𝐌𝐈𝐋𝐈𝐓𝐀𝐑 ♥︎ᵎ Emiliaco

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Maratón 2/3

Su mano me acaricia el vientre de una manera tranquila y suave, desconcentrándome lo suficiente para no prestar toda mi atención a la película que acordamos ver luego de quince minutos en disputa. Sonrío mirando sus dedos hacer círculos sobre mi estómago, apoyando de  mejor manera mi nuca en su hombro izquierdo, sintiendo su respiración calmada en mi espalda.

—Presta atención a la película. —susurra en mi oído, estremeciéndome ante su tono ronco y su alistó cálido.

—Si me sigues haciendo cariño, a lo que menos prestaré atención será a la película. —murmuro mordiendo mi labio inferior, evitando soltar una sonrisa embobada.

Siento el movimiento de su pecho en mi espalda al reír antes de llevar sus manos hacia mi cintura para alzarme, se incorpora en el sillón y me sienta nuevamente sobre él, pero esta vez de frente y con ambas piernas a sus costados.

Sonrío apoyando mis brazos en sus hombros, acariciando su cabello oscuro y liso, sintiendo sus manos viajar por mi espalda de manera demandante. Sé lo que quiere, yo igual lo quiero; así que no nos hacemos esperar más y nos besamos, sintiendo la suavidad de sus labios contra los míos, separándose levemente para morderme el labio inferior antes de volver a juntar nuestra bocas, de una manera desquiciada, feroz y enloquecedora; su lengua recorriendo mi cavidad bucal hasta hacerme suspirar. Y cuando nos falta aire, nos separamos con los labios hinchados y entumecidos.

— ¿No te ibas a juntar con Sam hoy? —digo juntando nuestras frentes.

Niega, —No, quiero estar contigo hoy. —sonrío y lo vuelvo a besar, aferrándome al máximo a esta deliciosa sensación, porque este chico frente a mí me encanta, hasta podría decir que estoy enamorado de él, pero eso simplemente no se puede.— ¿Vamos arriba? —susurra ronco, sus ojos llenándome de felicidad, dejando ir la opresión que comenzaba a crecer en mi pecho.

Asiento y me aferro a él mientras me levanta y me carga hasta su habitación. Cada vez que estoy con él, me siento completo. Porque lo he llegado a amar, y tal vez él a mi también.

Pero no se puede, estamos cometiendo un error, ambos lo sabemos, pero no puedo evitarlo. Simplemente lo amo, esa es la excusa que me he dicho para estar con él, la que utilizo cada vez que me carcomo la cabeza y me siento una mierda a punto de explotar; porque sé que esto saldrá mal, y que habrá más de una corazón roto, incluyendo el mío.

Joaquín

—Eres un idiota.

Bramo con un tono hirsuto hacia Emilio mientras le aplico unas cremas sobre las heridas de su cara.

Luego de terminar con su castigo, me he decidido a ir a buscarlo; simplemente porque no he podido irme a dormir sin antes golpearlo y abrazarlo, asegurarme que estuviese bien. Apenas Cody llegó, se tiró a su cama como peso muerto, Nicolás colándose de inmediato y haciéndole unos masajes para relajarlo. Pero verlo de esa manera me puso en completa alerta. Necesitaba ver a Emilio.

—Aún te odio, Emilio, pero te agradezco lo que hiciste por Joaquín. —espeta mi amigo una vez deja a Cody dormir en paz.

Escuchar aquello de parte de Nicolás me ha sacado una sonrisa genuina, saber que pudo atravesar sus barreras y agradecerle a alguien que desagrada por completo, por mí, me hace sentir cálido y en el lugar correcto.