De verdad comenzaba a arrepentirse de esto.
Luego de la proposición y el permiso oficial de Jack, las cosas parecían haberse olvidado. No tenían fecha para la boda ni tampoco habían comenzado con los preparativos. Pero entonces, luego de un mes, Sam se volvió impaciente por todo eso.
Lo entendía y hasta era tierno verlo recorrer páginas y páginas en internet en busca de los detalles más pequeños de su boda perfecta. Castiel tenía posibilidad de elección pero siempre trataba de que el castaño le explicara los pro y contra de cada decisión, porque realmente no tenía mucha idea hacia donde ir.
- ¿Temática azul, blanca y negra entonces? – Dijo Sam, pasando un par de telas que servirían para las mesas y demás adornos.
- Me gustan los pequeños toques en celeste claro. – Opinó, sin necesidad de ayuda del menor.
La sonrisa que provocó en su pareja fue un poco más hermosa que la que traía todo el último tiempo. Estaba feliz de que también participara de esto y no fuese solo un trámite para él. Lo cual contagió de felicidad a Cas también. De allí en adelante, intento colaborar lo más posible, aunque necesitaba una gran explicación de por qué poner esos brillantes adornos floreados sobre el centro de las mesas y por qué tenía que aprender a bailar.
Pero esa mañana, Sam le sacó de casa más temprano de lo usual. Supuso que era lo esperable, ya que los Winchester habían venido al día anterior a tomarse las medidas y elegir los detalles. Era su turno de hacer todo aquello... Pero no estaba de acuerdo con sus "ayudantes".
- No pensabas decirme jamás que te ibas a casar, ¿Cierto? – Rezongó Gabriel, con un mohín de disgusto.
- De la misma forma que tú no pensabas en decirme dónde estabas todo este tiempo. – Reclamó en un golpe bajo al arcángel.
- ¿Seguro que no quieres uno de mis sastres? Puedo hacer que tengas un descuento. – Dijo Crowley parado a su izquierda.
- ¿Puedo tener un traje amarillo? – Pregunto Jack, al otro lado de Gabe.
Allí, parados los cuatro frente a la pequeña tienda de trajes de novio, esperaban el segundo en estar listos para enfrentar esto. Iba a ser un suplicio, y probablemente el nephilim iba ser el único cuerdo de los cuatro.
Al entrar, se encontraron inmediatamente rodeados de diferentes estilos, colores, tipos de tela, etc. Todo muy abrumador.
- Castiel, ¿Cierto?
- Sí, soy yo. – Estaba algo sorprendido de que supiera quien era y como se llamaba.
Interrogó un joven con su cabello en una coleta. Una señorita le acompañaba con una libreta en sus manos, observando a los cuatro hombres. Cas extendió su mano y trato de sonreír amable.
- Supe enseguida que era usted, su pareja me dijo que tenía bonitos ojos azules y no bromeaba. – Dijo el chico y realmente sabía que era una verdad, algo que Sam realmente diría. – Pasen por aquí que ya tenemos las muestras preparadas.
Entonces, todo fue mucho más confuso para él. Con Sam a su lado, podía ser guiado por el mundo de pequeñas cosas que hacían una flor absolutamente diferente de otra del mismo color; pero sin él aquí, como iba a saber qué de todas estas opciones era correcta.
- Negro es más elegante. – Dijo Crowley en cuanto el sastre y su asistente se marcharon para dejarles decidir de colores y telas.
- Me gusta el estampado de ese. – Señalo Jack.
- Eso es tela Jacquard, niño. – Aclaró el demonio.
- Es horrible. – Comentó Gabe, ganándose el odio de Crowley.
Si bien Sam había acotado las opciones para que fueran acorde a los colores de la boda y demás, seguían siendo demasiadas posibilidades y las opiniones solo lo confundían más porque eran de personas absolutamente distintas. Gabe quería algo divertido y moderno, Crowley algo más formal y elegante y Jack... él solo observaba a su alrededor con curiosidad.
Por lo que optó por llamarle.
- ¿Paso algo malo? – Fue lo primero que Sam dijo, lo cual solo le confirmó que sabía muy bien que este grupo no era buena combinación.
- No sé cuál elegir. – Se quejó con el ceño fruncido y todas aquellas muestras a su disposición.
Solo con una risita suave, el castaño logró calmar sus ansias.
- Hagamos lo de siempre. – Propuso el menor. – Elige un color, el que tú quieras; luego yo arreglare el tema de las gamas con el sastre. ¿Lo tienes?
Castiel observó todo el arcoíris desde los negros, pasando por los azules, hasta los blancos.
- Blanco. – Decidió.
- Bien. Elegí unos pocos estilos para ti, lo más similares al mío y según tus gustos, pero puedes...
- Lo tengo. – Interrumpió, escogiendo uno, sin saber que era exactamente el mismo que Sam había elegido.
- Ok. Solo falta la tela. Escucha, no quiero que te preocupes demasiado por las texturas, tan solo elige si quieres que brille o prefieres un color más opaco.
- Opaco. –
Y el problema estaba solucionado, más alla que aún faltaban tomar las medidas de los cuatro presentes.
- Jack quiere un traje amarillo. – Le dijo a Sam, cambiando de tema rápidamente.
- Pero... Cas, los colores que elegimos...
Hubo un momento de silencio que el menor uso para comprender lo que realmente pasaba.
- No me estas preguntando, me estas informando que eso eligió, ¿Cierto? – Supuso Sam, con un toque de resignación en su voz.
- Por supuesto.
La llamada finalizó y se dio cuenta que acabó su problema en cinco minutos, solo con la ayuda de su pareja. Sonrió al boceto de su elección acabado y se sintió satisfecho con ello. El mundo muchas veces le abrumaba con sus complejos caminos intrincados y diferentes, pero ahora tenía alguien a quien llamar si eso pasaba, sin miedo a molestarle con preguntas.
Todo comenzaba a cobrar una aterradora realidad con cada cosa que estaba lista para el gran día; y al contrario de sentirse emocionado o preocupado, Castiel nunca había estado tan en paz, sobre todo en aquellas ocasiones en que Sam le sacaba de pequeños detalles.
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Hurt you.
FanfictionSam esta enamorado desde el primer día en que Castiel tomó su mano entre las suyas. Pero ese solo es su secreto, el que nadie debe descubrir, porque ese ángel nunca sera suyo. Sastiel.