Charla.

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Todo quedo en silencio después de esa confesión, como si les hubiesen tirado una cubeta de agua congelada a ambos. Sam estuvo a punto de huir, donde fuese, lejos de la mirada de su hermano, pero él le detuvo.

- Vamos a hablar. –

A regañadientes, Dean le sentó en la cocina, con cerveza de por medio. Ambos tomaron un trago al mismo tiempo y se prepararon para una conversación que debieron tener hace años. Sam se sentía en su primera charla sobre sexualidad, y no tenía bonitos recuerdos de eso.

- Entonces... - Buscó comenzar el rubio. – Hablamos de amar AMAR, ¿No? Como... amar. No estoy malinterpretando esto, ¿Cierto?

Sam negó tímidamente, jugando con la tapa de su botella.

- Sé lo que piensas. – Termino por hablar, con los ojos ardiéndole. – No debes preocuparte, me alejare lo más posible y...

- ¿Alejarte por qué? No eres un leproso o algo así para mí.

- Me refiero a... - Suspiró, buscando confesar lo que él sabía. – Me refiero a que sé lo que sientes por Cas.

- ¿Lo que siento por...? – Dean pareció desconectarse del mundo y volver aún más confundido a él. – Cas es mi mejor amigo, solo mi mejor amigo, Sam.

El menor supuso que aún seguía negándose a aceptar sus sentimientos o que simplemente no sabía de ellos, quizás su hermano no podía verlo tan claro como él.

- No tratas a Cas con un amigo, Dean.

- Puede que te parezca loco, - Remarcó con sarcasmo. – pero soy mejor amigo de un ángel malditamente conectado a mi alma, por si no te habías dado cuenta.

- Sé eso, pero sigue sin ser normal. – Uso su conocido tono de comprensión. – Entiendo que no quieras verlo.

Dean se levantó de su silla, apoyándose en la encimera y mirando a Sam.

- No me trates como si estuviese loco. Cas y yo somos amigos, Sam. No importa la mierda que tú y todos vean, eso no existe.

- Pero...

- Lo juró por nuestros padres, estas alucinando.

El rubio sonaba bastante serio, y no hablaría en vano de sus padres, por lo que el castaño tuvo que entregarle esta victoria, pero seguía sin estar seguro.

- Está bien, lo entiendo. – Mintió.

- Por eso no se lo dijiste aún a Cas, ¿Cierto?

El pelilargo iba a negarlo todo, pero la mirada de Dean decía que ya no iba a escapar porque él sabía leerlo mejor que nadie.

- No podía ser el tercero en lo que ustedes...

- Nosotros nada, Sam. No hay nada entre nosotros. – Repitió para que le quedase claro al menor de una vez. - ¿Hace cuánto estas ocultando todo esto?

- Un par de años. – Minimizó.

- Te conozco desde el día en que naciste, ¿Cuánto maldito tiempo, Sam?

Dean volvió a tomar su lugar en la mesa e intensificó su escrutinio.

- Tal vez... más que un par de años...

- Dime que no llevas cargando con esto desde el día en que lo conociste.





Arropó a Jack y apagó la luz tras salir, volvería rápidamente. Tomó unas cosas de la pequeña tienda a un lado del motel y regresó enseguida. Probablemente no se quedarían más de dos noches, terminarían con el caso que Jack había encontrado en el periódico, y de vuelta en casa, intentaría arreglar las cosas con Dean.

Era lo que siempre hacia, él se disculpaba, olvidaba lo que Dean había hecho y volvían a un círculo vicioso de discusiones. Pero en lo único que podía pensar, era en que Jack no saliera dañado con esas peleas. También veía a Sam pasarlo mal, y solo quedarse observando como el caos se desataba. Muy probablemente le aborrecía aún más que antes, porque todo al final del circulo terminaba siendo culpa del ángel.

Su celular sonó cerca de las 5am y atendió rápidamente para que el sonido no despertara al nephilim.

- ¿Si?

No habia visto el nombre del contacto por lo que le sorprendió escuchar la voz de Sam.

- ¿Estás bien? – Dijo simplemente.

Era una pregunta que Sam repetía a todo el que se le cruzara, porque se preocupaba constantemente por todos, aún sin conocerles. Sin embargo, pocas veces esa pregunta iba hacia Castiel. El ángel sabía que debía verse demasiado mal para que Sam preguntara algo así, pero esta no era una de esas situaciones.

Después de todo, y a pesar de que mantenía hace años su distancia, sentir la preocupación del menor le hizo sonreír.

- Todo está bien. – Dijo bajo. – Jack descansa y encontramos un caso para mañana.

- Eso es genial.

- ¿Cómo estás tú?

Esa fue su primera charla real, sincera, sin pretensiones, sin incomodidad o compromisos. Solo Sam y Cas teniendo una charla telefónica. 

Hurt you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora