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Emilio

Llego casi pateando la puerta de mi habitación, odio estar de guardia, tengo que estar parado toda la noche sin siquiera poder hablar con alguien.

Pero hoy fue distinto. Hoy me chocaron, aunque no tuvimos una conversación como tal, fue distinto al resto de los días.

Sé que solo quiso ser amable conmigo e intentó establecer una conversación, y que fui un poco rudo con él, pero no estaba de humor para tonterías y el que me haya tirado de culo al barro solo me hizo enfadar más.

Ahora me preguntó si estará bien. Joaquín, note que habla con Nicolás y Cody, mis ex compañeros de unidad. Lo noté cuando voltee disimuladamente la otra vez en clases y vi como los dos primeros jugaban con sus manos mientras Joaquín los miraba, hablaban y reían juntos. Me llamó la atención su cabello lleno de gel, ni un tornado lo despeinaría.

Por suerte a cada que me acercaba a mi habitación el enojo disminuía. Tal vez si fui un poco rudo con él, pero sinceramente, no tengo ni tendré intenciones de hablar con él, el solo hecho de que hable con los otros dos me hace tener un rechazo total hacia él, y el que me haya tirado al barro solo lo empeora. No tengo porqué ser amable con él, no me interesa serlo.

Ya dentro me voy directo a mi cama, me quito el chaleco y me desabrocho el cinturón. Son alrededor de las una de la madrugada, por suerte hoy mi turno en la guardia fue corto y podré dormir.

— ¿Cómo estuvo la guardia? —me molesta mi amigo, Diego. Aún está despierto, como siempre. Siempre ha tenido el mismo problema de insomnio, luego está con ojeras o quedándose dormido en clases, por eso siempre pasa limpiando los baños o el comedor.

—Igual que siempre. —bufo.

Diego parece verme bien ahora y suelta una pequeña risa.

—Estás lleno de barro.

—Si, y todo por culpa de un idiota que no mira por dónde va.

— ¿Quién fue? —se sienta en la litera para conversar mejor, evidentemente interesado con la conversación que no busqué siquiera iniciar.

—No sé, un tal Joaquín. Va en la unidad de Nicolás.

—Ah... aún nos odia ese chico.

Me encojo de hombros, intentando no pensar en recuerdo que borré ya hace varios meses, y comienzo a sacarme la ropa, ya me ha comenzado a picar el cuerpo completo, incluso donde no llega el sol.

—Oye, ¿Qué es eso? —dice mirando mis pies pero no le entiendo.— en tu bota.

Al mirarla noto que a un costado algo está brillando. Me agacho y la toco dejando mi dedo teñido de rojo.

Sorprendentemente, Diego abre los ojos.

— ¿Qué le hiciste al chico, Emilio? ¿Tenemos que esconder un cuerpo?

—Idiota, no lo agarré a patadas por tirarme al suelo si es que estás pensando eso. De hecho, cuando nos levantamos tenía la frente sangrando y ahora sé con qué se golpeó. —limpio mi dedo con disgusto en mi pantalón lleno de barro.

— ¿Lo ayudaste no?

—Lo llevé a la enfermería y luego me fui, creo que fui de mucha ayuda.

Termino por fin de quitarme el uniforme y me tiro a la cama. Golpeo el colchón de arriba que es donde se encuentra Diego.

—Si me caigo encima tuyo será tu culpa.

Río y lo vuelvo a molestar.

—Se pueden callar de una puta vez.

𝐌𝐈𝐋𝐈𝐓𝐀𝐑 ♥︎ᵎ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora