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Emilio

La almohada mojada se pega a mi mejilla también húmeda. Eso es lo único que he hecho durante todo el día, me he postrado en mi cama mientras lloro en silencio sin intenciones de molestar a nadie.

Golpeé al padre de Joaquín... Lo golpeé frente a todos... Mi padre, mis padres han estado como locos estas dos semanas. Y todo es culpa mía.

Mi padre hace todas las movidas que puede, todo el día está al teléfono y se ha juntado con colegas que lo ayudan a llevar mi caso. Aunque su reacción no haya sido gritarme ni golpearme, sino comprender el por qué lo hice; aunque ambos me hayan apoyado en estas últimas dos semanas, el dolor solo aumenta.

Ver a mi madre que está en recuperación asustada todo el tiempo, a mi padre con la cabeza a punto de explotar de tanto trabajo para que no me metan a la cárcel, a Dani que hace lo imposible por cuidar de mis hermanitos... Y luego estoy yo, que solo puedo tirarme en esta cama y mojar la almohada, pensar en Joaquín y en todas las llamadas perdidas que le he dejado.

Al menos veinte mensaje le he mandado esta última semana, sé muy bien que no me responderá. No sé si es por su padre o por él, pero sea cual sea la razón... joder como duele.

—Emilio, levántate.

La voz de Diego hace presencia en mi oscura habitación. Ni siquiera me esmero en responderle u obedecerle, ya ha venido Alex y Cody -aún estando triste y completamente desanimado- se dio el tiempo de llamarme. Me dio sus razones de por qué no ha podido visitarme, las cuales son completamente comprensibles.

Y aunque fue una llamada corta, pude sentir todo su apoyo y cariño.

—Emilio, lo golpeaste, ¿Así que ahora solo te tirarás a morir en esta cama? ¿Te quedarás sin hacer nada mientras tu padre se levanta a las seis de la mañana para evitar que te metan a prisión preventiva? —me saca las sabanas a la fuerza, ni siquiera eso me hace reaccionar. Mis ojos siguen perdidos en algún punto de la habitación mientras chorrean.

—Vete. —digo con un hilo de voz.

Se agacha hasta quedar a la altura de mi cara, —Estuviste cuando yo estuve mal, ni pienses que te dejaré solo ahora. Me levantaste cuando más lo necesitaba, ahora te devolveré el favor.

Me alza con toda su fuerza hasta quedar en pie, me sostiene cuando nota mis ganas de volver a desplomarme. Ni siquiera puedo ponerme en pie, no tengo ni las ganas ni las fuerzas para hacerlo. Pero él sí, con todas sus energías me lleva hasta la ducha y se mete en ella conmigo, ambos con toda nuestra ropa.

Abre la llave y comenzamos a mojarnos, me siento en el suelo y abrazo mis rodillas mientras el agua recorre cada parte de mi cuerpo, Diego no se queda atrás y se sienta a mi lado.

—Joder, aunque la estés pasando de la mierda, debemos admitir que fue un buen golpe.

De alguna forma me causa gracia, muestro parte de mis dientes en una risa silenciosa que le sigue un sollozo que no puedo aguantar. Diego se mantiene a mi lado hasta que me calmo.

— ¿No sabes cómo está? —niega. — ¿Y Nicolás? Podrías hablar con él y pedirle que vaya...

Niega, —Ya lo intentó, y la verdad, Nicolás no está bien. Primero Cody y ahora Joaco. Creo que debemos dejarlo descansar aunque sea un tiempo.

Asiento apoyando mi cráneo en la cerámica.

—Dúchate, te sacaré ropa o me resfriaré.

Se sale antes de que pueda agradecerle, aunque sabe muy bien que lo hago. Al desvestirme me vuelvo a mi posición inicial. Una parte de mí piensa que estoy siendo demasiado dramático, que mi vida no se acabará por esto... pero la otra parte simplemente duele, y esa parte gana por mucho. Es la primera vez que tengo el corazón roto, y viene con un problema judicial.

𝐌𝐈𝐋𝐈𝐓𝐀𝐑 ♥︎ᵎ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora