48.1: J o a q u í n

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Aquel chico de cabello revuelto y ojeras oscuras mueve su pierna izquierda con notoria inseguridad, sus manos no han dejado de temblar desde hace tres días y aunque las intente ocultar en sus bolsillos sabe que no puede huir de ellas. Verlas le aterra, le recuerda a sangre fría todo lo que ha ocurrido en su miserable vida en estos últimos meses.

"¿Cuatro meses? ¿O eran dos? ¿Seis?" En realidad aquel muchacho dejó de contar los días en el momento en que envió dicha carta hacia su destinatario.

La gente a su alrededor no tiene ni idea de lo que pasa por su cabeza en aquellos momentos, todos verían a un chico solitario sentado a la espera de su vuelo, no a un chico que apenas puede mantener su cuerpo en pie. Aunque en realidad si es un muchacho en espera de su vuelo.

"Joder, que vacío". Sólo eso pensaba, lo vacío que se veía por fuera, y lo vacío que se sentía por dentro. No había nada, nada a quien le interesase.

Era solo un niño huyendo por el bien de otro chico.

— ¿Y Renata? —Aquel muchacho solo se concentró en pensar en su hermana, creía que sería lo mejor para sí mismo, desechar pensamientos que solo le traían impaciencia y un dolor terriblemente desagradable en el pecho.

—Fue por un café. —el hombre robusto se sentó junto a su hijo, no habían cruzado ni una sola palabra desde hace cinco días, esta era la primera vez que lo hacían, y ninguno sintió ninguna tipo de emoción, o al menos eso pensaba el muchacho.

Cuando su hermana llegó el ambiente se ablandó, ella era muy buena uniendo a aquellos contrastes, pero no era su trabajo. Eso le molestaba mucho al muchacho, no debería existir tal cosa como un "pegamento", si es que no se quieren el uno al otro simplemente se alejan. Su hermana no debería ser la razón por la que aún sigan siendo una "familia", al igual que un hijo no debería serlo para sus padres. Eso lo sabía muy bien, ya que tener dos hijos no bastó.

— ¿Ya no hablas con él? —su hermana asintió pensando con claridad sobre quién se refería su hermano. — ¿Por mi culpa?

Niega con una sonrisa, —No seas bobo, no eres el centro del universo. —el chico sonríe agradeciendo que se lo haya tomado con humor, pues en el fondo sabe que seguirían en contacto de no ser por él.

Todo se mantuvo en constante aburrimiento, pero una chispa cambió cuando aquel hombre se levantó en busca de algo, dejando a ambos hermanos solos.

—No puedo creer que vayas a hacer esto. —Era la tercera vez que la chica se lo repetía, eso le hacía perder la paciencia. — Eres un cobarde.

El muchacho solo podía reír, "No tiene ni idea de lo valiente que estoy siendo", pensó. — ¿Cobarde? No, yo no me llamaría así. Le salvé el trasero. —se asegura de pronunciar correctamente "trasero" para restarle importancia a la frase, aunque ambos saben que no hay algo que le importe más al muchacho, que aquel otro muchacho.

—Y ahora simplemente te irás. —el chico estaba molesto, no con su hermana.

Estos días habían sido una total mierda, en especial cuando, por fin, pudo salir a comprar a la tienda y tuvo que volver a verle la cara al chico que lo dañó. Aquel chico parecía muy feliz de verlo, pero él solo quería perderlo de vista, no tenía ningún interés en volver a hablarle.

Y cuando el chico, al cual decidió apodar "idiota" en su cabeza, no cerraba la boca decidió decirle que se iba y que lo dejara en paz, pero en cambio, solo comenzó a hacer más preguntas. Decidió gritarle que se fuera al demonio y corrió hacia su casa, no volvió a salir después de eso, no hasta esta madrugada cuando tomó sus maletas y su padre los trajo hasta el aeropuerto.

𝐌𝐈𝐋𝐈𝐓𝐀𝐑 ♥︎ᵎ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora