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— ¿Pero y si no puedo hacerlo? —el pequeño le pregunta con su voz temblorosa.

Su madre, aquella mujer que unos días después desaparecería de su vida por completo, apretó su mejilla y le sonrió.

—Hijo, tú eres capaz de hacer que todo sea posible si lo deseas con el corazón. —le dijo la mujer delgada que en su interior escondía una angustia y ansiedad que intentaba ocultar con sonrisas y versos preciosos que llenaban el corazón del pequeño. — Quiero que recuerdes algo, ¿Vale, cariño?

El pequeño asiente entusiasmado mientras juega con la mano huesuda de su madre.

—Recuerda que yo soy tu madre, que siempre seré tu madre, sin importar qué. —No pudo evitar soltar una lágrima y el muchacho la limpió sin comprender el motivo de ella. — A veces los padres se equivocan, o eligen mal. Pero quiero que recuerdes que siempre te amaré y que nunca olvidaré esa sonrisa preciosa que tienes.

— ¿Te vas a algún lado, mami?

Antes de poder responder aquella pregunta, un señor sonriente entra a la casa con un uniforme militar y toma al chico para alzarlo y jugar con él en el aire. Su madre los miraba sonriendo, tal vez grabando este momento, porque aquella mujer sabía que sucedería dentro de dos semanas, pero aquel niño que compartía los brazos de su padre con su hermana pequeña desconocía por completo lo que navegaba en la cabeza de su madre. Él estaba feliz, reía y amaba con el corazón.

🍒🍒🍒

Joaquín

Despierto sudado, sintiendo el fuerte golpeteo de mis latidos estrellar en mi pecho, mi respiración completamente inquieta y agitada.

Cierro los ojos e intento mantener el control o despertaré a los demás. Respiro hondo, sentándome en la cama y poniendo mi mano sobre el pecho.

Puedo sentir el dolor en esta zona, la humedad de mis mejillas y la angustia que comienza a carcomerme.

— ¿Estás bien? —la voz silenciosa de Cody me invade.

Asiento apenas, —Todo bien, vuelve a dormir. —le susurro y me seco la cara del sudor con la camiseta también sudada.

Descanso la cabeza en la pared y miro a Cody que se levanta en silencio y sube a mi cama.

—Bien mis huevos, mírate, ¿Tuviste una pesadilla?

Asiento, —Si, algo así.

— ¿Estuvo muy jodida? Una vez soñé que una araña gigante me comía, fue asqueroso y tenebroso a la vez. —hace una mueca de asco.

—Ojalá hubiera soñado eso. —susurro y respiro hondo antes de cerrar los ojos.

—Pero... ¿Qué soñaste? —se acomoda los lentes y apoya la espalda en la pared a mi lado.

Le cuento de aquel recuerdo que pensaba olvidado, pero que ha vuelto, el último recuerdo bueno que tengo de mi madre, que en realidad no es tan bueno. Aquello donde me juraba amor eterno, que siempre sería mi madre, puras mentiras que escondían una dolorosa verdad: que dentro de días huiría y ella lo sabía.

Ella jodidamente lo sabía.

—Y me jode, ¿Sabes? —un poco de rabia se apodera de mis palabras luego de contarle de mi pesadilla. — Porque siempre he pensado que ya lo tenía todo superado, pero entonces un día vuelve y al otro ya estoy temblando y soñando con ella.

—Joaco, es tu madre, habrá sido una mierda, pero es tu madre.

Niego, —No, madre es aquella que cría y ella no estuvo. No estuvo cuando me llamaron debilucho en la escuela y la necesité, no estuvo cuando me gustó una niña de pequeño, o eso pensé; no estuvo cuando me di cuenta que me entretenía ver a los chicos más que a las chicas. —Puedo sentir como mi cara comienza a arder. — Definitivamente no estuvo para decirme que no era un bicho raro cuando tenía catorce años y me gustó un chico por primera vez... ¿Cómo quieres que la llame madre si nunca lo fue para mí?

𝐌𝐈𝐋𝐈𝐓𝐀𝐑 ♥︎ᵎ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora