¿Qué? ........¡te mato!

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Adrián y yo decidimos ir a nuestra primera cita con el gineco-obstetra, no es algo que me entusiasme mucho ya que aún no termino de asimilar la noticia de mi embarazo, y créanme, he tenido demasiado tiempo para asimilarlo y aún no lo he logrado. Principalmente vinimos porque Adrián tiene una pequeña inquietud que tiene mucho que ver con mi aura, y según él dice que percibe algo "extraño" cuando mira mi vientre.

Mentiría si digo que eso no me preocupa, estoy algo asustada al respecto, pero también sé que si fuera algo malo ya lo sabríamos. Al menos eso es lo que yo espero.

Esperamos demasiado para ésta cita, tengo apenas dos meses y medio y parezco de casi cuatro, y admito que en parte es mi culpa, siempre levanto a Adrián en plena madrugada por culpa de los estúpidos antojos. Ya comprendo el sufrimiento de Rose, ésto es horrible. Las náuseas matutinas son lo peor de todo, siento que todo lo que me como lo vomito, y cómo soy una maldita masoquista vuelvo a comer todo lo que encuentro en la nevera.

Jamás imaginé que comer pepinillos con mantequilla de maní fuera tan delicioso, sorprendentemente Rose tenía razón.

Adrián ha sido muy paciente conmigo y lo aprecio mucho, admito que he estado algo insoportable y odiosa, siento que amo más a Adrián por todo lo que hace por mi.

–Isabel Asimov.– llama una enfermera, enseguida Adrián y yo nos levantamos. Ambos estamos nerviosos.

El Doctor Jean Markov es un moroi de mucho prestigio aquí en Rusia, yo insistí en ir con uno normal, pero Adrián y Abe se opusieron diciendo que lo mejor para este tipo de embarazo sería un médico bien preparado y familiarizado, que no podíamos confiar en cualquier humano para ésto. Intenté pedirle ayuda a Rose, pero ella dijo y cito "Si yo no pude zafarme de ésto, tú tampoco."

El Doctor nos recibe cordialmente y nos manda a tomar asiento, comienza a hacernos una serie de preguntas y yo respondo cada una de ella con nerviosismo.

–¿Estás tomando las vitaminas pertinentes para tu embarazo?– pregunta y yo hago una mueca.

–Ehmm... No.– él asiente y escribe algo en una hoja.

–Está bien, no te preocupes, aquí te anotaré todo lo que debes comenzar a tomar y cada cuántas horas a partir de ahora.– asiento.– ¿Has tenido alguna incomodidad, insomnio o dolores?

–No, aunque en las noches me despierto con mucha hambre.

–Eso es normal, pero debes cuidar lo que comes, muchas complicaciones vienen al momento del parto por estar sobre el peso indicado.– asiento.– ¿Sabes cuando tiempo tienes? Si yo tuviera que dar un estimado según él tamaño de tu vientre... Diría que estás de unas 14 semanas de gestación.

–No, no tengo tanto.– frunzo el ceño.

–Tiene dos meses y medio, Doc.– dice Adrián. El Doctor asiente y se levanta.

–Vamos, creo que es hora de tu primera ecografía.– sonríe. Adrián sostiene mi mano y yo asiento, estoy más allá del nerviosismo, creo que en cualquier momento me voy a desmayar.

Subo a la camilla que me indica el Doctor mientras él prepara todo, Adrián está siempre junto a mi sin soltar mi mano.

–Sube tu blusa, por favor.– pide el Doctor con un envase en una de sus manos, yo solo obedezco sin decir ni una palabra.– Vas a sentir algo frío, así que tranquila.– asiento.

Cuando echa ese extraño gel sobre mi vientre me estremezco. ¡Esa mierda no está fría, está helada!

El Doctor comienza a configurar unas cosas en la pantalla frente a él, y unos segundos después coloca un aparatito en mi vientre. No me pregunten cómo se llama, ahora no puedo pensar en nada que no sea en ver las manchas y puntos distorsionados en ese monitor. La concentración en la cara del Doctor es estresante, quiero saber qué está viendo, si todo está en orden. Estoy nerviosa, no me juzguen, jamás me imaginé a mí misma en ésta situación.

💕Roza&Dimitri 💕Nuestro Amor (Complete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora