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Emilio

Siento algo particularmente extraño que solo siento cuando me entero de algo bueno, como cuando sabes que tu cantante favorito vendrá a tu ciudad o algo así.

Siento una ansiedad irritante y desesperante, luego de hablar con Joaquín acerca de la propuesta no he parado de pensar en eso. De seguro todo irá mal, él y yo definitivamente no encajamos como tal, somos totalmente distintos, polos opuestos. Mientras yo soy negro él es blanco, yo agua y el aceite. De todos nuestros encuentros, admito haber pasado buenos ratos pero no me interesa en lo absoluto ser su amigo o algo por el estilo. No es el tipo de chico con el que haría una amistad, su sola presencia me recuerda a Fitzalán y lo irritante que llegó a ser en nuestro escuadrón, a tal grado que terminábamos discutiendo por su voz que ya siquiera soportaba, entonces Cody lo defendía y Diego entraba y teníamos un sinfín de griteríos e insultos.

Sé que no será así con Joaquín, es un chico bastante tranquilo, si discutimos dudo que lleguemos a los gritos, sin embargo, estoy casi seguro que discutiremos seguido. No tengo el mejor carácter del mundo, lo admito, y no tengo paciendo en lo absoluto, si él no hace lo que yo le diga en los entrenamientos simplemente terminaré frustrado y queriendo golpear algo.

— ¿Entonces aceptó? —Diego mantenía sus piernas rectas en el aire ya que sentía una de su piernas adormecidas y su abuela una vez le dio ese consejo que siempre usa.

—Si, entrenaremos los sábados.

Digo sin detener los abdominales que llevo desde hace cinco dos minutos.

— ¿No tienes curiosidad? Es el hijo de Hudges, imagina todo lo que podría hacer por nosotros. —me detengo y mis ojos recaen de manera instantánea sobre mi amigo, tardo en notar que lo miro con algo parecido al enojo.

—No usaré a ese chico para sacar beneficios, ya me basta con usarlo para mis calificaciones. —termino con los abdominales y me levanto del suelo.— Además, se lleva como el demonio con su papá.

— ¿No se llevan bien? Tal vez es un monstruo que lo obligó a venir, —sus ojos brillaban como cuando leía sus cómics de superhéroes.— o tal vez Joaquín hizo algo malo, ¿Y si mató a alguien?

Ahora comienzo con lagartijas.

—Alguien con los brazos como los de Joaquín no podrían matar ni a una araña. Es demasiado débil.

Diego bufa, —Tal vez. Pero algo pasó entre ellos.

— ¿Por qué te interesa? —vocifero cuando mi paciencia se agota, pues el tema ya comienza a irritarme.— Joaquín es demasiado débil y su padre prefiere a los rudos, punto.

—Eso tiene sentido.

De pronto entra uno de mis compañeros y un amigo bastante cercano, no detengo mis flexiones hasta que él muy idiota se me tira en la espalda.

— ¡Vamos! ¡Ánimo!

Me grita e intento subir y bajar con su peso en mi espalda, el cabrón pesa tanto que solo hago dos y caigo muerto.

Se levanta riendo y me quedo unos segundos en el suelo hasta que me repongo, tomo la botella de agua y doy una larga sorbida.

— ¿Saben que el hijo del Coronel ingresó hace unas semanas?

Diego lo mira y no puede evitar reírse, sin embargo, yo los miro a ambos sin ánimos de entrar en esta conversación.

—Si, de hecho, es amigo de este. —me apunta.

— ¿Cómo es? He oído que es un mariposón, demasiado delicado para esto. —su risa burlona me hace querer golpearlo.

No es nada personal con Joaquín, por supuesto que no, simplemente odio ese tipo de comentarios estereotipados y homofóbicos. Me hacen querer golpear al idiota hasta dejarlo sin respiración. Aunque sé que no son en serios ni tampoco busca ofender a nadie.

𝐌𝐈𝐋𝐈𝐓𝐀𝐑 ♥︎ᵎ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora