𝐌𝐈𝐋𝐈𝐓𝐀𝐑 ♥︎ᵎ Emiliaco

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Maratón 3/3

Emilio

—Es una cita, definitivamente.

Menciona Diego, emocionándose incluso más que yo.

No he dejado de pensar en la salida que efectuaremos mañana, comiéndome los nervios y dándome un insomnio terrible. Estaremos fuera, conoceré de él, sabré a dónde le gusta ir o que le gusta comer, conoceré sus intereses y también los que no lo son.

Tan solo de pensar que me dejará entrar aunque sea mínimamente en su piel, hace mi corazón acelerarse.

—Estás tan grande. —finge limpiarse una lágrima.— Me llenas de orgullo, hijo.

Ruedo los ojos justo antes de tirarle mi almohadón, le llega directo a la cara y eso me llena de orgullo a mí.

—Sólo saldremos como amigos y ya. —murmuro, buscando convencerme. No lo invité como amigo, quiero tener una cita con él, pero no sé si él lo ha captado así, así que mejor pensar en que es solo una salida más y ya está.

—Déjate de fingir demencia, hijo, usted irá a una cita con su futuro esposo. —finge llorar por segunda vez, de una manera más dramática e irritante.— Nunca creí que mi hijo encontraría el amor tan rápido.

—Síguele y te voy a partir tu amor tan rápido.

Bufa y se recuesta en su cama por fin cerrando la boca. Escuchar sus tonterías simplemente me ponían más nervioso de lo que ya estaba.

— ¿De qué hablan?

Y para joderla más, Alex llega invadiendo mi espacio de manera exagerada al sentarse pegado a mí, lo empujo hasta que quedamos a una distancia razonable.

—Nada que te importe. —Alex es mi amigo, pero nunca llegaré a tener la confianza que tengo con Diego, con él. Diego ha estado toda la vida, es el único amigo incondicional que he tenido.

No nos conocimos acá, ambos entramos juntos, yo quería probarme a mí mismo que servía para algo, y él simplemente alejarse de su padre. Ambos decidimos entrar al servicio militar y tuvimos la suerte de quedar en el mismo escuadrón.
Él ha sido una de las únicas personas que ha estado ahí de manera incondicional, cuando recibía burlas de pequeño o incluso cuando ocurrieron mis problemas familiares. Él se ha vuelto un hermano para mí, mis padres y hermanos lo adoran al igual que yo. Incluso mi padre no se lleva para nada con el suyo, han estado a punto de golpearse más de una vez porque mi padre defendía a Diego cuando llegaba con un ojo o mejilla morada a la casa.

Diego le pidió que dejará de hacerlo ya que eso solo le traía golpes extras, mi padre finalmente lo dejo pero siempre que tiene la oportunidad maldice a su padre. En verdad lo odia.

—Vamos, díganme, soy su amigo. —Alex hace un puchero mirándome directamente, pero aún luciendo tierno no me convencerá nunca.

—Hablábamos de la cita de Emilio. —suelta Diego sin más.

¿Qué demonios?

Miro a Diego escudriñadoramente, quiero proporcionarle un golpe en su estúpida cara. En estos momentos de verdad estoy olvidando todos los años de amistad con el simio frente a mí.

— ¡Animal! —le pego en la cabeza.— Eres un débil.

Se soba, —Es que no me resistí a su carita. —ahora él hace un puchero irritable.

Le vuelvo a pegar en el mismo lado, sintiendo satisfecho cuando lo veo sobarse la zona ahora rojiza.

Alex nos mira maravillado, todos los chicos cercanos a mí saben que no soy de estar con chicas –ni chicos–, que ni siquiera hablo con nadie, así que escuchar eso debe ser para preguntar de quién es esta rosa, porque es un milagro.