Agradecería, cuando fuese consciente, que su hermano le guiará hacia el altar, porque Sam estaba demasiado ocupado disfrutando de las vistas al otro lado de la sala. Entonces, no supo cómo es que todo pasó tan rápido, pero Castiel estaba frente suyo. La gente estaba llena, hasta que muchos quedaron sin asiento; y aun así, sentía que solo eran él y Cas. El mundo desapareció cuando le tuvo enfrente y sus miradas se encontraron después de tanta espera. Le daba miedo acercarse, sintiendo que desaparecería como una ilusión.
Era sorprenden como el pulcro blanco resaltaba el azul de sus ojos. Era aún más dulce que se hubiera despeinado el cabello, usando el mismo peinado que aquella vez en que se conocieron. Es como si el tiempo no hubiese pasado, Sam se sentía el mismo iluso creyente de aquel entonces con el ángel más bello del cielo frente a él.
- ¡Ajam! – Aclaró su garganta Chuck. – Siento interrumpir el momento.
Es entonces cuando se dieron cuenta de que toda la atención estaba en el supuesto cura, quien en realidad era Dios usando sotana. Ninguno pensó en invitarle, mucho menos en que esa invitación fuese aceptada en algún universo posible.
- ¿Qué haces aquí? – Preguntó Castiel.
Puede que Cas parecía más sorprendido que feliz de ver a Chuck allí, pero Sam le conocía muy bien y sabía que era algo que deseaba. Había estado tratando de traer algo de la familia del ángel a su boda, no pudo convencer a casi nadie más que Gabriel, pero jamás imaginó que Dios se presentaría. Por mucho que Cas lo negará, seguía teniendo esa melancolía en su mirada cada vez que el tema del cielo se hablaba. Esto... Sam realmente lo agradecía.
- No iba a perderme la boda más épica de la historia. ¿Tienes idea lo que me costó que ustedes dos se decidieran?
- ¿Planeaste esto? – Dijo, rogando que no fuese del todo cierto.
- Ojala. Nah, solo me dedique a revivirlos, dar oportunidades para que se declaren, hacer que todos se dieran cuenta menos ustedes dos... - Chuck elevó los hombros en símbolo de inocencia. – Pequeños condimentos.
Tanto Sam como el ángel exhalaron con alivió. Estando aquí parados, después de tanto, y saber que todo era solo un cuento de princesas creado por un tercero sería decepción. Pero aceptaban ese pequeño plus en sus vidas, aunque Chuck no había logrado demasiado con sus intervenciones, siendo que pasaron más de 10 años para que todo se diera.
- Entonces... ¿Te encargarás de la boda? – Elevó una ceja hacia su futuro suegro.
- Si siguen haciendo preguntas, probablemente no. – Bromeó Dios.
Volvió a aclarar su garganta y tomó los papeles frente a él para fingir que seguiría algo de esa lectura. Se inventó cada palabra, Sam lo supo desde que comenzó con la frase: "Estamos aquí reunidos para presenciar este momento épico...". Se inventó un montón de motivos por los que el matrimonio era genial, y toda la clase de reglas que la iglesia se había inventado pero a él no le gustaban. A Chuck le gustaba hablar y se lo hizo saber a todos.
- ¿No crees que es nuestro momento? – Susurró Sam.
- Lo siento, a veces me emociono un poco. – Se disculpó Dios. – Me saltaré la parte del acepto porque sería una pregunta tonta. – Dijo, pasándose varias de los pasos de la boda. - Bien, pueden decir sus votos, si es que tienen.
Supuso que Castiel lo haría primero, ya que tomó su mano y la envolvió entre las de él. Su tacto era cálido y suave. Sam tuvo que obligarse a respirar.
- Sam Winchester, - Le llamó el ángel, elevando los azules hacia él. – El chico con sangre de demonio.
Exactamente las mismas palabras que esa vez que sus destinos se cruzaron, con el mismo tono profundo y la lentitud exacta para pronunciar cada palabra. Fue un directo regreso a ese entonces, donde todo comenzó tan puro como era.
- Es un honor, – Se citó a sí mismo, siguiendo el juego de su pareja.- de verdad.
Provocó una suave sonrisa en Cas, que le lleno de amor.
- No tengo idea como es que me haz convencido de esta locura, - Dijo el mayor. – pero desde el momento en que tome tu mano, supe qué harías de mí lo que quisieras a tu manera. Intente negarme, pero me fue imposible. Y aquí estamos, aceptando el más grande peligro de nuestras vidas. Esperó te sirva de consuelo saber que haré lo que sea por ti, para que esto no sea un peligro para ti y para hacerte tan feliz como puedas.
Sam apartó la mano izquierda del ángel y tomó entre las suyas la derecha. Besó el dorso de la tersa piel e intentó recordar todas aquellas cosas que había planeado decir.
- Se supone que jamás serías para mí, y ahora estas aquí...- Sonrió. – Tampoco entiendo cómo es que pasó, pero cada día agradezco tenerte. Juró que, desde este preciso momento, segundo a segundo te haré sentir que esto vale la pena.
Al ver que el discurso había terminado, Dean empujó a Jack hacia ellos. Los anillos se presentaron frente a la pareja y cada uno tomó el que tenía el nombre ajeno. Su pulso temblaba y causó la risa en los espectadores; en cambio, Castiel lo hizo con seguridad, pero no se atrevió a volver a soltar la mano de Sam.
- ¡Ajam! – Interrumpió de nuevo Chuck. – ¡Es momento! ¡Por el poder que me autoconcedo, los declaró esposo ángel y esposo humano!
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Hurt you.
FanfictionSam esta enamorado desde el primer día en que Castiel tomó su mano entre las suyas. Pero ese solo es su secreto, el que nadie debe descubrir, porque ese ángel nunca sera suyo. Sastiel.