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El chico evidentemente más alto que el pequeño lo empuja con indebida fuerza, estallando su espalda contra la pared.

—Ya déjalo Chad, es solo un niño. —le dice la chica que lo acompaña mientras tira su cigarrillo al suelo.

—Este maldito niño me acusó y ahora estoy en problemas. Te he aguantado mucho bastardo de mierda. —le aprieta los brazos logrando que suelte un fuerte quejido.

—Déjame, Chad. —le suplica el pequeño pero el mayor solo aprieta más fuerte sus delgados brazos.

—No te haré nada... por ahora, pero recuerda que no eres nadie, si algo te ocurre mañana, nadie te va a recordar. —su risa malévola provoca que el mentón del menor comience a temblar.— Si nenita, llora todo lo que quieras.

—Ya vámonos, Chad. —le insiste.

—No eres nada ni nadie, y siempre, pero siempre serás un don nadie, Emilio.

Y con eso lo suelta volviendo a empujarlo logrando esta vez tirarlo al suelo, lo mira una última vez con desprecio y abraza a la chica de la cintura para marcharse.

"No eres nadie" es lo único que la mente del pequeño e indefenso Emilio repite una y otra vez.

...

Joaquín

—Ya no doy más. —digo una vez paramos la carrera por media hora que me tiene las piernas temblando.— Nos están torturando.

—Y recién llegas amigo. —habla Robert mientras abre su botella para darle un sorbo.

Nos levantaron a las cinco de la mañana, tuvimos cinco minutos para estar listos y luego del desayuno nos han hecho correr toda la mañana, primero fue trote lento, luego correr en competencia –quedé de los últimos–, luego correr en el barro y por último, pasar bajo unos alambres y otra vez correr.

Estoy asqueroso, lleno de sudor y barro y lágrimas que nadie ha notado, mis piernas no dejan de temblar y siento que en cualquier momento tendré un ataque cardíaco.

— ¡Sigan corriendo, nenitas! —nos grita el sargento mientras vuelve a correr junto con el cabo.— ¡Correremos hasta que me cansé! ¡Y les aseguro que puedo estar toda la noche acá!

Nicolás me toma del brazo para tirarme y comenzar a trotar otra vez, no es un ritmo rápido pero son tantos metros que terminas casi sin huesos. Si para el fin de esto no quedo como Dwayne Johnson juro que los demandaré.

— ¡Corran, corran! ¡Mi abuela en paz descanse en más rápida que ustedes, par de inútiles!

Otra ronda de insultos, cada vez que este señor abre la boca suelta al menos tres insultas por frase.

Y así corremos por otra media hora hasta que terminamos la hora de entrenamiento.

— ¡Tienen diez minutos para ducharse y estar bien vestidos! —nos grita y se va junto al cabo.

—Nicolás, lo voy a matar. —Cody no ha relajado su puño desde que despertamos.

Mientras corríamos Cody cayó al suelo, el sargento lo trató de inútil que ni correr sabía pero Nicolás y yo –que íbamos de los últimos–, notamos que el cabo pasó por su lado y le puso el pie.

—Esto es un jodido abuso de poder, no es justo.

—La vida no es justa, Cody. —le dice Nicolás, acercándose a él para masajear sus hombros, Cody suelta todo el aire retenido mientras cierra los ojos e intenta relajarse.

𝐌𝐈𝐋𝐈𝐓𝐀𝐑 ♥︎ᵎ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora