo mi saco por quinta vez y suspiro.

–Te ves bien, Adrián.– dice Eddie rodando los ojos a mi lado.

–Necesito que todo esté perfecto, nada puede salir mal hoy.– digo enderezando la corbata de moño en mi cuello.

–¡Ya déjate el traje tranquilo, estás bien!– exclama Eddie exasperado. Killian entra con el ceño fruncido seguido de Dimitri y Christian, quién llegó hoy junto a Mason, Mara y Lissa de la corte para la boda.

–¿Por qué Eddie está gritando cómo niña?– pregunta Christian, Eddie lo aniquila con la mirada antes rodar los ojos.

–Primero:– dice Eddie apuntándolo con su dedo índice.– Yo no grito cómo niña, segundo: eso no es gritar, y tercero: Adrián está exasperandome con sus estúpidos nervios.– suspiro.

Creo que es entendible mi estado actual, es el día de mi boda y la verdad jamás pensé que llegaría éste día. Y mucho menos me imaginé ser padre para éste punto, y de trillizos.

Los amo, en serio, pero el único que es tranquilo de los tres es Nathan. Anton y Mila nos vuelven locos la mayoría del tiempo. Ahora mismo los debe tener mamá y la tía Tatiana ya que Isa tenía que arreglarse y no querían dejarlos solos conmigo ya que al parecer piensan que los puedo perder. Es una ridiculez, aunque admito que tener un pequeño descanso es... Bueno.

–Tranquilo, primo, todo saldrá bien y te aseguro que para ésta hora mañana estarás felizmente casado y de luna de miel.– dice Killian a lo que yo hago una mueca.

–Si, sobre eso...

–¿Qué?– Dimitri arquea una ceja.

–Lo de la luna de miel es una sorpresa, Isa no sabe nada.– digo.– Y no sé si acepte ir de luna de miel, no le gusta estar mucho tiempo separada de los bebés.

–Sólo será una semana, ellos estarán bien.– dice Christian.

–Lo sé, no dudo de eso, pero nunca hemos estado tanto tiempo separados de ellos y estar una semana sin nuestros hijos será duro.

–Te entiendo, pero podrán hacer videollamadas cuando quieran para ver a sus bebés.– dice Dimitri.

–Si, supongo que esa sería buena idea.– vuelvo a mirarme al espejo y suelto un gran suspiro. Todo va a salir bien.

Mi padre entra a la habitación con una sonrisa llena de orgullo, y sin esperarlo me abraza con fuerza. Le devuelvo el abrazo con algo de sorpresa y cuando se separa me da una palmada en la espalda.

–Estoy muy orgulloso de ti, Adrián.– sonrío al escucharlo decir esas palabras, él muy pocas veces me las ha dicho, y cada vez que lo hace sé que lo dice con sinceridad.– Ya es hora, debemos irnos.– asiento.

Todos salimos de la habitación, Rodríguez está comiéndose una hamburguesa pero cuando nos ve llegar se apresura a tragar y con esfuerzo arroja la mitad en un cesto de basura a su lado, con una servilleta se limpia los residuos de comida y sonríe cómo si nada.

–¿Listo?

–¿Tú estás listo?– pregunto con gracia, el mira el cesto a su lado con dolor y asiente. No puedo evitar reír. Con Rodríguez en nuestras vidas es difícil estar aburrido.

–Si, mejor vayámonos antes de que saque esa hamburguesa de la basura.– murmura.

–Okay, vamos.– lo tomo de los hombros y lo alejo del cesto de basura.